jueves, 15 de noviembre de 2001

Altamira por las 6 horas en subtes

Hemos ingresado a la Legislatura porteña un proyecto de ley de Jorge Altamira que dispone la insalubridad en Subterráneos de Buenos Aires. El proyecto establece 6 horas diarias y 36 semanales para los trabajadores en toda la red en el total de sus instalaciones, talleres, puestos de ventas y demás dependencias.
El texto prohíbe las horas extras, fija un descanso mínimo de 16 horas entre turno y turno y determina que el personal deberá tener siempre descanso hebdomadario (fin de semana) dentro de cada ciclo de 7 días. Garantiza, además, jubilación a los 55 años por insalubridad. Rescatamos así la mejor legislación de insalubridad impuesta en la rica historia de lucha de la clase obrera.
Los fundamentos son abrumadores porque los propios trabajadores de subtes lograron, desde 1946 hasta 1994, jornadas reducidas, la mayor parte de los años de 6 horas y en otros períodos de 7 horas. La consistencia técnica es total, porque incluso nos hemos apoyado en estudios científicos de ruidos cuyos decibeles son altísimos, y en diez ítems más que contemplan la alteración del reloj biológico, el aire enrarecido, vapores y grasas contaminantes, aislamiento, carga térmica, etc. apoyados en estudios de las organizaciones obreras a lo largo de la historia del subterráneo.
Pero el mayor filo del proyecto está en su articulación con la lucha actual de los trabajadores. Hoy, una disposición aislada puede ser desnaturalizada y hasta ser transformada en su contrario con facilidad por los inmensos recursos de superexplotación que tienen las patronales y el Estado.
El proyecto establece taxativamente que la reducción de jornada "no afectará el salario y el precio de la hora se incrementará en la proporción correspondiente". Dispone además que la aplicación del régimen de insalubridad no podrá alterar la tripulación mínima, defendiendo la conquista del guarda por la que se luchó este año; "ni podrá ser compensada por ninguna forma de flexibilidad laboral que aumente el ritmo de trabajo y por lo tanto agrave las condiciones de salubridad propias de la tarea".
El artículo sexto del proyecto determina la conformación de una Comisión Obrera de Seguridad, Higiene y Salubridad elegida por voto directo, con fuero gremial y con un representante del cuerpo de delegados. Su misión es el control obrero de las condiciones de trabajo y del cumplimiento de la propia ley, arrancando esa responsabilidad de manos del Estado flexibilizador, que garantiza sólo los derechos patronales sobre los trabajadores.
El control obrero podrá actuar en común con las asociaciones vecinales que defienden la salubridad para los usuarios y que han realizado fundadas presentaciones ante la Defensoría del Pueblo y ante la Justicia. La seguridad y salubridad de los subtes trasciende a los propios trabajadores, es una reivindicación popular y está reñida con la voracidad del lucro capitalista, flexibilizador y superexplotador de los privatizadores.
Se trata de una verdadera plataforma de lucha para los compañeros de subtes; es una palanca de movilización y refuerza la lucha por las seis horas y la defensa integral de sus conquistas en todos los terrenos. Se abre una etapa de discusión de su texto con el activismo, que podrá incluso enriquecerlo, en las secciones; una tarea que preparará la movilización para lograr el tratamiento y la aprobación. Manos a la obra.


N.P.

jueves, 1 de noviembre de 2001

Tercerizaciones en Metrovías

Desde el año ’97, los trabajadores de Metrovías venimos exigiendo que la patronal de las empresas terceras como Caf, Alstom y Siemens, respeten el acuerdo firmado en el Ministerio de Trabajo de la fecha mencionada, donde se plantea el encuadramiento gremial de acuerdo al convenio vigente de los trabajadores de estas empresas. Ya en su momento, cuando Metrovías informó a los trabajadores sobre su política de tercerizaciones, los trabajadores nos opusimos, porque entendíamos que esta política no producía un adelanto en los métodos tecnológicos de mantenimiento; por el contrario, fueron los operarios de los talleres quienes les enseñamos sobre el mantenimiento a los "técnicos extranjeros" de las empresas mencionadas. Creemos que dichas tercerizaciones tienen dos objetivos: uno, establecer una cabecera de playa para ventas de trenes para la flota de subtes y el ferrocarril Urquiza, como ya sucedió con los trenes fabricados por la Alsthon en Brasil; y segundo, precarizar las condiciones de trabajo, tanto de los trabajadores de Metrovías como de los trabajadores de las otras empresas, aplicando la polivalencia a los que están fuera de convenio e introduciendo una rebaja salarial, porque no se respeta la escala de categorías vigentes en el convenio colectivo de trabajo (CCT). El cuerpo de delegados junto a la dirección de la UTA ha iniciado las denuncias pertinentes al Ministerio de Trabajo, donde se reclaman las diferentes violaciones al convenio colectivo de trabajo y en primer lugar que se respeten las categorías vigentes. En una de las reuniones ministeriales la empresa Caf, que se ocupa del mantenimiento de los trenes de la línea B y D con personal mixto de Metrovías y la empresa mencionada, propuso un convenio por empresa a lo cual tanto la dirección sindical como los delegados le respondieron que se tendrían que ajustar al convenio único.
Para enfrentar éstas y otras arbitrariedades los trabajadores de las empresas mencionadas y delegados resolvieron reunirse todos los primeros viernes de cada mes a fin de evaluar y resolver. Esta asamblea mensual es un instrumento muy importante ya que estamos por empezar a discutir el CCT.


Charly

Trabajadores de Metrovías por la reducción de la jornada

El cuerpo de delegados y los trabajadores de Metrovías se aprestan a dar la lucha por la renovación del convenio colectivo de trabajo que venció el 1/10/2001, poniéndose como objetivo en primer término la reducción de la jornada laboral que pasó de 6 a 8 horas durante el gobierno de Menem.
Los trabajadores lograron recientemente, con paros sorpresivos y jornadas de movilización, quebrar el intento de la empresa de eliminar el puesto y función de los guardas. El conflicto del guarda tuvo la particularidad de mostrar a la sociedad porteña que no podía ser indiferente a las condiciones laborales de los trabajadores de Metrovías, ya que de ellos depende la seguridad de los pasajeros. El cuerpo de delegados, conciente de esta necesidad, larga una campaña buscando profesionales especializados para lograr que se reconozca la insalubridad del transporte subterráneo.
Las condiciones insalubres de trabajo (luz artificial, saturación de ruidos, aire enrarecido, altas temperaturas, etc.) más los ritmos, con jornadas de hasta 12 horas, exigidos por la patronal generan stress laboral aumentando progresivamente la posibilidad del error humano, que en diferentes partes del mundo se ha probado como la causa de grandes catástrofes en los medios de transporte.
Dos proyectos de ley presentados en la Legislatura de Buenos Aires por los diputados Puy (Ari) y Jorge Altamira (PO) serán debatidos en las próximas sesiones. Ambos plantean la necesidad de la reducción de la jornada diaria de 6 horas de trabajo insalubre y Altamira incorpora la prohibición de la rebaja salarial y la necesidad de la jubilación a los 55 años. Crece entre los trabajadores de las líneas y los talleres la convicción de que nuevas jornadas de lucha serán decisivas para torcer la voluntad de los Roggio y Cía, y que la UTA tendrá que mover todas sus fuerzas, porque una victoria en subterráneos es posible. Esto permitirá rearmar a los choferes en su conjunto, más cuando las patronales aducen dificultades económicas para imponer condiciones más negreras en corta, mediana y larga distancia.


Ana y Charly