jueves, 22 de agosto de 2002

La patronal sangra por la herida

Vamos por las seis horas!

El proyecto de ley que establece las seis horas de jornada para los trabajadores del subte ya ha superado los obstáculos legislativos previos a su tratamiento plenario. El pasado miércoles 7, la Comisión de Obras Públicas se excusó de analizar el proyecto por su naturaleza "estrictamente laboral", despachándolo en el acto. Por su parte, el bloque del PO pidió para "las seis horas del subte" tratamiento preferencial en la sesión del próximo 22 de agosto. Como ya venía sucediendo, estos últimos pasos legislativos se realizaron bajo la tensa "vigilancia" del Cuerpo de Delegados de Metrovías.
Ante el inminente tratamiento del proyecto, la patronal se ha lanzado a una campaña de características extorsivas: según la especie que los voceros de Ormas-Roggio echaron a rodar por los medios, si la ley se sanciona "la empresa estaría obligada a despedir a trescientas mujeres". Ello, porque la legislación vigente no admitiría el trabajo femenino en actividades declaradas insalubres. Pero la ley de las seis horas no "declara" la insalubridad. Tampoco podría hacerlo dentro de los términos del orden jurídico vigente, que reserva esa potestad para el Poder Ejecutivo. La ley, sencillamente, establece las seis horas, ante las abrumadoras pruebas de insalubridad que fueron aportadas por los trabajadores y por el gremio (UTA), y verificadas por los propios diputados en una recorrida al subte. En este punto, si la Legislatura sanciona la ley, estaría actuando bajo el mismo principio de los decretos que, en 1946 y 1973, instituyeron las seis horas ante la presunción de insalubridad (luego comprobada por los inspectores de trabajo).
Pero si ahora ocurriera lo mismo, esto es, si en un futuro el Ejecutivo de la Ciudad declarara a la actividad insalubre, ¿ello habilitaría a Metrovías a despedir mujeres? De ninguna manera. En la Argentina, existe –y en vigencia– legislación que prohíbe el trabajo femenino e infantil en tareas subterráneas (ley 11.317, del año 1924, anterior a la legislación sobre insalubridad). Resulta claro que Metrovías tomó la concesión del subte con esa legislación vigente. Por lo tanto, no puede alegar ahora "inseguridad jurídica". En suma: la ley de las seis horas no modifica nada del cuadro legal existente al momento en que se privatizó el subte. Por lo tanto, la patronal no puede alegar ninguna causa justificada para el despido de trabajadoras.

A ganar

Como un ladrón acorralado, la patronal ha recurrido a la "toma de rehenes" –en este caso las trabajadoras– para enfrentar al Cuerpo de Delegados de Metrovías. Pero ello está revelando la debilidad de la empresa –y del régimen social que la sostiene– para frenar la embestida de los trabajadores. El extraordinario progreso de la lucha por las seis horas es, en este sentido, una expresión del inmenso campo de lucha –y aún de conquistas parciales– que ha abierto la etapa de la rebelión popular. Las seis horas serían un golpe formidable contra el régimen de las privatizaciones, la reforma laboral y la desocupación en masa y, por lo tanto, reforzaría la lucha de conjunto para completar la tarea del "Argentinazo". Por eso, el jueves 22 tenemos que rodear a la Legislatura de la Ciudad: piqueteros, Asambleas Barriales, trabajadores del transporte, hasta que "salgan las seis horas".


M.R.

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