Hace dos semanas se están desarrollando las elecciones de delegados que culminan el 27 de mayo. Estas elecciones reflejan las profundas tendencias políticas que recorren la totalidad de la base del subte. Contra las pretensiones de la flamante comisión directiva, alineada con el yaskismo, el futuro cuerpo de delegados del subte tendrá una gran composición clasista. Los miembros de la directiva se han presentado personalmente sólo en aquellos lugares que pretendían disputar a la oposición nucleada en la Lista Naranja-Bordó-Violeta. Para ello diseñaron una elección por sectores, pero lista contra lista, con la idea de armar un cuerpo de delegados que fuera prolongación de la dirección. Pero han recibido un revés: en las elecciones del cuerpo de delegados de la Línea B, por ejemplo, donde se jugaba principalmente esta cuestión, fueron prácticamente barridos (13 a 3) con una participación del 70% de los compañeros. En la A, el clasismo -aunque en minoría- ha reforzado su posición, lo mismo en CAF; y en la C, bastión de Segovia, una lista opositora de activistas independientes de la directiva obtuvo un 40% de los votos en el estratégico sector de tráfico. El absurdo e ilegal cupo femenino exigido para elegir delegados, fue sorteado por la oposición que se está presentando en cinco de las seis líneas en distintos sectores, en unas elecciones en las que todavía faltan las líneas D, H y E.
Este cuadro los indujo a lanzar una campaña sucia, acusando a los activistas de la oposición Naranja-Bordó-Violeta de tener un acuerdo con la UTA -que, por supuesto, no se ha privado de meter la mano. Una cortina de humo para tapar sus propios acuerdos con esa burocracia. No sólo en las elecciones, donde, solapadamente, la UTA los votó, como en Instalaciones Fijas de la Línea B, sino en los problemas más generales y estratégicos. No olvidemos que los miembros de esta directiva son los artífices de las treguas de la "paz social", el tutelaje de Tomada y la coexistencia pacífica con la UTA, único gremio reconocido por el gobierno para discutir y firmar convenios en el subte.
La burocracia de Fernández-UTA apareció recientemente como una operadora de los movimientos de ‘gordos' y barrionuevistas para desplazar a Moyano. Un sector del gobierno apoya a Cavalieri, contra su oposición moyanista en Comercio. Cristina mantiene las prebendas de Pedraza en Transporte. El cuadro se desplaza a la derecha y Yasky no parece sentirse incómodo. Su función es impedir el desarrollo de una corriente independiente en el movimiento obrero y estrechar filas con el gobierno. Este papel le toca, en el subte, a los yaskistas de Pianelli y Segovia, que por algo han dejado correr sin resistencia la inscripción de la AGTSyP como sindicato de empresa; un encuadramiento que pretende dejarla al margen de tratativas convencionales y salariales de fondo.
Las elecciones de delegados están mostrando una fuerte delimitación del activismo y la base del subte respecto de esta corriente conservadora. La oposición Naranja-Bordó-Violeta puede pasar a tener 30 delegados o más sobre un total de 84. Esto, junto a la masividad de la votación y un cuadro de reanimamiento de la lucha reivindicativa -recategorizaciones-, sienta una buena base para el desplazamiento definitivo de la UTA del subte. La Agrupación Trabajadores de Metrovías está desempeñando un papel importante en estos avances.
Matías Cisneros