jueves, 31 de octubre de 2002

La represión y la respuesta

15:30 hs. Los trabajadores y delegados de subterráneos fuimos brutalmente reprimidos por la infantería de policía cuando nos disponíamos a entrar en la Legislatura con varias órdenes judiciales que nos permitían el acceso y en presencia de una jueza. Los trabajadores detectan a un provocador y lo persiguen hasta que la infantería lo protege. Resultando dos compañeros con traumatismo de cráneo.
16:30 hs. Luego de asegurarnos de la atención medica y el traslado al hospital de los compañeros, los delegados y trabajadores presentes resolvimos el paro de repudio a la represión. Con los delegados de las líneas acompañados de los trabajadores presentes en la movilización se armaron los piquetes que debían garantizar el paro; el resto de los trabajadores junto a los delegados de los talleres debíamos quedarnos en la Legislatura para tratar de entrar.
16:45 hs. Paran todas las boleterías de la Línea D; se cierran las boleterías, se abren las puertas de acceso para que pasen los pasajeros sin pagar boleto y simultáneamente se les da el aviso de que está por comenzar un paro. Este método de paro resuelve los problemas anteriores, cuando producían enfrentamientos entre los boleteros y los pasajeros.
17 hs. Cuando llegan los delegados y compañeros comienza el paro en todas las líneas, a excepción de las líneas D y E, donde el paro ya había comenzado porque los trabajadores lo resolvieron al ver las imágenes televisivas.
17:30 hs. La empresa pretende hacer funcionar los trenes con personal jerárquico y con los escribanos presentes conminan a los trabajadores a reanudar las tareas; los trabajadores junto a los delegados obligan a los escribanos a retirarse e impiden físicamente que los jefes suban a manejar los trenes; en algunas líneas las trabajadoras de boleterías amenazan con cortar las vías si no abandonan la intención de hacer andar los trenes, la empresa titubea y se producen discusiones entre los jefes.
18 hs. El paro ya es total en todas las líneas y gana a los trabajadores que se encuentran en los talleres. Hay trenes abandonados por los conductores y guardas en todas las estaciones de Buenos Aires. Se producen incidentes en algunas estaciones entre boleteros y pasajeros por la devolución de los pasajes, principalmente en la Línea B en la que no se había aplicado el método de la Línea D.
18:30 hs. La empresa amenaza a través de los medios de comunicación con mandar telegramas. Los conductores y guardas que se encuentran en las estaciones más cercanas a las cabeceras se retiran de los trenes caminando por los túneles hasta las cabeceras; en las cabeceras de las líneas están en estado de asamblea permanente.
19 hs. El paro se mantiene firme y corren rumores de que llegarían telegramas; ante esta perspectiva los compañeros discuten el paro por tiempo indeterminado.
19:30 hs. Se rumorea en la Línea B que la Infantería viene a desalojar; los trabajadores se atrincheran en la plataforma de Federico Lacroze y en el cuarto de descanso. Bloquean las entradas del cuarto de control de señales con mesas y bancos, se montan barricadas en la plataforma con los asientos de los trenes, se bloquea con durmientes y rieles el túnel que conecta Lacroze con la estación Dorrego.
20 hs. Los trabajadores de la Línea D marchan por los túneles bloqueando los trenes con durmientes y rieles hasta la estación Catedral.
20:30 hs. Los delegados que se encuentran en .las líneas tienen graves dificultades de comunicación entre sí y con los que estamos en la Legislatura, desde donde despachamos compañeros para establecer comunicación con las cabeceras y convocar a una reunión de delegados a las 23:30 horas en la puerta de la Legislatura.
23:30 hs. Se reúne el Cuerpo de Delegados en el lugar establecido, cada sector informa y el balance es que el paro fue total desde que comenzó sin que se pudiera mover un solo tren.
Se abre un debate sobre cómo continuar; los turnos tarde de tres líneas están a favor de parar al día siguiente, los delegados resuelven por mayoría levantar la medida considerando que el repudio está claramente demostrado y la ley fue votada y cajoneada; se propone seguir el plan de lucha con una conferencia de prensa al día siguiente a las 15 horas para llamar a una movilización el martes 29 con concentración en el Obelisco, y asamblea general el jueves 31.
24 hs. Se sale a comunicar a los compañeros que están atrincherados la resoluciones tomadas.


Charly Pérez

"Las bases están muy fuertes"

Viernes 25 de octubre, 16 horas. Acaba de terminar la conferencia de prensa del cuerpo de delegados de Metrovías, anunciando las medidas de movilización que continuarán la lucha por las seis horas. Allí, Rodolfo Abraham y Walter Varela, delegados de la Línea D, volcaron ante Prensa Obrera sus reflexiones.


¿Qué balance hacen de esta etapa en la lucha por las seis horas?
R.A.: Los compañeros han hecho una experiencia valiosa, impagable. Se han terminado de desilusionar de las instituciones democráticas. Acompañaron este proceso con mucho fervor. Fueron abandonando las ilusiones en la medida en que los legisladores se deshacían rápidamente de las posiciones que habían adoptado inicialmente. En el recinto le dieron muerte a la ley, pero lo que no ha muerto es nuestra lucha. La moral de los compañeros es muy alta. Ahora, vamos a proyectar la pelea en otro terreno. Tenemos en cuenta que el Ejecutivo tuvo que abrir los expedientes de insalubridad, y vamos a aprovechar esa oportunidad.
¿Cómo fue el paro de ayer?
W.V.: El paro tuvo una enorme fuerza, expresando muchas ganas de continuar con la lucha. Hemos desconocido la conciliación obligatoria, a pesar de que poníamos en peligro la fuente de trabajo. Pero importó más lo que le pasó al compañero herido que lo que podía sucederle a ellos. Las bases están muy fuertes para encarar un plan de lucha.
¿Hubo intentos de la patronal por quebrar el paro?
W.V.: Trataron de mover algunos trenes. Pero no intentaron reabrir la línea, porque sabían que lo habríamos impedido totalmente. La base estaba completamente de acuerdo con el paro total, y con no permitir que pasara desapercibido como un simple "servicio de emergencia".
R.A.: En el caso de nuestra línea, cuando los delegados llegamos de la Legislatura nos encontramos con una sorpresa muy grata: al enterarse de los incidentes, los compañeros ya habían resuelto parar. Con la línea, parada, nos reunimos en la estación Congreso de Tucumán y decidimos formar piquetes en distintos puntos de la línea, por si la jefatura decidía mover los trenes. Paralelamente, otros compañeros estaban apostados en el centro de la línea y en la otra cabecera, junto con compañeros del Polo Obrero que colaboraron con nosotros, por si los supervisores querían mover los trenes. Quisieron hacerlo en Congreso de Tucumán, fuimos a las vías y lo impedimos de inmediato. Durante la noche, mientras seguíamos atentos a lo que ocurría en la Legislatura, los compañeros se quedaron a pernoctar en los andenes, realizando verdaderos campamentos obreros. A las 23, reunidos frente a la Legislatura, decidimos levantar el paro, con la conciencia de que si perdimos la ley, ganamos mucho en nivel de organización y conciencia. La moral combativa de los compañeros esta más alta que nunca para proyectar la lucha con mucho más fervor.
¿Qué balance sacan de la conducta de la Uta?
R.A.: La Uta dio un "ausente sin aviso" en el día de ayer. Es algo que no pasará con indiferencia ante los compañeros, que están indignados por eso. No solamente por no hacerse presente en la concentración, sino que después de los incidentes, y teniendo un compañero en estado crítico, en coma 2, siguieron mostrándose indiferentes. No iban a hacer nada, con el pretexto de no violar la conciliación obligatoria. Por eso, los compañeros están planteando redefinir nuestra relación con la Uta, en el marco de la asamblea general que se hará la semana que viene. Ellos nos convocaron a parar cuando los apalearon en Plaza de Mayo, y nosotros paramos aún antes que el propio transporte colectivo. Pero ahora no nos han correspondido, y eso es inaceptable para los compañeros.
Ibarra ha mencionado que estudia alguna disposición de insalubridad parcial para algunos sectores del subte...
W.V.: Si la diferencia de Ibarra son tres metros de profundidad está muy equivocado. Que tráfico esté a seis metros, y la boletería a tres, no convierte a ésta en menos insalubre. El boletero sufre el ruido, la falta de luz, el stress de la atención al público... todo eso también es insalubridad. Y la sufre igual que cualquier conductor o cualquier compañero de taller.
¿Cómo sigue esta lucha?
El martes 29 estamos realizando una marcha, convocando a todas las organizaciones políticas y sociales, en repudio a los incidentes y al veto escandaloso, que ha recibido la anuencia del PJ, complotado con la Ucr y el Frepaso para matar nuestra ley. Partiremos a las 16 desde el Obelisco, pasando por la Legislatura por la Jefatura de Gobierno, y finalizaremos seguramente frente a las oficinas de Roggio, en la calle Alem. El jueves, haremos una asamblea general para discutir como seguiremos la pelea.
En alguna de las marchas realizadas, ustedes se han encontrado con empresas de transporte en lucha, como Libertador San Martín, Río de la Plata o TDO. ¿Qué mensaje tienen para estos compañeros?
R.A.: No somos los únicos desencantados con la dirección sindical. Ellos están luchando por otras reivindicaciones que no han trascendido, porque la dirección sindical no les da el lugar que se merecen. A algunos no les pagan siquiera los 100 pesos de aumento, otros no cobran desde hace meses. Y la dirección del sindicato ha hecho la vista gorda. Todos estamos en ver cómo nos sacamos de encima esta losa sindical perversa, que aprisiona la nuca de todos los trabajadores del transporte. Los llamamos a solidarizarse con nuestra lucha y nosotros lo haremos por ellos. Tenemos que coordinar acciones en conjunto, para buscar una salida. Y para que la organización gremial se ponga a disposición de los trabajadores y defienda nuestros intereses.
La lucha por una nueva dirección...
R.A.: Correcto. La lucha por una nueva dirección.

Paro, paro, paro, paro nacional

Este grito atronador de los obreros de subtes marcó a fuego la conferencia de prensa del día 10 de octubre, en la Legislatura. Un dirigente de la Uta, allí presente, balbuceó la "histórica" respuesta de la burocracia sindical: "No descartamos ninguna medida".
El paro nacional nunca llegó: lo más que hubo fueron dos raquíticas movilizaciones de aparato.
Pero los trabajadores de subtes llegaron infinitamente más lejos.
El 22, estaba preparado el acuerdo de la Alianza para no insistir en las seis horas, estaba anudado el voto del PJ para archivar la ley (por eso cerró filas para impedir el ingreso de los obreros) y estaba abrochado el acuerdo con la Uta, que no movilizó.
Pero la combatividad de los activistas que pugnaron por entrar al recinto, y más tarde la huelga general de los obreros, echaron por tierra todo. Ante el salvajismo policial que pudo cobrar una vida, se produjo una de esas lecciones que la clase obrera brinda cuando se abre paso el clasismo en sus organizaciones.
En menos de un minuto, subido en andas, un delegado, Carlos Pérez, proclamó el paro general; cuando alguien pidió "que se vote", se levantaron decenas de manos. Estaba declarada la huelga general, pero lejos de los túneles donde los trabajadores ignoraban lo que ocurría. Se ausentaron los delegados de línea, quedaron los de talleres: en media hora estaban paradas las cinco líneas que agrupan a 1.600 trabajadores.
La Uta había dicho: "dentro de la ley todo, fuera de la ley nada", "acatamos la conciliación", es decir al Estado capitalista, actuante como instrumento de Benito Roggio, de Ibarra y de la Alianza a favor de la flexibilidad laboral.
El paro general como broche de la enorme movilización previa transformó en un inmenso triunfo clasista esta primera etapa de la lucha por las seis horas, aún con la ley archivada en el próximo período. Reagrupó a los obreros ante la patronal, de cara a romper cualquier intento flexibilizador, de cara a las paritarias, de cara a la burocracia sindical. Los tres paros derrotaron a los que - incluso, "izquierdistas" - , se opusieron a la huelga en distintas fases de la lucha, que tuvo una expresión viva en una conferencia de prensa en la Casa de las Madres, donde Vilma Ripoll piloteó las advertencias planteando que el paro era "una maniobra de la burocracia".
Las seis horas de trabajo sin paros y movilizaciones obreras serían un trámite parlamentario sin destino. Lo ocurrido es una escuela de utilización de una banca parlamentaria como instrumento de la acción directa y política de la clase obrera contra el Estado y los monopolios.
De cara a la próxima asamblea general de Metrovías hay que precisar el balance para sortear los planteos derechistas de algunos "izquierdistas" que sugieren la ruta de la desindicalización en función de algún negociado mutual que aleja a los obreros de la ruta de la lucha de clase.
El saldo es que Metrovías es un sindicato dentro del sindicato. Que se unió a las grandes luchas de TDO y Libertador San Martín, reprimidas también por la policía. Que es una referencia para todas las líneas en lucha como la Río de la Plata y para todo el activismo clasista del gremio, como el de Salta y otras provincias. La formidable lucha de los obreros de Metrovías abrió un nuevo capítulo en la recuperación de las conquistas arrebatadas y en la expulsión de la burocracia sindical.


N.P.

LOS OBREROS DEL SUBTE, DE PIE


Un regimen politico que pasa "a archivo"
Cuando el rostro insulso de Cecilia Felgueras anunció el "pase a archivo" de la ley de las seis horas, los diputados de los partidos patronales se levantaron de sus bancas y ordenaron sus papeles como si nada hubiera pasado. Afuera de la Legislatura, la ciudad continuaba sacudida por el paro de subtes más contundente de la última década. Era evidente, a esta altura, que quien verdaderamente pasaba "a archivo" en la noche del jueves 24 era el régimen político de la Ciudad; su Ejecutivo pretendidamente "progresista", sus oficinas de "protección del trabajo", su Legislatura.

Un régimen "de facto"

Apenas una semana antes, entre reuniones y secretas y presiones de los lobbystas de Roggio, Ibarra había ejecutado un silencioso "putch" sobre la Legislatura, para obligar a los diputados de la ex Alianza a ratificar el veto a la ley de subtes. Unas horas después, esa misma Legislatura se proclamó a sí misma una mera oficina de registro, cuando los bloques del oficialismo y del PJ resolvieron que, de ahora en más, las sesiones sólo serán públicas "por invitación", a razón de dos personas por diputado. "Esto no es un Cabildo", bramaban los campeones de la "democracia participativa" para justificar su decisión. La Legislatura pasaba, así, a ser una oficina pública, al estilo de la "Comisión de Asesoramiento Legislativo" que funcionaba en el Congreso Nacional bajo la dictadura de Videla.
La razón de esta brutal restricción era muy clara: la Alianza y el PJ se habían puesto de acuerdo para mandar a "archivo" la ley de subtes. Los oficialistas votarían el "pase a comisión" y el PJ el "rechazo al veto", sabiendo que no reuniría los votos necesarios para ratificar la ley. Es habitual, en el trámite parlamentario, que cuando una ley no reúne el consenso para su sanción permanezca "reservada", con el objetivo de evitar una votación desfavorable. En este caso, no fue así: el PJ y la Alianza se juramentaron en "despacharla" este jueves, y apurar de una vez el trago amargo que había llevado a centenares de obreros a la Legislatura. Semejante contubernio sólo podría llevarse adelante "en privado", para preservar al "recinto" de la justa indignación de los trabajadores.
Para salirse con la suya, no vacilaron en violar groseramente la constitución de la Ciudad, que establece el carácter público de todas las sesiones legislativas. Esto explica que, cuando se iniciaba la sesión, tres jueces resolvieran dejar sin efecto la decisión de la Legislatura y ordenar el ingreso irrestricto del público. Una jueza, inclusive, concurrió hasta la sesión para hacer cumplir de inmediato esa disposición. Pero los radicales, frepasistas, justicialistas y la Ucedé se apartaron por un momento del trámite de la ley de subtes para votar una resolución... desacatando el fallo judicial. En forma simultánea - y probablemente sincronizada - se desataba una brutal provocación policial contra los centenares de manifestantes que, en la puerta de la Legislatura, pretendían ejercer su derecho a asistir a la sesión.
La ficción de la división de poderes y de las garantías constitucionales se acababa de derrumbar de un plumazo: para impedir una conquista obrera, los "progres" no vacilaron en erigirse en régimen de facto, desconocer a la Justicia, desatar un conflicto de poderes y apalear a los trabajadores.

Qué es lo que está en juego

A comienzos de año, Ibarra desconoció la obligación de sancionar una ley de presupuesto y dispuso una "emergencia económica" que le otorgó superpoderes para manipular los recursos de la Ciudad. Los sucesos de esta semana han extendido la "emergencia" a un plano político más general: enterraron la ley de subtes de la mano de la Gendarmería, y pasando con una aplanadora por encima de la Legislatura y de la Justicia. Es que se jugaba, en definitiva, la conquista más preciada que los capitalistas le arrancaron a la clase obrera en la década menemista: la "flexibilidad laboral", que extendió los horarios de trabajo, intensificó las jornadas y condujo a la degradación del salario y a la desocupación en masa. Los Roggio y los Macri, los capitalistas del turismo y del juego que Ibarra pretende "atraer", exigen la preservación de esa degradación laboral que diariamente se cobra la vida y la salud de guardas y choferes del subte, pero también de albañiles, motoqueros y pasantes telefónicos, entre otros.
La lucha del subte salió a enfrentar esta degradación. Si desenmascaró hasta el hueso el carácter procapitalista del régimen político en la Ciudad - y en particular a los que se declaran progresistas - fue por su profundidad. El Cuerpo de Delegados fue demoliendo, una por una, las primeras resistencias legislativas. Apeló a la movilización sobre todos los poderes, organizó a la mujer trabajadora, acudió al paro general y a los piquetes, desnudó la pasividad mortal de la burocracia pretendidamente combativa de la Uta de Palacios. La imagen de Carlos Pérez en hombros de sus compañeros, convocando al paro de las cinco líneas en la tarde del jueves pasado - y difundida por la televisión a todo el país - es en este sentido un mensaje claro: la clase obrera ocupada, castigada por la miseria salarial, el desconocimiento de los convenios y los despidos, se ha subido al carro del Argentinazo. Para cobrarse, uno por uno, todos los agravios impuestos por un régimen político y social hecho pedazos. Por eso, el jueves 24 sólo concluyó el ensayo general de una lucha que terminará imponiendo las seis horas.


M.R.

jueves, 24 de octubre de 2002

Metrovías: Gran jornada piquetera en la Capital

Como parte del plan de acción votado por el cuerpo de delegados, se realizó el jueves 17 una jornada en apoyo a la lucha de los trabajadores de subtes contra el veto de Ibarra a la ley por la jornada de 6 horas.
Las acciones tuvieron una gran repercusión periodística, en los medios radiales y de TV. En Primera Junta, trabajadores de la Línea A junto a 100 piqueteros del Polo Obrero de Bajo Flores 9, marcharon alrededor de la plazoleta de Rivadavia y Centenera cortando alternativamente avenida Rivadavia y Rosario, mientras grupos de manifestantes bajaban a los andenes de la A. Participaron delegaciones de Asambleas Populares de la zona de Caballito-Flores.
En Entre Ríos y San Juan, sobre la estación Entre Ríos de la Línea E, 150 miembros del Polo Obrero de la zona sur de Capital realizaron un corte de la avenida San Juan durante una hora y media.
En Chacarita, sobre la estación Federico Lacroze de la Línea B, numerosos trabajadores de esa línea y del taller Rancagua, junto a una importante brigada de la Coordinadora por la Vivienda del Polo Obrero de Almagro y delegaciones de Asambleas Populares de Belgrano, Villa Urquiza y Saavedra, realizaron dos importantes cortes de la avenida Federico Lacroze. Al mediodía y luego a las 14:30 horas, las insignias de los trabajadores de Metrovías del lugar y las banderas del Polo Obrero ondearon sobre los 150 compañeros que voceaban: fuera Ibarra y el 22 se para.
La jornada piquetera, de gran repercusión entre los trabajadores del subterráneo y la opinión pública, fue un ejemplo de lucha mancomunada de trabajadores ocupados y desocupados.


Corresponsal

"A la Banelco la vamos a quebrar"


Los partidos patronales quieren "cajonear" la lucha por las seis horas
La lucha de los trabajadores del subte por la jornada de seis horas es, a esta altura, una batalla en regla contra la "flexibilidad laboral" impuesta al conjunto de la clase obrera. El desconocimiento de las seis horas integró, en definitiva, el "paquete" de los contratos basura y de la liquidación de los convenios colectivos, para favorecer a los monopolios privatizadores como Roggio, Macri o Techint. Hoy, ese mismo régimen social se cae a pedazos y la lucha del subte le revela que la clase obrera saldrá a luchar por todas y cada una de las conquistas despojadas.
Es este alcance estratégico el que explica la oposición mortal a la "ley de las seis horas" por parte de los bloques que representan a la burguesía en la Legislatura de la Ciudad.
La expectativa de que el veto de Ibarra pondría un punto final a este episodio fue brutalmente desmentida por la acción de los trabajadores de Metrovías. Ibarra tuvo que valerse de todos los recursos de la extorsión para impedir que los diputados oficialistas "insistieran" en la sanción definitiva de la ley.
Si aquel episodio mostró al Ejecutivo de la Ciudad operando sin escrúpulos a favor de Roggio, la sesión realizada el pasado martes 22 sacó a la luz el esfuerzo desesperado de todos los bloques patronales por "enterrar" la ley de subtes. En esta oportunidad, mientras la Ucr y el Frente Grande prestaron quórum, para proponer que el despacho se archivara ("a comisión"), el bloque del PJ reclamaba "votar de una vez por todas", con plena conciencia de que no se reunirían los votos necesarios por el rechazo al veto. "No podemos tener a la Legislatura en vilo, sesión tras sesión, por este tema", sostenían los diputados del PJ. Pero es esto, justamente, lo que reclamaban los delegados del subte: es decir, mantener en la agenda legislativa a la ley de subtes, hasta quebrar - movilización mediante - la resistencia de los bloques oficialistas. El PJ demostró, así, su compromiso con la "gobernabilidad" reclamada por Ibarra y con la "patria contratista". La misma que le dio de comer a los Grosso y Domínguez en la Ciudad.
Sin embargo, el "cajoneo" fue desbaratado una vez más por los compañeros del subte. Cuando percibieron las intenciones de oficialistas y justicialistas, los obreros presentes hicieron tronar el "que se vayan todos", obligando a la interrupción de la sesión, frustrando la votación antiobrera y forzando a un nuevo cuarto intermedio. Fracasó así el intento por ponerle un "punto final" a esta batalla.
Es evidente, a esta altura, que la Legislatura buscará sesionar en secreto, impidiendo el ingreso de trabajadores, o hacerlo en otro lugar físico, al estilo del viejo Concejo Deliberante que debió ser disuelto. La crisis del subte desenmascaró, así, el carácter conspirativo de la supuesta "cámara de representantes del pueblo".
La lucha del subte ingresará en una nueva etapa, que exigirá del paro, de la unidad con el movimiento piquetero y de una movilización política integral hasta arrancar las seis horas y la insalubridad para todos los trabajadores.


M. R.

jueves, 17 de octubre de 2002

Histórica jornada de lucha en el subte

Después de numerosas asambleas y movilizaciones que lograron arrancar la Ley 871 a la Legislatura porteña, los trabajadores emprendimos una nueva lucha por la ratificación de la ley vetada por el negrero Ibarra.
Para lo cual el Cuerpo de Delegados decidió una movilización para el día 10, fecha en que la Legislatura debía tratar la insistencia de la Ley. La necesidad del paro contra el veto fue madurando en el Cuerpo de Delegados y un amplio sector del activismo. El mismo jueves a las 8:30 horas, el Cuerpo de Delegados junto a la comisión directiva de Uta, evaluando que había una firme posición de los diputados oficialistas (Ucr-Frepaso) de boicotear la insistencia de la ley, decide continuar con la marcha y realizar en todas las líneas un paro sorpresivo de 14 a 15 horas.
Mientras los trabajadores del turno mañana de Metrovías, junto al Polo Obrero y Asambleas Populares, se movilizaban y ejercían una fuerte presión sobre la Legislatura, que ya estaba sesionando, se largaba el paro, que tuvo un fuerte acatamiento en todos los sectores y fue garantizado por los delegados, pese al poco tiempo que medió entre la decisión y la ejecución.
En este sentido, debemos destacar la rápida respuesta de los trabajadores, que demostró que la idea del paro ya estaba madura; en algunos sectores se llegó a interrumpir los servicios cortando la vía. De esta manera se impuso el paro a pesar del intento de la patronal de continuar los servicios con los supervisores conduciendo los trenes.
Esta jornada histórica tuvo una segunda etapa: con más de 250 trabajadores dentro del recinto y con una cantidad superior de trabajadores de líneas de colectivos y piqueteros en las puertas del edificio, sesionó el Cuerpo de Delegados en un salón de la Legislatura para balancear el paro, la movilización y el trámite legislativo. Ante la confirmación de la enorme disposición de lucha de los trabajadores y la confirmación del boicot de la Alianza, se resolvió por unanimidad un nuevo paro de 18:30 a 20:30 horas. Esta decisión fue anunciada en una asamblea improvisada dentro del Palacio Legislativo, que en ese momento estaba objetivamente ocupado por los trabajadores (Metrovías, Rentas y Grissinópoli), y fue ratificada por aclamación. A partir de ese momento los delegados de las líneas bajaron a los túneles a garantizar la medida.
Debemos destacar que este segundo paro superó sorprendentemente al ya contundente paro anterior, sumando al Premetro y a la casi totalidad de las boleterías.
Los trenes quedaron paralizados en todas las estaciones de la ciudad de Buenos Aires, y en algunos sectores los supervisores y una insignificante cantidad de carneros fueron expulsados por los trabajadores para impedir que movieran los trenes. Eso preanuncia cómo se va a desenvolver la lucha en los próximos días contra el gobierno de Ibarra y sus secuaces, y su mandante Aldo Roggio.


Charly Pérez

Los trabajadores del subte ponen contra las cuerdas a un gobierno fundido


La lucha de los trabajadores del subte por la jornada de seis horas ha desatado una colosal crisis política en el Estado de la ciudad. En la sesión legislativa del pasado jueves 10, los radicales y el Frepaso "desaparecieron" del recinto, para no sumar a los cuarenta votos que se requerían para ratificar la ley vetada por Ibarra. Mientras tanto, la ciudad era sacudida por un paro absolutamente masivo de las cinco líneas de subte.
Por primera vez en mucho tiempo, funcionó en el oficialismo la disciplina de bloque. "La Alianza - señaló Altamira en la sesión - había sido quebrada por el pueblo los días 19 y 20 de diciembre pasados. Aquí, en la Legislatura, ya no existía más. Pero anoche, en las dependencias de la Jefatura de Gobierno, el señor Ibarra la reconstruyó por un día. Han desenterrado el cadáver putrefacto de la Alianza, y lo hacen vivir un día, nada más que para atacar y derrotar las reivindicaciones del movimiento obrero".
Para salvar su veto a la ley de subtes, Ibarra tuvo que convocar a una reunión de urgencia a los diputados radicales y frepasistas, en la noche anterior a la sesión. El conciliábulo tuvo la presencia del Coti Nosiglia, es decir, el representante directo de la "patria contratista" dentro de las filas de la Ucr. "Si ustedes ratifican la ley de subtes - les dijo Ibarra - , ponen en riesgo la gobernabilidad de la ciudad." Es decir que sólo continuaría gobernando si es al servicio de los Roggio y las cliques capitalistas que lucran del presupuesto público. Para defender esa orientación, los diputados de la ex Alianza - que en un 90% habían aprobado la ley de subtes en primera instancia - debían ahora desdecirse y "vaciar" la sesión. Es decir que Ibarra-Nosiglia desataron un verdadero golpe de Estado contra la Legislatura, los trabajadores del subte y sus millones de usuarios.

Acción obrera

Ibarra tuvo que intervenir de este modo porque la ratificación de la ley de las seis horas era, a esa altura, imparable. Los delegados del subte acababan de sostener una dramática reunión con los diputados del bloque radical, donde colocaron sobre la mesa las más de 40.000 firmas recogidas entre los usuarios apoyando la devolución de la conquista de las seis horas. "¿Van a optar por esto, por el reclamo de trabajadores y pasajeros, o le van a tirar un salvavidas a un gobierno fundido, al que sólo defienden los Roggio y sus colegas?", les señaló uno de los delegados. Luego de horas de deliberación, el bloque radical había resuelto "insistir" en la ley, lo que desencadenó la posterior intervención de Ibarra.
A esa misma hora, las asambleas de Metrovías resolvían el paro para el día de la sesión. En esas horas, tomó estado público un pacto entre los principales bloques legislativos - suscripto cuando asumió Ibarra hace dos años - , asegurando que ningún veto del Ejecutivo sería rechazado durante su gestión. Es decir, Ibarra puso como condición de "gobernabilidad" el sometimiento permanente de la Legislatura. Naturalmente, la ratificación de la ley de subtes colocaba en crisis ese "principio".

Hay que tirarlo

La crisis impuesta por la acción obrera también se encargó de poner sobre el tapete la sospecha que recorre a todas las oficinas de la Ciudad: detrás de cada uno de los bloqueos a las seis horas está la mano - y sobre todo la caja - de los Roggio. Altamira realizó por primera vez esta denuncia en una reunión de presidentes de bloque, cuando se pretendió postergar, hace dos meses, el tratamiento de la ley de subtes. Uno de los motivos que había empujado a una parte de los diputados radicales a ratificar la ley fue, precisamente, desmarcarse de los rumores de corrupción que crecían en toda la Legislatura. Pero este intento de "saltar del barco" retrata, como ninguna otra cosa, a un gobierno quebrado y descompuesto. El gobierno de Ibarra es la junta de negocios de la banca Morgan, Metrovías y los capitalistas del juego. "Ibarra igual a Hambre", pintan los compañeros de La Boca. "Ibarra igual a Roggio", pintan los compañeros del subte. El repudio popular al gobierno ha comenzado a sacar a la luz los arreglos privados y corruptelas de las pequeñas "juntas de negocios" que funcionan en cada repartición: los negociados inmobiliarios a costa de los sin techo; los negociados con los concesionarios de la alimentación a costa de los comedores de hospitales y escuelas; los negociados con la patria contratista a costa de los trabajadores y usuarios. La lucha del subte coloca sobre el tapete toda esta podredumbre. Por eso, y para imponer definitivamente las seis horas, tenemos que recurrir a una gran movilización de conjunto, interesando a todos los explotados de la ciudad que están siendo agraviados por el gobierno de Ibarra. ¡Seis horas ya! Fuera los agentes de Roggio, Fuera Ibarra. El 22 de octubre próximo, todos a la Legislatura, a exigir la ratificación de la ley.

M.R. 

jueves, 10 de octubre de 2002

Contra el veto de Roggio-Ibarra

Los obreros de Metrovías han iniciado una nueva etapa de la lucha por la vigencia definitiva de la jornada de 6 horas en los subterráneos. Una vez conquistada, con una enorme movilización, la ley que impone la reducción de la jornada, ahora van contra el veto de Ibarra.
El veto respondió exclusivamente a la connivencia del Ejecutivo ibarrista con los intereses de Benito Roggio, la empresa que tiene la concesión del subterráneo. La fundamentación del veto se pierde en divagaciones sobre la constitucionalidad de la ley y sobre la incumbencia o no del Gobierno de la Ciudad en reformas laborales, pero esquiva la cuestión de las condiciones estructurales de insalubridad del trabajo subterráneo.
La Dirección de Protección del Trabajo, que fundamentó el veto, refiere haber iniciado investigaciones sobre las condiciones ambientales en la actividad, esto después de innumerables denuncias de todo tipo que se han acumulado durante varios años. Queda claro que el gobierno de Ibarra es un agente de la "patria contratista" que se nutre del presupuesto capitalino y le ha dado la espalda a los intereses de los trabajadores, de los usuarios y de toda la población que apoya la reivindicación de los trabajadores.
El hecho de que la Comisión de Asuntos Constitucionales haya dado un despacho a favor de la insistencia en la ley en minoría, muestra que la Legislatura está dispuesta a "cajonear" la Ley. El cuerpo de delegados de Metrovías está organizando una nueva movilización masiva para arrancar el voto contra el veto, para el jueves 10 sobre la Legislatura, fecha en que el tema debería volver al recinto para considerar el veto del Ejecutivo. Las asambleas preparatorias por línea están mostrando una disposición de lucha de los trabajadores. Una vez más el destino de esta lucha está en sus manos, ya que la dirección de la Uta no ha mostrado ningún interés real en impulsarla.
La Asamblea Nacional de Trabajadores del pasado 28 y 29, resolvió apoyar la movilización, con una columna de organizaciones piqueteras.
El Partido Obrero apoya esta movilización y llama a convertirla en una gran jornada obrera y popular por el triunfo de los obreros del subte y contra la política del negrero Ibarra, con el aporte de asambleas populares, organizaciones estudiantiles y demás organizaciones sociales.


S. V.

Las seis horas, en un momento decisivo

La Comisión de Asuntos Constitucionales de la Legislatura emitió un dictamen en minoría por la "insistencia" en la ley de reducción de la jornada en el subte. Se trata de la primera vez, bajo el actual cuerpo legislativo, que se plantea el rechazo a un veto del Ejecutivo. Los delegados sindicales concurrieron masivamente a Asuntos Constitucionales. También desfilaron abogados constitucionalistas y laboralistas que refutaron jurídicamente los fundamentos del veto. Altamira presentó un documento que impugna política y jurídicamente las pretensiones del gobierno.
Pero la Comisión se expidió "en minoría", sin la firma de los representantes del justicialismo y con una representación parcial de los radicales. Ni qué decir que los "ibarristas" del Frente Grande tampoco aportaron al rechazo del veto. Es decir que los legisladores de los bloques patronales se han aferrado a la resolución de Ibarra. Es evidente que la insistencia plantearía una crisis política en la Ciudad, ya que tomó estado público la existencia de un "pacto no firmado" entre el oficialismo y el PJ cuando asumió esta Legislatura, en el sentido de que los vetos nunca serían rechazados. Los legisladores no quieren golpear la "gobernabilidad" de Ibarra, cuyo "nivel de consenso" sólo alcanza a los grupos contratistas como Roggio y a los privatizadores de toda laya. Las seis horas representan un golpe brutal sobre el régimen de la flexibilidad laboral y la superexplotación obrera, que los actuales representantes de Rodríguez Saá, Kirchner y Terragno defendieron a muerte bajo Menem o De la Rúa.
En estas condiciones, el Cuerpo de delegados del subte prepara para el jueves 10 una gran acción obrera. Se marchará, desde cada línea y taller, hacia la Legislatura. La iniciativa estará acompañada por el Bloque Piquetero, que resolvió en su última Asamblea Nacional apoyar esta acción de lucha de los trabajadores del subte. Como lo señalamos en Prensa Obrera en julio pasado: "Las seis horas exigirán un piquetazo".


M. R.

jueves, 26 de septiembre de 2002

Importante triunfo del activismo

En medio de la gran movilización de los trabajadores del subterráneo por la jornada de 6 horas, se realizaron las elecciones de renovación del cuerpo de delegados de UTA-Metrovías. Si en las elecciones anteriores la burocracia de UTA perdió el control del cuerpo de delegados, en esta ocasión quedó prácticamente barrida de esta dirección de 21 miembros.
La burocracia perdió cinco delegados y quedó reducida a dos. Esas posiciones fueron ocupadas, en su gran mayoría, por el activismo. Revalidaron sus títulos los delegados que estuvieron a la cabeza del combate. La agrupación Trabajadores de Metrovías (en el Polo Obrero) aumentó nítidamente su influencia.
Este resultado refleja claramente la radicalización producida en la masa de los trabajadores, fogueados en los paros y movilizaciones contra los despidos, contra la eliminación de los guardas y en la gran campaña por la jornada de 6 horas. Los obreros de Metrovías fueron vanguardia en las luchas que anticiparon la sublevación popular. Hace dos años impusieron la reincorporación de compañeros despedidos, quebrando toda una línea represiva de la patronal.
El flamante cuerpo de delegados será un factor decisivo para el triunfo definitivo de la lucha por la reducción de la jornada laboral y para la incorporación de esta masa de 1.800 trabajadores al frente de organizaciones piqueteras que dirigirá la nueva etapa de luchas de nuestra clase obrera.


Corresponsal

Comenzó la movilización contra el veto

Después de haber vetado la "ley de las seis horas" el viernes pasado, Ibarra no se ganó siquiera el respiro del fin de semana. En la tarde del sábado 15, los delegados de Metrovías lo escracharon a la salida del Teatro San Martín, adonde había ido a presentar el "presupuesto participativo". Durante la tarde del miércoles 18, una marcha recorrió el centro de la ciudad con el apoyo de asambleas populares, el Polo Obrero, la Fuba y partidos de izquierda. La movilización llegó hasta la Jefatura de Gobierno, donde fue "recibida" por un inédito despliegue policial. Cerca de los efectivos, los manifestantes expulsaron a elementos provocadores que estaban filmando desembozadamente a los trabajadores presentes.
En la Legislatura, el cuerpo de delegados denunció al director de la Comisión de Asuntos Constitucionales que Ibarra no aportó ninguna razón valedera para el veto.

"A vos te queda poco, Ibarra..."

Ibarra no pudo prescindir ni un solo día de la protección del dispositivo policial. El miércoles, las paredes de Metrovías aparecieron con la leyenda "Ibarra = Roggio". Al día siguiente, la Mesa de Enlace de La Boca y la Cta plantearon: "Ibarra = hambre". Antes, los compañeros de la villa del Bajo Flores marcharon por sus viviendas.
Como Duhalde o el Congreso, el gobierno porteño sobrevive gracias al vallado policial permanente. Entre el repudio popular y la disgregación política de los partidos patronales, Ibarra se ha quedado con cinco diputados sobre sesenta, junto a sus vetos y sus acuerdos con la "patria contratista". Hay condiciones políticas para derrotarlo. Con asambleas por línea, nuevas movilizaciones y escraches, los trabajadores del subte profundizarán en los próximos días esta lucha hasta imponerle el "veto obrero" a la contraofensiva patronal.
M. R.

jueves, 19 de septiembre de 2002

El veto de Ibarra, Roggio y la "patria contratista"

Cumpliendo con la exigencia de Metrovías-Roggio, Aníbal Ibarra vetó la ley que establece la jornada de seis horas para el subte. Según Ibarra, "la insalubridad debe ser resuelta por el área administrativa de Trabajo, luego de la realización de los estudios correspondientes". Pero lo que sobran, justamente, son los "estudios", y principalmente denuncias, sobre la degradación laboral en el subte. Ello, comenzando por las características propias de esta tarea, que llevaron a que desde 1945 hasta 1994 - y con excepción de los períodos dictatoriales - se trabajaran seis horas diarias. Según Ibarra, se le otorgarán "plazos" a la empresa para que "corrija los factores de riesgo laboral". Pero, ¿qué corrección podría introducirse en el nivel de ruido superior a 100 decibeles que existe en todo el trayecto nuevo de la línea D, como resultado de gruesas fallas en su construcción? Ibarra promete "estudiar" la insalubridad en el subte. Pero su gobierno le dio a las patronales vía libre para imponer la más despiadada indefensión obrera en materia de seguridad laboral, como lo revelan las seguidillas de accidentes fatales entre los trabajadores de la construcción.
En realidad, el descaro del "progresista" no tiene límites: si aún en un futuro se estableciera la "insalubridad" ¡Ibarra tampoco piensa aplicar las seis horas! Según señala en los "fundamentos" del veto, los subtes fueron concesionados por el Estado Nacional y, por lo tanto, la Ciudad no tendría facultades para intervenir en los contratos que afectan a la concesión del subte. Ni ley, ni "decreto", ni nada: Ibarra defiende a muerte la "conquista patronal" de la jornada de ocho horas que aplicaron Onganía, Videla, Viola y Menem. El único "principio" jurídico valido es la defensa de la "patria contratista" que gerencia al subte.
Un agente de Roggio, Macri y compañía
Es que la clave del veto se encuentra en los múltiples lazos que unen a la administración "progresista" con los Roggio y las restantes cliques contratistas que operan en la Ciudad. Una semana atrás, Ibarra firmó un decreto autorizando la renegociación por "mayores costos" de todas las obras de remodelación y ampliación que se están realizando en los subtes. En una industria como la de la construcción, que emplea insumos locales, con salarios congelados y acosada por una recesión brutal, los "progres" han admitido ajustar los costos empresarios debido al aumento... "de los insumos importados" (sic). Entre los contratistas beneficiados está, por supuesto, Benito Roggio, también operador del subte. Ya a comienzos de año, Ibarra había premiado al mismo Roggio, a Macri y a los otros "padrinos" concesionarios de la basura con una jugosa renegociación de los contratos de recolección, renovados sin licitación gracias a la ley de superpoderes. No puede considerarse casual, en este cuadro, que sea el mismo Roggio el único posible adjudicatario en la licitación de los cuestionados "reservorios" contra las inundaciones. Ibarra ha dejado chiquitos a los Rodríguez Saá o Romero, en lo que respecta a sus vínculos con grupos contratistas. Y en materia de sometimiento a los privatizadores porteños, se encamina a superarlo a Grosso, aunque seguramente termine igual que él.
Cómo vetamos a Ibarra y Roggio
Ibarra también "fundamenta" el veto a la ley de subtes en la supuesta "falta de facultades" de la Ciudad para legislar sobre la jornada laboral. Según Ibarra, la Ciudad jamás podría legislar, por ejemplo, en materia civil o penal, ya que sus códigos fundamentales también se encuentran reservados al Congreso Nacional. Es decir que cuando se trata de burlar los intereses populares, los campeones de la "autonomía" porteña no vacilan en retrotraer el "status" de la Ciudad, no ya al de una intendencia, sino al de un "territorio nacional" como la Antártida.
Todos los fundamentos del veto han salido de la usina del contratista Roggio que, después de haber fracasado en la Legislatura, consiguió el salvavidas de Ibarra. La Uta, que sólo se "prendió" a la lucha por la aprobación de la ley en su tramo final, no movió un dedo para desplegar una movilización de alerta contra el veto, como sí lo hizo el cuerpo de delegados de Metrovías. En este mismo sentido actuó la movilización de las trabajadoras del subte, a quienes la patronal pretendió enfrentar con los delegados. Sobre esta base, la lucha por las seis horas continuará desplegándose en todos los planos. En el terreno legislativo, el Partido Obrero trabajará por la ratificación y promulgación definitiva de la ley. En el plano de la acción directa, está planteado un plan de lucha que debe convocar a todo el transporte, a las asambleas, a las fábricas ocupadas y al movimiento piquetero Defender las seis horas, defender a los compañeros del subte se ha vuelto, a esta altura, una cuestión que interesa a todos los movimientos de lucha de la ciudad. Se trata, en definitiva, de "vetar" a un gobierno que, bajo la máscara del "progresismo", enfrenta cotidianamente a los desocupados, a los sin techo, a los trabajadores de la Ciudad. Todo el transporte, las asambleas barriales, las fábricas ocupadas y los piqueteros tienen que estar con el subte. Para quebrar el "veto". Y con él, a los Ibarra, Macri y Roggio, para que se vayan y gobierne una constituyente en la ciudad.
 M.R.

jueves, 12 de septiembre de 2002

Un enemigo de los usuarios


Un reciente estudio del Ente Regulador de la Ciudad ha constatado todo tipo de anomalías en el servicio de los subterráneos porteños. Entre otras, "Metrovías ofrece niveles de iluminación hasta un 60% inferiores a los requeridos y un 20% menos de servicios programados por hora" (Clarín, 26/8).
El informe destaca que, en la línea E, "en los horarios de 9 a 10 y de 19 a 20 circulan 12 trenes cuando el contrato de concesión dice que deben funcionar 15". En una encuesta realizada por el Ente, "la mayoría de los usuarios del subte se queja por la falta de acceso para personas con discapacidad y por las malas condiciones de los baños de las estaciones" (ídem). Si esto es cierto para los usuarios, ¿qué decir para quien soporta este ambiente laboral durante ocho horas diarias?
Los usuarios "también piden descuentos por la compra de pasajes en forma anticipada", denunciando así otro de los más recientes negociados de la patronal: la incorporación, con la tarjeta magnética, de "paquetes" de viajes múltiples que la empresa cobra por adelantado, con un claro beneficio financiero que la patronal acapara integralmente.
Esta es la empresa que reclama ahora por "imprevisión jurídica", aun cuando la ley de seis horas no hace sino retornar la jornada laboral a la situación en la cual Metrovías asumió la concesión.


M.R.

Ibarra y Roggio

En el curso del año pasado, Ibarra largó con bombos y platillos su proyecto de instalaciones de "reservorios de agua", unos tanques subterráneos destinados a aplacar el fantasma de las inundaciones. El proyecto recibió todo tipo de impugnaciones técnicas. Pero también denuncias: en particular, que la licitación de los reservorios estaba hecha a la medida de una sola empresa, que ya disponía de los diseños de construcción. El nombre de ese posible adjudicatario es bien conocido por los trabajadores de Metrovías: se trata de Benito Roggio, su concesionario. El Estado porteño no es "neutral" en esta lucha por la jornada laboral reducida. Por múltiples vías, los negociados a costa del presupuesto público atan a los administradores centroizquierdistas con la patronal. Este "nudo gordiano" sólo podrá cortarlo la lucha obrera.
M.R.

"Si hay veto, habrá lucha"

Los trabajadores denuncian la conspiracion de Ibarra y Roggio
El viernes 6 de setiembre, Aníbal Ibarra recibió al cuerpo de delegados de Metrovías. El marco de la reunión fue una movilización de trabajadores del subte, junto con delegaciones del Polo Obrero y del Mijd. Ibarra no promulgó aún la ley que establece la jornada de seis horas en el subte, ni asumió un compromiso en este sentido en la reunión con el cuerpo de delegados. En cambio, reiteró ante los compañeros todas las "dudas" y objeciones que vienen formando parte de los argumentos de la patronal contra la ley. El veto, por lo tanto, continúa planteado como una clara amenaza en los tres días hábiles que restan para que la ley se promulgue automáticamente.
Provocación legislativa
Pero tampoco es cierto, como dijo Ibarra en la reunión, que el gobierno solamente se encuentre "estudiando" la ley. Hay una activa conspiración de los aliados de Ibarra contra la conquista de las seis horas. Cuando expiraba la sesión legislativa del jueves 5, el diputado Mercado - de un fantasmagórico partido "de Jubilados y Juventud" que sostiene a Ibarra - incorporó al orden del día de la sesión un "pedido de informes" sobre la "situación laboral en el subte", para que el Ejecutivo porteño diga "qué diligencias se han tomado para estudiar la posible existencia de insalubridad". Al día siguiente, en la reunión con los delegados, Ibarra se sirvió de este "proyecto" - pergeñado por sus aliados - para atacar a la Legislatura, que "un día vota reducir la jornada por las condiciones de insalubridad, y otro día nos pide informes sobre si existe insalubridad o no". Mercado, el autor de esta provocación dirigida a desprestigiar la ley de las seis horas, había sido uno de los diputados que, junto a la Ucedé y el Frente Grande (Ibarra), votaron contra la reducción de la jornada el pasado jueves 22.
Una zanahoria envenenada
En las postrimerías de la reunión de los delegados con Ibarra, el secretario de Obras Públicas, Fatala, deslizó la posición de que "el gobierno se siente mucho más cómodo con un decreto de insalubridad - emitido luego de un dictamen de la Secretaría de Relaciones Laborales de la Ciudad - que con "esa ley de las seis horas". Apareció, así, otro flanco de ataque contra los trabajadores: vetar la ley que dispone ahora las seis horas, prometiendo a cambio una futura declaración de insalubridad. Sin embargo, la Secretaría laboral porteña ya tiene posición contraria a la declaración de insalubridad. La ley, en cambio, tuvo en cuenta el carácter estructuralmente insalubre del medio ambiente laboral en el subte. Si el gobierno y sus funcionarios quieren hacer los estudios de insalubridad, mientras tanto deben regir las seis horas.
Preparar la lucha
Es evidente que el gobierno porteño se prepara para vetar. Esta preparación debe ser enfrentada por un trabajo igualmente sistemático de preparación de la huelga en todas las líneas del subte y en toda Uta. Este fue el mensaje que Charly Pérez transmitió a sus compañeros a la salida de la reunión con Ibarra: "Si hay veto, hay plan de lucha". Una lucha que, a partir de este lunes, continuará con asambleas por línea, volanteadas a los usuarios y el reclamo a la Uta por un plan de lucha en todo el transporte. Es necesario unir la lucha del subte a todas las líneas de superficie.
O el veto de Roggio o la ley de los trabajadores. Esta es la disyuntiva que se pondrá en juego en las próximas y decisivas jornadas.

 M.R.

jueves, 5 de septiembre de 2002

"Vamos a seguir quebrando todas las barreras"

Dialogamos con un conjunto de trabajadores y delegados de Metrovías, sobre la marcha de la lucha por las seis horas.
Estas fueron sus reflexiones principales.
¿Cuál es el balance preliminar de la lucha iniciada?
Sabemos que es un paso importante. Pero al mismo tiempo, tenemos la impresión de que recién empezamos en esta lucha. Porque la empresa no se quedará quieta.
¿Hay evidencias de ello?
La empresa llamó para presionar con el arreglo a varios compañeros, aduciendo que "eran inútiles" y que podrían ser objeto de un despido con causa. Están buscando meter miedo para así dividirnos. Pero la maniobra surtió el efecto contrario, ya que se sumaron a nuestro repudio sectores que no hacían asambleas, o que hasta ahora no se habían movilizado.
(Otro compañero): Con el tiempo, nosotros pudimos apreciar la firmeza de varios delegados en pos de este objetivo. Te cuento una anécdota: hace dos o tres años venían con el planteo de las 6 horas, escribían graffitis en las formaciones diciendo: "¿6 horas?, no seas irreal, es una locura", etc. Y hoy estamos todos luchando, porque sabemos que además crearía más puestos de trabajo (un tercer turno). Por eso nuestro reconocimiento al Cuerpo de Delegados como pilares de esta lucha.
¿Cómo evaluarían el grado de movilización que existe hoy en el subte?
R.: Tenemos muy presente, como decía el compañero, el papel del Cuerpo de Delegados. Pero en cuanto al sindicato, antes pretendía dirigir todo lo que pasara en el subte. Ahora sucede lo contrario, el sindicato quiere colgarse de nuestra lucha, pero para frenarla. Tenemos el ejemplo de lo que pasó con los guardas, cuando el sindicato pactó con la empresa, y nosotros les torcimos el brazo a ellos y a la empresa. Esto lo tenemos claro: que el sindicato participe no quiere decir que esté de nuestro lado.
¿Cuáles son los próximos pasos?
Ante la negativa del gobierno a promulgar la ley, el Cuerpo de Delegados ha votado una marcha para el viernes 6 a las 12 horas, del Obelisco a la Jefatura de Gobierno. La marcha tiene que ser tan fuerte como la que hicimos el 22 de agosto a la Legislatura, y que terminó arrancando la aprobación de la ley.
¿Qué reflexión les merece la lucha que están llevando adelante?
Hay que destacar que la unificación de las bases sirvió para dar el puntapié inicial. Y no pudieron quebrar esta unidad. Ya ves lo que quisieron hacer con las mujeres: dijeron que las iban a echar, y ahora las compañeras están haciendo asambleas en las líneas, organizándose y reafirmando esa unidad.
(Otro compañero): Si tomamos conciencia de que la lucha es posible no existen barreras. Esto hizo que rompiéramos las barreras de la burocracia, de la empresa y de la Legislatura, en la cual reconocemos el rol de Altamira.
(Otro): Tenemos conciencia de que ahora hay otra base, que no es la de antes. Tenemos claro ahora qué es la burocracia sindical. Y además creamos un compromiso con los sectores que nos apoyaron: trabajadores, organizaciones, comisiones internas, asambleas populares, etc. La semana pasada, por ejemplo, fuimos al Hospital Garrahan para apoyar su lucha.
(Otro): Yo saco como lección que con la conciencia del trabajador, conociendo los derechos de cada uno, se pueden hacer grandes cosas. Sin miedo por lo que pueda ocurrir después. Por eso, me parece buena la realización de la Asamblea Nacional del Bloque Piquetero el 28, que sirva para discutir un plan de lucha nacional por todo lo que se viene.

LAS MUJERES DE METROVIAS SE ORGANIZAN

La patronal de Metrovías continúa haciendo "rodar" la "bola" de que la sanción de la jornada de seis horas entrañaría el despido de trescientas trabajadoras del subte, ya que "la Ley de Contrato de Trabajo no admite el trabajo femenino en tareas insalubres".
A la patronal de Roggio se le ha despertado, así, una "súbita" preocupación por las condiciones de trabajo de "sus" mujeres. Claro que de esa inquietud no le surge mejorar el flagelo de la contaminación ambiental, el ruido o la iluminación. Para "proteger" a la mujer, Metrovías no encuentra nada mejor que dejarla en la calle.
Pero el ataque de Roggio es jurídicamente burdo y políticamente reaccionario.
Ya hemos explicado que la ley de las seis horas no declara la insalubridad, algo que, de acuerdo a la legislación vigente, sólo podría sancionar el área laboral del Ejecutivo de la Ciudad. Pero más allá de la cuestión de la insalubridad, existe legislación vigente que impide el trabajo femenino e infantil en ciertas condiciones, entre otras, en "tareas subterráneas". Esa ley, la 11.317, data de 1924, y por lo tanto, ya tenía setenta años de vigencia cuando Roggio tomó la concesión del subte. Si en ese momento absorbió mujeres que venían trabando en subterráneos del Estado, o si luego incorporó más compañeras, lo hizo "violando" esas restricciones legales. Por lo tanto, la patronal no puede alegar ningún cambio en el marco jurídico que afecta a la mujer trabajadora luego de la reciente sanción de las seis horas.
Pero no hemos dicho lo más importante sobre este punto: la intepretación de Metrovías sobre la Ley de Contrato de Trabajo es, en este punto, maliciosa y discriminatoria: en efecto, la ley exceptúa a la mujer de tareas "insalubres, penosas o riesgosas". Esta descripción genérica se refiere, sencillamente, a aquellas situaciones donde la condición física de la mujer entrañe una desventaja real de su condición por referencia a la misma tarea realizada por un hombre. Naturalmente que ello no puede aplicarse a las tareas... de boletería, donde revistan la mayoría de las compañeras. En este caso, la situación de ruido, ventilación deficiente, stress, etc., están ampliamente comprobadas, pero tanto para las mujeres como para los hombres. Si, con su interpretación de la ley, Metrovías pretendiera despedir a las boleteras por "tarea penosa", estaría violando varias leyes nacionales, normas constitucionales nacionales y de la Ciudad, y hasta conveniones internacionales que prohíben toda discriminación laboral entre el hombre y la mujer.
Las compañeras de Metrovías saben de esta discriminación: en la asamblea que se realizó durante gran parte de la mañana y la tarde del pasado miércoles 28 –donde desfilaron cerca de un centenar de trabajadoras– relataron la lucha de años "para ser consideradas, en plano de igualdad, en las tareas de conducción de formaciones, o como guardas".
Por eso, una de las conclusiones surgidas de esa gran reunión fue la siguiente: las mujeres no sólo lucharán contra cualquier despido. Además, exigirán, junto al Cuerpo de Delegados, contra cualquier discriminación hacia la mujer trabajadora en los nuevos puestos de trabajo que deberán crearse como resultado de la aplicación de las seis horas. En definitiva, no menos, sino ¡más trabajadoras en el subte!


M. R.

EL CUERPO DE DELEGADOS RETOMA LA MOVILIZACION

La empresa Metrovías ha respondido a la sanción de la ley que establece la jornada de seis horas con una serie de provocaciones contra los trabajadores del subte y los usuarios.
En el curso de la semana pasada, la empresa convocó a un conjunto de trabajadores para ofrecerles "retiros voluntarios", anticipándoles que "se venía un período muy duro en materia de disciplina laboral", donde "no se tendrían contemplaciones". La intimidación no tuvo resultados, ya que todos los compañeros rechazaron la oferta patronal.
En segundo término, han continuado –a través de algunos supervisores– las amenazas a las trabajadoras del subte, advirtiéndoles que, de promulgarse la ley, serían despedidas con causa, ya que "la legislación no admite que la mujer realice tareas insalubres". Las compañeras respondieron con una gran asamblea, donde se conformó una comisión de mujeres dirigida a rechazar, línea por línea, los intentos intimidatorios.
Finalmente, la empresa la emprendió también contra los usuarios: amparada en el reciente decreto 308 –que permite a las privatizadas "flexibilizar" sus servicios–, Metrovías ha comenzado a ralear las frecuencias. Esto, aún cuando distintos organismos –desde los entes reguladores hasta Defensa del Consumidor– ya venían colmados de denuncias por este tipo de anomalías en el subte.
La patronal fracasó en su intentó de impedir, en la Legislatura, la sanción de las "seis horas". Es evidente que ahora pretende "cobrarse" la conquista obrera por distintas vías. Primero, creando un régimen de intimidación y terror al interior del subte, para preparar las condiciones de una "flexibilización laboral" (rotación de puestos, cambios en el régimen laboral). Luego, se ha largado a un "tarifazo" encubierto, envileciendo el servicio. Sin embargo, la ley aprobada impide a la concesionaria alterar "las condiciones de trabajo y calidad del servicio".
Mientras tanto, el lobby patronal se ha trasladado desde la calle Perú hasta la Avenida de Mayo, donde reside la Jefatura de Gobierno: pretenden arrancarle el veto a la ley de subtes antes del 11 de setiembre, cuando quedará promulgada en forma automática. El Cuerpo de Delegados de Metrovías reclamó una reunión con el Ejecutivo porteño, para exigir la inmediata promulgación de la ley. La audiencia, originalmente concertada para el viernes, fue "levantada sin fecha". Si se tiene en cuenta que en la sesión legislativa que sancionó las seis horas sólo votaron contra la ley la Ucedé y dos diputados afines a Ibarra, es evidente que el "veto de Roggio" es una posibilidad cierta.
El pasado viernes 30, el Cuerpo de Delegados de Metrovías consideró todo este cuadro de situación, y adoptó una resolución de lucha: movilización masiva a Jefatura de Gobierno para el próximo 6 de setiembre, contra el veto, contra los aprietes patronales, por la inmediata puesta en vigencia de las seis horas.
La patronal no se ha dado por vencida. Pero los trabajadores están dispuestos a echar mano de todos sus recursos para llevar esta lucha a la victoria.


M.R.

jueves, 29 de agosto de 2002

Victoria histórica: Las seis horas para el subte

Discurso de Altamira en la Legislatura
La conquista de las seis horas para el subte es el resultado de un largo año de lucha. Los proyectos de ley iniciales se diferenciaban en el hecho de que uno, el del socialista Puy, no contemplaba el mantenimiento del nivel salarial, el otro, de Altamira, sí. En la comisión respectiva, de Legislación, existían antecedentes de lucha por las conquistas laborales, como las declaraciones que impidieron los despidos en el teatro Colón y en la línea B de Metrovías, impulsadas por el Partido Obrero. Más recientemente, Enrique Rodríguez presentó un proyecto idéntico al de Altamira, con la diferencia de que la propuesta de una comisión obrera de seguridad e higiene era transformada en una comisión mixta obrero-patronal. Al final, un "consenso" alcanzado fuera de la Comisión, eliminó el punto por entero.
El proyecto puntal de Altamira fue elaborado conjuntamente con numerosos delegados de Metrovías; este método fue un factor poderoso de movilización. La rebelión popular del 19 y 20 de diciembre, ofreció una nueva perspectiva para esta conquista. La reducción de la jornada comenzó a ser debatida en mayo pasado, en el marco de una creciente movilización de los trabajadores. Hace dos meses, forzaron la interrupción parcial de una sesión de la Legislatura para que fuera atendida su demanda. Allí, se arrancó una recorrida por el subte por parte de una Comisión de Diputados. La visita, realizada una semana después, reveló la profundidad de la movilización liderada por el Cuerpo de Delegados: en cada taller, en cada estación, un contingente de trabajadores esperó a los diputados, proporcionando detalles sobre las condiciones de trabajo imperantes y reclamando la urgente sanción de la ley. Hacia el final de este proceso, se incorporó al reclamo la dirección de UTA.
El proyecto fue aprobado luego de clarísimas maniobras que apuntaban a liquidarlo. El ingreso del proyecto de Rodríguez fue utilizado para dar participación a la comisión de Obras Públicas, con la intención de bloquearlo. Más tarde, en la reunión de Labor Parlamentaria del 21 de agosto, los bloques del PJ, la UCR y el Frente Grande anunciaron que tenían mandato para postergar su tratamiento, posición que fue retirada luego de una fuerte protesta del PO. En la sesión del 22 se intentó dejar para el final su tratamiento, lo que habría significado el riesgo de que quedara postergado otra semana o indefinidamente. En el debate, varios diputado hicieron conocer que Ibarra tendría intención de vetarlo. A partir del viernes 16, el grupo Roggio comenzó una campaña mediática de intimidación, advirtiendo que la ley significaría el despido automático de 300 mujeres.
Conjuntamente con otros proyectos, como el de salario mínimo o el reclamo de sustituir al gobierno y la legislatura por una Constituyente soberana, pero en especial con los proyectos para expropiar a Brukman y Grissinopoli, la acción legislativa del PO ha sido la manifestación del uso revolucionario del parlamentarismo burgués. Acompañado de la acción directa de los trabajadores, sirve para difundir los objetivos, sea inmediatos o estratégicos, de la clase obrera, y en esta medida prepara políticamente a los trabajadores para obtener conquistas decisivas contra el capital.
Sr. Altamira: Señor presidente: la de hoy va a ser una sesión histórica. Todo indica que los diputados de la Legislatura van a darle su voto mayoritario al proyecto de ley que reduce la jornada laboral de subterráneos de la ciudad de Buenos Aires a seis horas, sin afectar el salario.
Será una jornada histórica porque por primera vez en los últimos veinte años logramos parar la ofensiva capitalista de destrucción completa del derecho laboral y de las conquistas de los trabajadores. En los últimos veinte años, no solamente no se ha declarado ninguna nueva insalubridad en ningún ámbito laboral, sino que aquéllas que existían fueron derogadas. Hoy, sin embargo, vamos a reducir la jornada laboral a seis horas en los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires. (Aplausos.)
En los últimos veinte a–os se ha destruido por completo el sistema de convenios colectivos de trabajo. La prueba más contundente de ello es que la mayoría de los trabajadores con empleo lo hacen en negro, trabajan catorce horas, no tienen ninguna clase de protección social y sus salarios han caído; de enero hasta ahora, un 25 por ciento. Pero hoy vamos a restablecer la vigencia del derecho laboral y la vigencia de la conquista de los trabajadores. (Aplausos.)
Hace casi dos a–os, el Congreso de la Nación aprobó una "famosa" Reforma Laboral que destruyó el convenio único de trabajo en el ámbito nacional y prácticamente inició un rumbo en el derecho laboral que apunta al contrato individual de trabajo. Hoy, por medio de una acción colectiva de los trabajadores y la sanción de una ley, vamos a imponer la reducción de la jornada laboral a seis horas.
A ver si se entiende bien: hoy es una jornada histórica porque estamos produciendo un viraje en la tendencia política a destruir los derechos de los trabajadores y restablecemos una conquista y ponemos un freno a la voracidad patronal.
Ustedes deben tener en claro –obviamente, lo tienen, pero es importante que quede registrado– que ésta es una de las primeras manifestaciones positivas de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre pasado. (Aplausos.)
No sólo ésta es una jornada histórica, una sesión histórica y una victoria histórica, sino que también es una victoria ideológica. Al derecho del capitalista y a la búsqueda ilimitada del beneficio le oponemos la protección física y moral del ser humano, que es el trabajador. Es una victoria contra los principios que sustentan la organización social vigente. Y tiene una importancia colosal.
Es indudable que distintos sectores ideológicos van a votar hoy favorablemente la reducción de la jornada laboral. No importa. Es una victoria del trabajador contra el capital. Por eso Metrovías hace lobby. Por eso Metrovías va de la radio a la televisión para atacar este proyecto y a los diputados que lo impulsamos. Y por eso los trabajadores se encuentran movilizados del otro lado.
En esta movilización de los trabajadores lo más destacable, como manifestación de la derrota política e ideológica de la patronal, es la presencia de las mujeres en el recinto… (Aplausos.)… porque constituye la prueba contundente y definitiva de que la ofensiva mañosa y pérfida que apuntaba a decir que esta ley iba a determinar el despido de 300 compañeras, no ha calado en el movimiento obrero de la UTA y del Transporte de Subterráneos, y no ha calado en las compañeras. Las compañeras se han hecho presentes aquí para decir: "Es mentira la campaña de Radio 10. Es mentira la campaña de Metrovías. Nosotras, las mujeres a las cuales éstos quieren proteger, ponemos el pecho y reclamamos con nuestros compañeros varones la reducción de la jornada laboral a seis horas". (Aplausos.)
Quiero decir que esta victoria abre el camino a otra victoria y a la posibilidad de otro planteo muy importante. Este debate y la decisión de afirmar que la Ciudad puede legislar laboralmente para establecer las seis horas, de aquí en más habilita la posibilidad de una movilización para imponer en la Ciudad de Buenos Aires el salario mínimo para sus trabajadores, tanto para el ámbito privado, como también para el público. Esta reivindicación es fundamental y se ha materializado, parcial y deformadamente, es cierto, en otras provincias.
Pero se trata, indudablemente, de una victoria histórica, porque revierte un proceso que es la consecuencia de todo un movimiento popular en el país.
Luego de los documentos que aquí fueron leídos se confirma algo que desde la bancada del Partido Obrero venimos pensando y señalando desde hace un tiempo: es una victoria para la clase obrera internacional, porque las adhesiones de los compañeros del subte de Londres y de San Pablo están demostrando que los trabajadores del subte de la Argentina están haciendo punta en la lucha internacional por las seis horas para los trabajadores de subterráneos en todos los países del mundo. (Aplausos.)
También aquí hay una lección importante. Cuando la empresa Metrovías y el grupo Roggio impusieron la jornada de ocho horas a los trabajadores, según un diputado de esta Legislatura, ello expresó la vigencia de las leyes de mercado. Es una forma muy peculiar de que se manifestaran las leyes de mercado. Primero se crea una enorme masa de desocupados y una enorme competencia entre los obreros por puestos de trabajo que van cayendo todos los días. Primero se quiebra la espina dorsal de los trabajadores en su capacidad de negociación, y después se les dice "juguemos a las leyes del mercado". Y en esas condiciones, quebrando la organización sindical, con desocupados y aprovechando el poder despótico del Estado y una situación de monopolio, la empresa, con amenazas y con intimidaciones, impone en 1993 y 1994, las ocho horas de trabajo. Hoy estamos aprobando una ley contra las leyes del mercado, porque no es el mercado el que establece hoy las seis horas de trabajo; es la voluntad de la Legislatura como consecuencia de la movilización colectiva de los trabajadores. Es una victoria contra las leyes de mercado. Por arriba de las leyes del mercado está la salud física y moral del pueblo argentino. (Aplausos.)
Es un abuso afirmar que algún punto de este proyecto de ley que se va a aprobar en el día de hoy tenga características inconstitucionales. La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires está plenamente capacitada para dictar esta ley. Las disposiciones constitucionales que otorgaban al Estado Federal, al Gobierno Nacional, y por lo tanto, al Congreso Nacional, las facultades de dictar el Código de Trabajo, han quedado definitivamente modificadas, restringidas y condicionadas con la reforma de la Constitución que establece los derechos sociales. Me refiero al Artículo 14 bis.
Automáticamente, existe una disposición constitucional que obliga a garantizar estos derechos y que, por lo tanto, limita la disposición del Artículo 75 de la Constitución Nacional, que le otorga al Congreso, en exclusiva, la facultad de dictar el Código de Trabajo.
Este fenómeno se manifiesta en un hecho muy importante, que no sólo tiene vigencia a la hora de discutir este proyecto de ley, sino otros proyectos de ley.
Me refiero a lo siguiente: un conjunto de constituciones de provincias han establecido como facultad propia del distrito provincial la determinación de la jornada laboral. Por ejemplo, la Constitución de Río Negro, que en su Artículo 7¡ hace referencia al derecho a una jornada limitada de trabajo, que no exceda las posibilidades normales del esfuerzo, y el descanso semanal, y vacaciones periódicas pagas.
Esta disposición de la Constitución de Río Negro demuestra que es facultad de los distritos autónomos que componen el conjunto de la federación nacional el dictado de normas relativas a la limitación de la jornada de trabajo. Esta misma disposición la establece el Capítulo II de la Constitución de Córdoba, en su Artículo 3¡, "Derechos de los trabajadores", que dice: "...a una jornada limitada, con un máximo de cuarenta y cuatro horas semanales, con descansos adecuados, vacaciones pagas y a disfrutar su tiempo libre".
Está perfectamente claro que sólo una interpretación desviada, interesada, favorable a los intereses de los grandes grupos económicos que parte de las autoridades judiciales, podría impugnar esta facultad que tiene la Ciudad de Buenos Aires de dictar el horario de trabajo en el subterráneo.
Acá se han efectuado citas, pero un especialista en derecho laboral, el doctor Ricardo Cornaglia, en la Revista Doctrina, Jurisprudencia y Legislación sobre el Trabajo y Seguridad Social, de 1990, señala con referencia a estos artículos que acabo de citar, que las provincias toman medidas normativas concretas que inciden en la mayor ocupación de sus poblaciones. Son las provincias las que toman las medidas de limitación laboral. Y cuando dice que "inciden en la mayor ocupación de sus poblaciones" es porque a los especialistas no se les escapa que la reducción de la jornada laboral en el subte, por ejemplo, obliga al que gerencia o maneja el subterráneo –si quiere mantener, como es su obligación, la totalidad de los servicios que está prestando– a incorporar nuevos trabajadores para completar las horas que han sido disminuidas, con lo cual se incrementaría el plantel que actualmente se encuentra trabajando en el subte de Buenos Aires.
Sr. Presidente (Busacca): Diputado Altamira: el diputado Crespo Campos le solicita una interrupción. ÀSe la concede?
Sr. Altamira: Sí, señor presidente.
Sr. Presidente (Busacca): Para una interrupción, tiene la palabra el diputado Crespo Campos.
Sr. Crespo Campos: Señor presidente: le agradezco por su intermedio al diputado Altamira.
Como veo que el centro del discurso del diputado preopinante se basa en algunas cosas que yo dije, por su intermedio, le quiero aclarar dos cosas.
En primer lugar, no hablé sobre leyes de mercado con referencia a subterráneos, sino respecto de los cartoneros que circulan por la ciudad.
En segundo lugar, por su intermedio, le quiero pedir al diputado Altamira que me aclare si los derechos del trabajador, que él mencionó, que comparto y que figuran en las constituciones y en las normas de las provincias de Río Negro y Córdoba, se refieren a acuerdos privados entre partes, homologados en el Ministerio de Trabajo, o si están referidos a los derechos del trabajador en su conjunto; si no, estamos hablando de dos cosas diferentes.
No existe legislación en la Argentina que esté por arriba de la Constitución y no existen artículos en ninguna constitución provincial, ni algo delegado, en esta República Argentina, que esté por encima de la Constitución, salvo lo que plantea el diputado Altamira, quien quiere vulnerar los derechos constitucionales sobre la base de una lucha de clases. Pero no existe lo que él dice. Las normas que cita están referidas a condiciones y contratos de trabajo en empleos no regulados ni homologados como son éstos. Si fuese cierto, cosa que desconozco, que las personas que firmaron por los trabajadores este contrato –Juan Manuel Palacios, Roberto Fernández, José Purita, Ricardo Guarachi, Alberto Geremías, José Fernández, Claudio Pacífico, Alejandro Lacquaniti, con el asesoramiento legal del doctor Batista– fueron perseguidos, intimidados y sufrieron algún tipo de represalia para firmarlo, lo que deberíamos hacer no es exactamente lo que estamos haciendo, sino presentar un proyecto y discutirlo –estaría de acuerdo en hacerlo– para que caduque la concesión de Metrovías en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Pero mezclamos en una misma madeja todo y no queda absolutamente nada claro.
Sr. Presidente (Busacca): Continúa en uso de la palabra el diputado Altamira.
Diputado Altamira: le recuerdo que le quedan dos minutos.
Sr. Altamira: Señor presidente: debido a que tengo que responder a una interrupción, le pido que me otorgue ese tiempo para luego hacer la conclusión.
La intimidación, la represalia, las condiciones de coacción hacia los trabajadores que firmaron el convenio de trabajo, en el que con renuencia la dirección sindical tuvo que acordar estas 8 horas, figura en el informe técnico presentado por la Unión Tranviarios Automotor, con la firma de Juan Manuel Palacios, Secretario General, en 1994.
Dice: "Iniciadas las discusiones paritarias a fin de firmar un convenio colectivo de trabajo y a partir de lo establecido en el nunca derogado Decreto 28.054 del ‘45 –esto es muy importante, porque ese decreto sigue vigente y nunca fue derogado– y atento a la política de despidos llevada adelante por la concesionaria que profundizaron el temor de los trabajadores a la pérdida de su fuente de trabajo que impidió luchar gremialmente la imposición de la jornada establecida en el citado decreto, se consiguió que la empresa Metrovías reconozca la jornada de 7 horas diarias y 48 semanales". Acá está descripto en qué condiciones el gremio tuvo que enfrentar el convenio colectivo de trabajo firmado por su propio Secretario General.
Señor presidente: la Constitución Nacional garantiza una serie de derechos y, desde ese momento, desde el momento en que garantiza esos derechos, limita el alcance del Artículo 75 de la Constitución, que otorgaba al Congreso Nacional la facultad absoluta de establecer el derecho del trabajo.
En segundo lugar, dos constituciones –la de Córdoba y la de Río Negro– toman para sí con un criterio amplio...
Sr. Crespo Campos: ¡Pero eso no existe!
Sr. Altamira: ...la protección de una jornada limitada, el derecho a una jornada limitada.
Recientemente en la Provincia de San Luis se dictó una ley de salario mínimo. Y en los fundamentos de esta ley se señala el derecho de los trabajadores al salario mínimo vital, que surge explícitamente del Artículo 14 bis de la Constitución.
Es decir, luego de la reforma constitucional del año 1957, no puede sostenerse que la competencia para su establecimiento finca en el Artículo 75, inciso 12), de la ley fundamental, puesto que el artículo mencionado en primer término se refiere al caso de un modo expreso. Es decir, protege de un modo expreso los derechos de los trabajadores.
Esto está fundamentado por la Legislatura de San Luis. Con esto tenemos una absorción, una recuperación de estos derechos por parte de las legislaturas y de las autonomías provinciales para determinarlos.
Por último, quiero se–alarles que la jornada de ocho horas no fue impuesta por convenios colectivos de trabajo. En el mundo entero, como consecuencia de la Revolución Rusa y de los levantamientos de obreros en toda Europa, las legislaturas de esos países adoptaron legalmente –no por convenio colectivo– la famosa reivindicación histórica de la jornada de ocho horas.
Aquí estamos siguiendo ese ejemplo. Por eso la considero una victoria ideológica; y comprendo que el diputado Crespo Campos la sufra, porque es la derrota integral de los planes menemistas, la derrota integral de la política liberal, la derrota integral... (Aplausos.)
Sr. Altamira: ...del profesional de derecho que cita, Funes de Rioja, un vitalicio inscripto en las páginas de Ambito Financiero, el máximo "negrero" del movimiento obrero argentino, asesor de la Unión Industrial y partidario de la flexibilización absoluta de las normas laborales, es decir, del contrato individual. Por eso cita a Funes de Rioja.
Quiero terminar de la siguiente manera: la que determina la constitucionalidad de una ley es la Corte Suprema de Justicia. Esta Corte Suprema de Justicia tiene una facultad muy lata para hacerlo. Cuando hubo que entregar Aerolíneas adoptó una norma cuestionada por todo el mundo, como el per saltum.
Es una Corte completamente cuestionada. De modo que los fallos de la Corte Suprema no se pueden tomar para sentar criterios de constitucionalidad. Otra Corte Suprema, en otras condiciones, establecerá otro criterio, con toda seguridad; porque los fundamentos son perfectamente claros. Están establecidos en las constitucionales provinciales.
Para lograr eso, en el futuro, hay que hacer lo que pide todo el pueblo: que se vayan todos y que el país pase a ser gobernado por una Asamblea Constituyente. (Aplausos y manifestaciones.)