jueves, 26 de septiembre de 2002

Importante triunfo del activismo

En medio de la gran movilización de los trabajadores del subterráneo por la jornada de 6 horas, se realizaron las elecciones de renovación del cuerpo de delegados de UTA-Metrovías. Si en las elecciones anteriores la burocracia de UTA perdió el control del cuerpo de delegados, en esta ocasión quedó prácticamente barrida de esta dirección de 21 miembros.
La burocracia perdió cinco delegados y quedó reducida a dos. Esas posiciones fueron ocupadas, en su gran mayoría, por el activismo. Revalidaron sus títulos los delegados que estuvieron a la cabeza del combate. La agrupación Trabajadores de Metrovías (en el Polo Obrero) aumentó nítidamente su influencia.
Este resultado refleja claramente la radicalización producida en la masa de los trabajadores, fogueados en los paros y movilizaciones contra los despidos, contra la eliminación de los guardas y en la gran campaña por la jornada de 6 horas. Los obreros de Metrovías fueron vanguardia en las luchas que anticiparon la sublevación popular. Hace dos años impusieron la reincorporación de compañeros despedidos, quebrando toda una línea represiva de la patronal.
El flamante cuerpo de delegados será un factor decisivo para el triunfo definitivo de la lucha por la reducción de la jornada laboral y para la incorporación de esta masa de 1.800 trabajadores al frente de organizaciones piqueteras que dirigirá la nueva etapa de luchas de nuestra clase obrera.


Corresponsal

Comenzó la movilización contra el veto

Después de haber vetado la "ley de las seis horas" el viernes pasado, Ibarra no se ganó siquiera el respiro del fin de semana. En la tarde del sábado 15, los delegados de Metrovías lo escracharon a la salida del Teatro San Martín, adonde había ido a presentar el "presupuesto participativo". Durante la tarde del miércoles 18, una marcha recorrió el centro de la ciudad con el apoyo de asambleas populares, el Polo Obrero, la Fuba y partidos de izquierda. La movilización llegó hasta la Jefatura de Gobierno, donde fue "recibida" por un inédito despliegue policial. Cerca de los efectivos, los manifestantes expulsaron a elementos provocadores que estaban filmando desembozadamente a los trabajadores presentes.
En la Legislatura, el cuerpo de delegados denunció al director de la Comisión de Asuntos Constitucionales que Ibarra no aportó ninguna razón valedera para el veto.

"A vos te queda poco, Ibarra..."

Ibarra no pudo prescindir ni un solo día de la protección del dispositivo policial. El miércoles, las paredes de Metrovías aparecieron con la leyenda "Ibarra = Roggio". Al día siguiente, la Mesa de Enlace de La Boca y la Cta plantearon: "Ibarra = hambre". Antes, los compañeros de la villa del Bajo Flores marcharon por sus viviendas.
Como Duhalde o el Congreso, el gobierno porteño sobrevive gracias al vallado policial permanente. Entre el repudio popular y la disgregación política de los partidos patronales, Ibarra se ha quedado con cinco diputados sobre sesenta, junto a sus vetos y sus acuerdos con la "patria contratista". Hay condiciones políticas para derrotarlo. Con asambleas por línea, nuevas movilizaciones y escraches, los trabajadores del subte profundizarán en los próximos días esta lucha hasta imponerle el "veto obrero" a la contraofensiva patronal.
M. R.

jueves, 19 de septiembre de 2002

El veto de Ibarra, Roggio y la "patria contratista"

Cumpliendo con la exigencia de Metrovías-Roggio, Aníbal Ibarra vetó la ley que establece la jornada de seis horas para el subte. Según Ibarra, "la insalubridad debe ser resuelta por el área administrativa de Trabajo, luego de la realización de los estudios correspondientes". Pero lo que sobran, justamente, son los "estudios", y principalmente denuncias, sobre la degradación laboral en el subte. Ello, comenzando por las características propias de esta tarea, que llevaron a que desde 1945 hasta 1994 - y con excepción de los períodos dictatoriales - se trabajaran seis horas diarias. Según Ibarra, se le otorgarán "plazos" a la empresa para que "corrija los factores de riesgo laboral". Pero, ¿qué corrección podría introducirse en el nivel de ruido superior a 100 decibeles que existe en todo el trayecto nuevo de la línea D, como resultado de gruesas fallas en su construcción? Ibarra promete "estudiar" la insalubridad en el subte. Pero su gobierno le dio a las patronales vía libre para imponer la más despiadada indefensión obrera en materia de seguridad laboral, como lo revelan las seguidillas de accidentes fatales entre los trabajadores de la construcción.
En realidad, el descaro del "progresista" no tiene límites: si aún en un futuro se estableciera la "insalubridad" ¡Ibarra tampoco piensa aplicar las seis horas! Según señala en los "fundamentos" del veto, los subtes fueron concesionados por el Estado Nacional y, por lo tanto, la Ciudad no tendría facultades para intervenir en los contratos que afectan a la concesión del subte. Ni ley, ni "decreto", ni nada: Ibarra defiende a muerte la "conquista patronal" de la jornada de ocho horas que aplicaron Onganía, Videla, Viola y Menem. El único "principio" jurídico valido es la defensa de la "patria contratista" que gerencia al subte.
Un agente de Roggio, Macri y compañía
Es que la clave del veto se encuentra en los múltiples lazos que unen a la administración "progresista" con los Roggio y las restantes cliques contratistas que operan en la Ciudad. Una semana atrás, Ibarra firmó un decreto autorizando la renegociación por "mayores costos" de todas las obras de remodelación y ampliación que se están realizando en los subtes. En una industria como la de la construcción, que emplea insumos locales, con salarios congelados y acosada por una recesión brutal, los "progres" han admitido ajustar los costos empresarios debido al aumento... "de los insumos importados" (sic). Entre los contratistas beneficiados está, por supuesto, Benito Roggio, también operador del subte. Ya a comienzos de año, Ibarra había premiado al mismo Roggio, a Macri y a los otros "padrinos" concesionarios de la basura con una jugosa renegociación de los contratos de recolección, renovados sin licitación gracias a la ley de superpoderes. No puede considerarse casual, en este cuadro, que sea el mismo Roggio el único posible adjudicatario en la licitación de los cuestionados "reservorios" contra las inundaciones. Ibarra ha dejado chiquitos a los Rodríguez Saá o Romero, en lo que respecta a sus vínculos con grupos contratistas. Y en materia de sometimiento a los privatizadores porteños, se encamina a superarlo a Grosso, aunque seguramente termine igual que él.
Cómo vetamos a Ibarra y Roggio
Ibarra también "fundamenta" el veto a la ley de subtes en la supuesta "falta de facultades" de la Ciudad para legislar sobre la jornada laboral. Según Ibarra, la Ciudad jamás podría legislar, por ejemplo, en materia civil o penal, ya que sus códigos fundamentales también se encuentran reservados al Congreso Nacional. Es decir que cuando se trata de burlar los intereses populares, los campeones de la "autonomía" porteña no vacilan en retrotraer el "status" de la Ciudad, no ya al de una intendencia, sino al de un "territorio nacional" como la Antártida.
Todos los fundamentos del veto han salido de la usina del contratista Roggio que, después de haber fracasado en la Legislatura, consiguió el salvavidas de Ibarra. La Uta, que sólo se "prendió" a la lucha por la aprobación de la ley en su tramo final, no movió un dedo para desplegar una movilización de alerta contra el veto, como sí lo hizo el cuerpo de delegados de Metrovías. En este mismo sentido actuó la movilización de las trabajadoras del subte, a quienes la patronal pretendió enfrentar con los delegados. Sobre esta base, la lucha por las seis horas continuará desplegándose en todos los planos. En el terreno legislativo, el Partido Obrero trabajará por la ratificación y promulgación definitiva de la ley. En el plano de la acción directa, está planteado un plan de lucha que debe convocar a todo el transporte, a las asambleas, a las fábricas ocupadas y al movimiento piquetero Defender las seis horas, defender a los compañeros del subte se ha vuelto, a esta altura, una cuestión que interesa a todos los movimientos de lucha de la ciudad. Se trata, en definitiva, de "vetar" a un gobierno que, bajo la máscara del "progresismo", enfrenta cotidianamente a los desocupados, a los sin techo, a los trabajadores de la Ciudad. Todo el transporte, las asambleas barriales, las fábricas ocupadas y los piqueteros tienen que estar con el subte. Para quebrar el "veto". Y con él, a los Ibarra, Macri y Roggio, para que se vayan y gobierne una constituyente en la ciudad.
 M.R.

jueves, 12 de septiembre de 2002

Un enemigo de los usuarios


Un reciente estudio del Ente Regulador de la Ciudad ha constatado todo tipo de anomalías en el servicio de los subterráneos porteños. Entre otras, "Metrovías ofrece niveles de iluminación hasta un 60% inferiores a los requeridos y un 20% menos de servicios programados por hora" (Clarín, 26/8).
El informe destaca que, en la línea E, "en los horarios de 9 a 10 y de 19 a 20 circulan 12 trenes cuando el contrato de concesión dice que deben funcionar 15". En una encuesta realizada por el Ente, "la mayoría de los usuarios del subte se queja por la falta de acceso para personas con discapacidad y por las malas condiciones de los baños de las estaciones" (ídem). Si esto es cierto para los usuarios, ¿qué decir para quien soporta este ambiente laboral durante ocho horas diarias?
Los usuarios "también piden descuentos por la compra de pasajes en forma anticipada", denunciando así otro de los más recientes negociados de la patronal: la incorporación, con la tarjeta magnética, de "paquetes" de viajes múltiples que la empresa cobra por adelantado, con un claro beneficio financiero que la patronal acapara integralmente.
Esta es la empresa que reclama ahora por "imprevisión jurídica", aun cuando la ley de seis horas no hace sino retornar la jornada laboral a la situación en la cual Metrovías asumió la concesión.


M.R.

Ibarra y Roggio

En el curso del año pasado, Ibarra largó con bombos y platillos su proyecto de instalaciones de "reservorios de agua", unos tanques subterráneos destinados a aplacar el fantasma de las inundaciones. El proyecto recibió todo tipo de impugnaciones técnicas. Pero también denuncias: en particular, que la licitación de los reservorios estaba hecha a la medida de una sola empresa, que ya disponía de los diseños de construcción. El nombre de ese posible adjudicatario es bien conocido por los trabajadores de Metrovías: se trata de Benito Roggio, su concesionario. El Estado porteño no es "neutral" en esta lucha por la jornada laboral reducida. Por múltiples vías, los negociados a costa del presupuesto público atan a los administradores centroizquierdistas con la patronal. Este "nudo gordiano" sólo podrá cortarlo la lucha obrera.
M.R.

"Si hay veto, habrá lucha"

Los trabajadores denuncian la conspiracion de Ibarra y Roggio
El viernes 6 de setiembre, Aníbal Ibarra recibió al cuerpo de delegados de Metrovías. El marco de la reunión fue una movilización de trabajadores del subte, junto con delegaciones del Polo Obrero y del Mijd. Ibarra no promulgó aún la ley que establece la jornada de seis horas en el subte, ni asumió un compromiso en este sentido en la reunión con el cuerpo de delegados. En cambio, reiteró ante los compañeros todas las "dudas" y objeciones que vienen formando parte de los argumentos de la patronal contra la ley. El veto, por lo tanto, continúa planteado como una clara amenaza en los tres días hábiles que restan para que la ley se promulgue automáticamente.
Provocación legislativa
Pero tampoco es cierto, como dijo Ibarra en la reunión, que el gobierno solamente se encuentre "estudiando" la ley. Hay una activa conspiración de los aliados de Ibarra contra la conquista de las seis horas. Cuando expiraba la sesión legislativa del jueves 5, el diputado Mercado - de un fantasmagórico partido "de Jubilados y Juventud" que sostiene a Ibarra - incorporó al orden del día de la sesión un "pedido de informes" sobre la "situación laboral en el subte", para que el Ejecutivo porteño diga "qué diligencias se han tomado para estudiar la posible existencia de insalubridad". Al día siguiente, en la reunión con los delegados, Ibarra se sirvió de este "proyecto" - pergeñado por sus aliados - para atacar a la Legislatura, que "un día vota reducir la jornada por las condiciones de insalubridad, y otro día nos pide informes sobre si existe insalubridad o no". Mercado, el autor de esta provocación dirigida a desprestigiar la ley de las seis horas, había sido uno de los diputados que, junto a la Ucedé y el Frente Grande (Ibarra), votaron contra la reducción de la jornada el pasado jueves 22.
Una zanahoria envenenada
En las postrimerías de la reunión de los delegados con Ibarra, el secretario de Obras Públicas, Fatala, deslizó la posición de que "el gobierno se siente mucho más cómodo con un decreto de insalubridad - emitido luego de un dictamen de la Secretaría de Relaciones Laborales de la Ciudad - que con "esa ley de las seis horas". Apareció, así, otro flanco de ataque contra los trabajadores: vetar la ley que dispone ahora las seis horas, prometiendo a cambio una futura declaración de insalubridad. Sin embargo, la Secretaría laboral porteña ya tiene posición contraria a la declaración de insalubridad. La ley, en cambio, tuvo en cuenta el carácter estructuralmente insalubre del medio ambiente laboral en el subte. Si el gobierno y sus funcionarios quieren hacer los estudios de insalubridad, mientras tanto deben regir las seis horas.
Preparar la lucha
Es evidente que el gobierno porteño se prepara para vetar. Esta preparación debe ser enfrentada por un trabajo igualmente sistemático de preparación de la huelga en todas las líneas del subte y en toda Uta. Este fue el mensaje que Charly Pérez transmitió a sus compañeros a la salida de la reunión con Ibarra: "Si hay veto, hay plan de lucha". Una lucha que, a partir de este lunes, continuará con asambleas por línea, volanteadas a los usuarios y el reclamo a la Uta por un plan de lucha en todo el transporte. Es necesario unir la lucha del subte a todas las líneas de superficie.
O el veto de Roggio o la ley de los trabajadores. Esta es la disyuntiva que se pondrá en juego en las próximas y decisivas jornadas.

 M.R.

jueves, 5 de septiembre de 2002

"Vamos a seguir quebrando todas las barreras"

Dialogamos con un conjunto de trabajadores y delegados de Metrovías, sobre la marcha de la lucha por las seis horas.
Estas fueron sus reflexiones principales.
¿Cuál es el balance preliminar de la lucha iniciada?
Sabemos que es un paso importante. Pero al mismo tiempo, tenemos la impresión de que recién empezamos en esta lucha. Porque la empresa no se quedará quieta.
¿Hay evidencias de ello?
La empresa llamó para presionar con el arreglo a varios compañeros, aduciendo que "eran inútiles" y que podrían ser objeto de un despido con causa. Están buscando meter miedo para así dividirnos. Pero la maniobra surtió el efecto contrario, ya que se sumaron a nuestro repudio sectores que no hacían asambleas, o que hasta ahora no se habían movilizado.
(Otro compañero): Con el tiempo, nosotros pudimos apreciar la firmeza de varios delegados en pos de este objetivo. Te cuento una anécdota: hace dos o tres años venían con el planteo de las 6 horas, escribían graffitis en las formaciones diciendo: "¿6 horas?, no seas irreal, es una locura", etc. Y hoy estamos todos luchando, porque sabemos que además crearía más puestos de trabajo (un tercer turno). Por eso nuestro reconocimiento al Cuerpo de Delegados como pilares de esta lucha.
¿Cómo evaluarían el grado de movilización que existe hoy en el subte?
R.: Tenemos muy presente, como decía el compañero, el papel del Cuerpo de Delegados. Pero en cuanto al sindicato, antes pretendía dirigir todo lo que pasara en el subte. Ahora sucede lo contrario, el sindicato quiere colgarse de nuestra lucha, pero para frenarla. Tenemos el ejemplo de lo que pasó con los guardas, cuando el sindicato pactó con la empresa, y nosotros les torcimos el brazo a ellos y a la empresa. Esto lo tenemos claro: que el sindicato participe no quiere decir que esté de nuestro lado.
¿Cuáles son los próximos pasos?
Ante la negativa del gobierno a promulgar la ley, el Cuerpo de Delegados ha votado una marcha para el viernes 6 a las 12 horas, del Obelisco a la Jefatura de Gobierno. La marcha tiene que ser tan fuerte como la que hicimos el 22 de agosto a la Legislatura, y que terminó arrancando la aprobación de la ley.
¿Qué reflexión les merece la lucha que están llevando adelante?
Hay que destacar que la unificación de las bases sirvió para dar el puntapié inicial. Y no pudieron quebrar esta unidad. Ya ves lo que quisieron hacer con las mujeres: dijeron que las iban a echar, y ahora las compañeras están haciendo asambleas en las líneas, organizándose y reafirmando esa unidad.
(Otro compañero): Si tomamos conciencia de que la lucha es posible no existen barreras. Esto hizo que rompiéramos las barreras de la burocracia, de la empresa y de la Legislatura, en la cual reconocemos el rol de Altamira.
(Otro): Tenemos conciencia de que ahora hay otra base, que no es la de antes. Tenemos claro ahora qué es la burocracia sindical. Y además creamos un compromiso con los sectores que nos apoyaron: trabajadores, organizaciones, comisiones internas, asambleas populares, etc. La semana pasada, por ejemplo, fuimos al Hospital Garrahan para apoyar su lucha.
(Otro): Yo saco como lección que con la conciencia del trabajador, conociendo los derechos de cada uno, se pueden hacer grandes cosas. Sin miedo por lo que pueda ocurrir después. Por eso, me parece buena la realización de la Asamblea Nacional del Bloque Piquetero el 28, que sirva para discutir un plan de lucha nacional por todo lo que se viene.

LAS MUJERES DE METROVIAS SE ORGANIZAN

La patronal de Metrovías continúa haciendo "rodar" la "bola" de que la sanción de la jornada de seis horas entrañaría el despido de trescientas trabajadoras del subte, ya que "la Ley de Contrato de Trabajo no admite el trabajo femenino en tareas insalubres".
A la patronal de Roggio se le ha despertado, así, una "súbita" preocupación por las condiciones de trabajo de "sus" mujeres. Claro que de esa inquietud no le surge mejorar el flagelo de la contaminación ambiental, el ruido o la iluminación. Para "proteger" a la mujer, Metrovías no encuentra nada mejor que dejarla en la calle.
Pero el ataque de Roggio es jurídicamente burdo y políticamente reaccionario.
Ya hemos explicado que la ley de las seis horas no declara la insalubridad, algo que, de acuerdo a la legislación vigente, sólo podría sancionar el área laboral del Ejecutivo de la Ciudad. Pero más allá de la cuestión de la insalubridad, existe legislación vigente que impide el trabajo femenino e infantil en ciertas condiciones, entre otras, en "tareas subterráneas". Esa ley, la 11.317, data de 1924, y por lo tanto, ya tenía setenta años de vigencia cuando Roggio tomó la concesión del subte. Si en ese momento absorbió mujeres que venían trabando en subterráneos del Estado, o si luego incorporó más compañeras, lo hizo "violando" esas restricciones legales. Por lo tanto, la patronal no puede alegar ningún cambio en el marco jurídico que afecta a la mujer trabajadora luego de la reciente sanción de las seis horas.
Pero no hemos dicho lo más importante sobre este punto: la intepretación de Metrovías sobre la Ley de Contrato de Trabajo es, en este punto, maliciosa y discriminatoria: en efecto, la ley exceptúa a la mujer de tareas "insalubres, penosas o riesgosas". Esta descripción genérica se refiere, sencillamente, a aquellas situaciones donde la condición física de la mujer entrañe una desventaja real de su condición por referencia a la misma tarea realizada por un hombre. Naturalmente que ello no puede aplicarse a las tareas... de boletería, donde revistan la mayoría de las compañeras. En este caso, la situación de ruido, ventilación deficiente, stress, etc., están ampliamente comprobadas, pero tanto para las mujeres como para los hombres. Si, con su interpretación de la ley, Metrovías pretendiera despedir a las boleteras por "tarea penosa", estaría violando varias leyes nacionales, normas constitucionales nacionales y de la Ciudad, y hasta conveniones internacionales que prohíben toda discriminación laboral entre el hombre y la mujer.
Las compañeras de Metrovías saben de esta discriminación: en la asamblea que se realizó durante gran parte de la mañana y la tarde del pasado miércoles 28 –donde desfilaron cerca de un centenar de trabajadoras– relataron la lucha de años "para ser consideradas, en plano de igualdad, en las tareas de conducción de formaciones, o como guardas".
Por eso, una de las conclusiones surgidas de esa gran reunión fue la siguiente: las mujeres no sólo lucharán contra cualquier despido. Además, exigirán, junto al Cuerpo de Delegados, contra cualquier discriminación hacia la mujer trabajadora en los nuevos puestos de trabajo que deberán crearse como resultado de la aplicación de las seis horas. En definitiva, no menos, sino ¡más trabajadoras en el subte!


M. R.

EL CUERPO DE DELEGADOS RETOMA LA MOVILIZACION

La empresa Metrovías ha respondido a la sanción de la ley que establece la jornada de seis horas con una serie de provocaciones contra los trabajadores del subte y los usuarios.
En el curso de la semana pasada, la empresa convocó a un conjunto de trabajadores para ofrecerles "retiros voluntarios", anticipándoles que "se venía un período muy duro en materia de disciplina laboral", donde "no se tendrían contemplaciones". La intimidación no tuvo resultados, ya que todos los compañeros rechazaron la oferta patronal.
En segundo término, han continuado –a través de algunos supervisores– las amenazas a las trabajadoras del subte, advirtiéndoles que, de promulgarse la ley, serían despedidas con causa, ya que "la legislación no admite que la mujer realice tareas insalubres". Las compañeras respondieron con una gran asamblea, donde se conformó una comisión de mujeres dirigida a rechazar, línea por línea, los intentos intimidatorios.
Finalmente, la empresa la emprendió también contra los usuarios: amparada en el reciente decreto 308 –que permite a las privatizadas "flexibilizar" sus servicios–, Metrovías ha comenzado a ralear las frecuencias. Esto, aún cuando distintos organismos –desde los entes reguladores hasta Defensa del Consumidor– ya venían colmados de denuncias por este tipo de anomalías en el subte.
La patronal fracasó en su intentó de impedir, en la Legislatura, la sanción de las "seis horas". Es evidente que ahora pretende "cobrarse" la conquista obrera por distintas vías. Primero, creando un régimen de intimidación y terror al interior del subte, para preparar las condiciones de una "flexibilización laboral" (rotación de puestos, cambios en el régimen laboral). Luego, se ha largado a un "tarifazo" encubierto, envileciendo el servicio. Sin embargo, la ley aprobada impide a la concesionaria alterar "las condiciones de trabajo y calidad del servicio".
Mientras tanto, el lobby patronal se ha trasladado desde la calle Perú hasta la Avenida de Mayo, donde reside la Jefatura de Gobierno: pretenden arrancarle el veto a la ley de subtes antes del 11 de setiembre, cuando quedará promulgada en forma automática. El Cuerpo de Delegados de Metrovías reclamó una reunión con el Ejecutivo porteño, para exigir la inmediata promulgación de la ley. La audiencia, originalmente concertada para el viernes, fue "levantada sin fecha". Si se tiene en cuenta que en la sesión legislativa que sancionó las seis horas sólo votaron contra la ley la Ucedé y dos diputados afines a Ibarra, es evidente que el "veto de Roggio" es una posibilidad cierta.
El pasado viernes 30, el Cuerpo de Delegados de Metrovías consideró todo este cuadro de situación, y adoptó una resolución de lucha: movilización masiva a Jefatura de Gobierno para el próximo 6 de setiembre, contra el veto, contra los aprietes patronales, por la inmediata puesta en vigencia de las seis horas.
La patronal no se ha dado por vencida. Pero los trabajadores están dispuestos a echar mano de todos sus recursos para llevar esta lucha a la victoria.


M.R.