viernes, 31 de agosto de 2012

La crisis continúa


Conferencia de prensa de AGTSyP
Ante el temor de una nueva huelga del subte, se reunió, finalmente, la Agencia de Transporte Metropolitano, integrada por la Nación, por la Ciudad y por la provincia de Buenos Aires. El kirchnerismo y el macrismo arribaron a un acuerdo precario por el cual se liberan los 124 millones de pesos que la Nación había depositado en una cuenta especial desde enero. La medida fue precipitada por una jueza que ordenó a la Ciudad el uso de esos fondos -ante la resistencia de ésta a hacerlo-, por considerar que era una maniobra de la Nación para obligarla a hacerse cargo del subte.

Se acordó que esos 124 millones serán usados por Metrovías para gastos operativos y de mantenimiento; entre ellos el pago de los salarios hasta diciembre, que incluiría, se supone, el aumento del 23% firmado por la UTA. Con esos fondos, también, Metrovías repondría las formaciones que había sacado de circulación por falta de mantenimiento. De esta forma, los dos gobiernos y la empresa pretenden patear para adelante la crisis y postergar una nueva medida de fuerza de los trabajadores.

La efectivización del cuestionado pago de los sueldos ha dado lugar a fuertes maniobras. Ocurre que al final de la huelga de diez días, los sindicatos habían firmado actas distintas. La AGTSyP había pactado una suma fija, para cubrir el pago de los días de huelga. En cambio, la UTA, que saboteó el paro, firmó un 23% de aumento, aclarando que su cobro efectivo estaría subordinado a que aparezca el financiamiento -que es lo que acaba de suceder. Pero como la paritaria estaba vencida desde marzo, corresponde un cobro retroactivo, que no aparece; porque la paritaria como tal quedó una vez más postergada para fin de año. Un trascendido -muy irritante y que puede abrir un conflicto- dice que Metrovías no descontaría los días a los trabajadores afiliados a la UTA, que terminarían cobrando el mes completo además de los 2.000 a 3.000 pesos de suma fija. De ese modo, se crearía la situación absurda de que quienes consiguieron con la huelga el aumento, cobrarían menos que los carneros. A esto se le suma que Metrovías estaría ya incumpliendo el acuerdo referido a las vacaciones. Es indudable que de parte de ambos gobiernos y de la empresa existe la clara intención de salir al rescate de la UTA, que salió golpeada de la huelga anterior.

El acuerdo precario tiene como plazo de vencimiento en diciembre. Es que el acta firmada por la UTA vence ese mes y deberá rediscutirse la cuestión salarial. Pero, además, se acabarían por completo los subsidios de la Nación. A esto hay que agregarle que la cuestión de fondo, referida a la transferencia del servicio a la Ciudad, sigue sin resolverse. Macri sigue insistiendo que no se hará cargo del subte si el gobierno nacional no hace las inversiones comprometidas; pero éste afirma que la transferencia ya ha sido realizada. Es posible que el tema lo termine resolviendo la Justicia.

La dirección kirchnerista de la AGTSyP participa en esta crisis como apéndice del gobierno nacional. Ha decidido hacer suyo el reclamo de que “Macri se haga cargo” sin aportar ni una sola prueba de por qué sería conveniente para los trabajadores y para usuarios que eso ocurra. No plantea el reclamo de la inmediata personería gremial para el sindicato, siendo que la huelga de diez días dejó claro quién representa a los trabajadores del subte. Y esto con el único propósito de evitar un choque con el kirchnerismo, que tiene su propia alianza con la UTA. De seguir así las cosas, llegará fin de año sin que el sindicato tenga su personería y sin que los trabajadores tengan su paritaria.

Los términos de la pelea entre el kirchnerismo y el macrismo se reducen a quién paga el costo político de aplicar tarifazos a los usuarios y ajustes salariales a los trabajadores. Se trata de una disputa ajena a los trabajadores del subte. Es necesario un cambio de rumbo, sacar un balance de la última huelga y votar un plan de lucha por la personería para el sindicato y por la firma de una paritaria que permita, como mínimo, recuperar lo perdido por la inflación en estos últimos años.

G.S.

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