viernes, 28 de septiembre de 2012

Los K quieren meter el ajuste a cualquier precio

Cristina y Macri a favor del tarifazo.

Tal como están las cosas vamos de cabeza a una nueva crisis del servicio de subterráneo antes de fin de año. Es lo que dicen a gritos todos los involucrados, luego de que se confirmara lo que ya se sabía desde enero de este año: para 2013 no se previeron subsidios ni del gobierno nacional ni del de la Ciudad. El tarifazo para compensar la pérdida de los subsidios es de dimensiones absurdas.
En 2012, los subsidios para Metrovías ascenderían a 720 millones de pesos. Por el acuerdo firmado en enero entre los dos gobiernos, se estableció que la mitad (360 millones) lo pondría la Nación y que la parte correspondiente a la Ciudad sería cubierto con una suba del 127% de la tarifa. Pero, según Metrovías, eso no se logró, pues la suba de tarifas produjo una caída en la cantidad de pasajeros. El agujero producido sería de unos 150 millones, que ahora la empresa se los demanda a la Ciudad. Mientras tanto, el servicio se deteriora a pasos agigantados. Aún la empresa no repuso las veinte formaciones que había sacado de circulación, dado que, según su versión, no tiene los recursos para realizar un mantenimiento. Por otro lado, los trabajadores siguen sin poder suscribir su paritaria, que se encuentra vencida desde los primeros meses del año. Ni la empresa ni los gobiernos se comprometen en una actualización de los salarios que permita recuperar lo perdido por la inflación. Metrovías está amenazando con no pagar el salario y el aguinaldo de fin de año si la Ciudad no pone los 150 millones que le reclama. Metrovías dice que necesita 120 millones mensuales para funcionar, sin contar futuros aumentos de salarios ni de costos de mantenimiento.
Por fuera de estos números queda por determinar quién se hace cargo de las inversiones, que deberían alcanzar los 10.000 millones de pesos (casi un tercio del total del presupuesto de la Ciudad). El kirchnerismo no quiere poner un peso. La Ciudad, por su lado, quiere afrontarlas con una emisión de deuda que, por el momento, está trabada en la Legislatura.
Este cuadro de crisis explica por qué la Mesa de Transporte Metropolitano nunca llegó a constituirse. Circula con más fuerza la versión de que el kirchnerismo rescindiría el contrato con Metrovías para que el servicio pase de manera automática a la empresa Sbase, de la Ciudad. La “estatización” del subte quedaría en manos de la derecha. Son los milagros que produce la bancarrota del “modelo”.
La dirección de la AGTyS está sometida por completo, en esta crisis, al gobierno nacional, cuyo objetivo es que el macrismo ejecute el ajuste. En esta línea ha relevado a los K de la responsabilidad por el hundimiento del transporte, de la iniciativa del ajuste y de la negativa a reconocer la personería gremial del sindicato y de su derecho a negociar el convenio colectivo. Se trata de una línea de derrota, como se demostró en el último conflicto, cuando una huelga de diez días fue levantada sin lograr ninguno de sus objetivos. Apoya que Macri haga el ajuste, sin que pueda obtener de éste el reconocimiento de la personería gremial, que solamente otorga el Ministerio de Trabajo.
En oposición a esta política, planteamos: 1) reconocimiento de la personería del sindicato del subte y convocatoria a la paritaria por parte del Ministerio de Trabajo; 2) no al ajuste de tarifas, anulación de la concesión a Metrovías y abrir sus libros para establecer cuáles son los costos operativos de la red de subterráneos y el carácter de las inversiones necesarias; 3) deben pasar a manos públicas también las empresas ‘laterales’ del grupo Roggio vinculadas con el subte, como la que presta el servicio de publicidad, el tendido de redes de fibra óptica por los túneles del subterráneo o los talleres externos; 4) control de los trabajadores sobre el servicio de subterráneo; 5) plan de inversiones financiado por ambos gobiernos mediante impuestos crecientes al gran capital.

Con este programa llamamos a los trabajadores del subte a tomar la iniciativa antes de que una nueva crisis lleve a la paralización del servicio.

Gabriel Solano

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