jueves, 15 de abril de 2004

TODOS SOMOS METROVIAS Y TDO

Santa semana, si las hubo! Primero, los compañeros del subte de Buenos Aires, que conquistaron la jornada de 6 horas, hicieron morder el polvo de la derrota a la conspiración montada entre el Ministerio de Trabajo y la burocracia de UTA.

Por medio de un convenio firmado a espaldas de los trabajadores pretendían promover un despido masivo de trabajadores.

Invocaban para ello una ‘innovación tecnológica’ que no planteaba ninguna ‘innovación’ en las vetustas instalaciones de los talleres, ninguna renovación en las vías, ningún cambio real de vagones, ni siquiera en la señalización o normas de salud y seguridad.

La burocracia de la UTA había pretendido imponer la renuncia a las seis horas.

Luego de haber tenido que recular durante varios años ante la ofensiva patronal, la derrota de los Roggio por la organización que encabeza el cuerpo de delegados marca un principio de viraje en la tendencia del conjunto del movimiento obrero.

La lucha de Metrovías fue apoyada por una gran movilización piquetera.

Los desocupados concurrían a la solidaridad con los ocupados cuando lo habitual, bajo el capitalismo, es que sean forzados a actuar como rompehuelgas.

Segundo, la lucha enérgica y victoriosa de Metrovías conmovió las entrañas de otro gran sector obrero, los choferes de TDO, sus compañeros de sindicato.

El lunes 12 conmovieron al país ocupando Plaza de Mayo con casi un centenar de colectivos y más de mil choferes y sus familias.

Venían a denunciar la trenza de las intendencias, los buitres del transporte y la patronal vaciadora que ha vaciado la empresa.

Venían a denunciar los subsidios del gobierno, no a los trabajadores, sino a los vaciadores.

Venían a defender salarios, puestos de trabajo y la misma empresa, y si es necesario a que sea expropiada y entregada a los trabajadores.

El miércoles 14 volvieron a la Plaza y organizaron un acampe.

Es que se trata de una lucha entre la vida y la muerte.

Metrovías y TDO no eran sino una réplica de los petroleros de Santa Cruz y de las piqueteras de Caleta Olivia, que acaban de imponer una sonora victoria contra las Repsol que acaparan el gas contra el pueblo.

La réplica de los obreros de Gatic que, en San Martín, Pigüé y Coronel Suárez reclaman la puesta en marcha de la fábrica con cooperativas y gestión obrera.

Los piqueteros de puertas adentro se han puesto definitivamente en marcha.

Emerge la futura dirección de UTA

TDO y METROVÍAS

La presencia del Cuerpo de Delegados de Metrovías junto a los trabajadores de Transporte del Oeste (TDO) en la Plaza de Mayo el día en que éstos protagonizaron el “micrazo” en defensa de sus puestos de trabajo, puso de manifiesto una corriente sindical que, en realidad, está presente en toda la UTA.

En los cuerpos de delegados de Metrovías y TDO está presente una de las mejores selecciones que ha producido la vanguardia obrera en nuestro país.

La lucha de los trabajadores del subte por las seis horas atravesó un largo período de experiencias. Esa lucha y la de TDO por la gestión obrera, fue un factor de homogeneización de la masa de trabajadores.

La presencia de los delegados de Metrovías junto a los de TDO fisonomiza una dirección alternativa en la UTA.

Llamamos a todos los activistas en las líneas de transporte a poner en pie un movimiento de recuperación clasista del sindicato junto a estas direcciones obreras, y a dar todos los pasos prácticos para lograrlo.

jueves, 8 de abril de 2004

Metrovías: Gran victoria obrera

Después de cuatro días de huelga, los trabajadores de Metrovías lograron un resonante triunfo.

El ministro de Trabajo tuvo que reconocer las 6 horas para todo el personal de Metrovías. Esto significa, en los hechos, la derogación del acta firmada entre la patronal y la burocracia de la UTA, que establecía que los boleteros deberían cumplir una hora extra diaria “con carácter obligatorio” (acta-‘acuerdo’ firmada el 1º de abril); es decir, una jornada de 7 horas.

También dio marcha atrás con el punto que autorizaba a la patronal a instalar de inmediato máquinas expendedoras de boletos que reemplazan trabajo obrero. Se constituyó una “comisión para analizar el plan de inversiones, con el fin de mantener y renovar el material rodante garantizando la mejor prestación del transporte de pasajeros”, que analizará cuándo, cómo y con qué garantías se autorizará la instalación de las expendedoras.

Esta resolución surgió luego de que Carlos Pérez, delegado del taller Rancagua, denunciara en el Ministerio la precariedad del mantenimiento de los trenes, lo que pone en peligro la seguridad de trabajadores y pasajeros. La comisión tendrá un veedor elegido por los obreros.

Por supuesto que la clave de la victoria fue la reincorporación del centenar de compañeros despedidos y el levantamiento del pedido de desafuero a los delegados.

El Cuerpo de Delegados fue reconocido como representante de los trabajadores. En la negociación, el Cuerpo de Delegados estaba en una habitación y las delegaciones de la patronal y de la burocracia de UTA estaban en otra; el ministro mediaba entre ambos sectores.

Huelga en ascenso

La huelga se venía fortaleciendo sistemáticamente. Cada hora se integraban más trabajadores a los piquetes en las cabeceras para impedir la salida de los trenes. Se constituyeron comisiones de solidaridad con vecinos, piqueteros y estudiantes en cada una de las cinco cabeceras.

Los intentos patronales para quebrar la lucha fracasaron. Intentó desalojar los túneles ocupados por los obreros con la policía, montar provocaciones usando la bronca de los pasajeros, mover trenes por tramos cortos con jefes.

Todo esto fracasó por la firme resistencia obrera y el creciente apoyo popular. Entre los colectiveros, también afiliados a la UTA, hubo una fuerte corriente de simpatía hacia los huelguistas del subte. Cuando se preanunciaba el triunfo, los colectiveros que pasaban frente al Ministerio de Trabajo tocaban bocinazos de apoyo y festejo. Lo mismo ocurría en las cabeceras de las líneas de colectivos.

Derrota de la flexibilidad laboral

La huelga derrotó la política de flexibilización y precarización laboral de la nueva reforma laboral de Kirchner, sucesora de la Ley Banelco.

Tanto o más importante, la huelga derrotó el intento de la patronal y de la burocracia de quebrar al Cuerpo de Delegados, representación de los trabajadores del subte, que encabezó la lucha por la reconquista de las seis horas.

Se ha obtenido una gran victoria, tanto con respecto a las condiciones de trabajo, como a la defensa de la organización obrera.

Junto con las luchas de Santa Cruz, los municipales de la Capital, los trabajadores de Carrefour y, en otro plano, el enorme progreso de la Naranja en el gremio gráfico, la victoria de la huelga de Metrovías contra la patronal, la burocracia y el Estado, lograda con los métodos piqueteros de la huelga, la ocupación y el piquete, muestra que en el movimiento obrero se está abriendo una nueva etapa.