El diario La Nación tituló “El kirchnerismo ganó las elecciones en el subte”. Lo que es cierto, pero muy parcial , si no se aclara que la oficialista lista Rojo y Negra, de Pianelli y Segovia, tuvo un retroceso nada menos que de 10 puntos porcentuales respecto de la elección anterior de 2011, puntos que pasaron a la oposición que, tomada en su conjunto, pasó de un 36% a un 44%. Este retroceso es un producto directo de los fuertes compromisos políticos que vinculan al pianelismo a la Casa Rosada y al Ministerio de Trabajo. Y que le atan las manos ante los crecientes reclamos que surgen de la base como consecuencia de la ofensiva tanto nacional como macrista contra las grandes conquistas de los trabajadores del subte. Deterioro salarial, impuesto a los sueldos, un clima de persecución y sanciones, flexibilización laboral y aumento de los ritmos de trabajo.
Una subordinación boba al Estado, la de esta conducción, ya que sólo recibe de él sinsabores: la promesa de la personería gremial para la AGTSyP, que hoy detenta la minoritaria UTA, lleva seis años y ha vuelto a ser negada hace dos meses. Los acuerdos convencionales son firmados por el macrismo con ese gremio, a espaldas de la AGTSyP, a pesar de ser esta, la representación mayoritaria y conducción activa de los trabajadores del subte. Esta conducción de manos atadas marcha incluso a una mayor encerrona, a la luz de la crisis económica y política que domina el panorama y afecta al movimiento obrero. Por ejemplo la directiva triunfante, que apoya el impuesto al salario, se pronunció, una vez más, por carnerear el paro nacional del próximo 31, sin tener en cuenta que fracasó ya en tres paros generales previos, cuando el subte se paralizó totalmente contra su posición. Llegó al grotesco con Segovia pidiendo por los medios la intervención policial para mover los trenes. Una conducción que no va a andar.
En la oposición se presentaron dos listas, la Bordó - Violeta que obtuvo un 27% de los votos y la Naranja, con un 17.25 %. La primera se constituyó como un frente de dos fracciones, la Bordó del PTS y la Violeta, de un sector recientemente desprendido del kirchnerismo oficial pero que mantiene con él importantes coincidencias, como el apoyo al gobierno K, el rechazo del clasismo, la coincidencia con el impuesto al salario y la convicción de que el traspaso del subte a Macri fue progresivo. Al pasar a la oposición – reconoce su referente Mastandrea - estos K reciclados, se propusieron combinar una figura pública de la izquierda – Dellecarbonara – con un trabajo de “construcción de base” que ellos tienen y el PTS no (de hecho, deben haber aportado el 70% de los votos bordó violetas). La convergencia se realizó sobre la base de las reglas de ellos: primer puesto para la Bordó, segundo y tercero para la Violeta y cuarto, si lo aceptaban, para Charly Perez de ATM (PO). Aclárese que un 4º puesto no entraba a la Directiva, que, por estatuto, reserva solo 3 cargos para la minoría. En vez de programa, algunas consignas de ocasión, por ejemplo “por un subte moderno y eficiente” (?) Un requisito para esta alianza fue además el rechazo al planteo de ATM (PO) – distribuido y debatido en todo el subte - de unificar a la oposición mediante una asamblea de trabajadores que votara un programa y el orden de los cargos. Esto es el método empleado cuando se formó, en la elección del 2011, la fórmula Charly Perez - Dellecarbonara de la Tricolor, que obtuvo el 36 % de los votos. Porque si se repetía ese método, de voto de los cargos, el acuerdo entre el Pts y Mastandrea, se caería. Afirmación esta que quedó confirmada con el resultado electoral final. Si se considera que el 27% obtenido por la Bordó - Violeta debe dividirse entre las dos fuerzas y suponiendo que cada una cargue con el 13,5%, un 4º puesto en una alianza para Charly Perez era, lo menos, un despropósito. En todo caso con 17.25 % de los votos, Charly hubiera salido 1º, si las tres corrientes disputaban por separado o, eventualmente, 2º, si la Bordó y la Violeta se presentaban como un bloque. Entonces, esta fractura, de una alianza de izquierda ya existente (Tricolor), fue el producto de una acción conscientemente escisionista de los kirchneristas disidentes. Y de una orientación oportunista y sectaria del PTS, que no estaba dispuesto a arriesgar la figura de Dellecarbonara, alrededor de cuya intervención mediática gira su política, a una votación con Charly Perez y ATM, que, históricamente lo habían aventajado y que lo aventajan con una mayor cantidad de delegados, militantes e influencia. La orientación del PTS fue criminal, porque apostó a liquidar una tendencia clasista. La decisión de muchos activistas de conformar la lista Naranja junto con ATM fue una reacción de defensa de un programa y una perspectiva clasista ante el acuerdo oportunista del PTS y el sector kirchnerista de Mastandrea.
La lista Naranja se constituyó como una iniciativa de ATM (PO) en el cuadro de esta fractura que el kirchnerismo disidente y el PTS provocaron en la oposición. Efectivamente, junto a un sector muy importante de activistas independientes, que rechazaron indignados la componenda burocrática, la fundaron en un plenario de bases, donde más de 100 trabajadores votaron un programa y la designación de los candidatos. Un verdadero equipo de trabajo, homogéneo, debatió activa y críticamente los ejes de intervención y propuestas de la lista, todos vinculados a los reclamos de los trabajadores y recogidos en las recorridas de los candidatos. Estaciones, talleres, tráfico, el salario y la paritaria, fueron objeto de propuestas y materiales específicos, un programa para la mujer trabajadora, con una delegación que lo expuso en la marcha del 8 de marzo. Nada de esto existió ni en el oficialismo ni en la Bordó – Violeta que ni siquiera fijaron posición ante la paritaria. Dos referentes del activismo, de verdad independiente, difundieron cartas abiertas con la explicación política de su adhesión a la Naranja. Las maratónicas recorridas de los candidatos y activistas - cerca de 30 compañeros - no dejaron rincón del subte sin visitar varias veces. Incluyendo los más marginados, de la limpieza nocturna, mantenimiento de vías y guardias de instalaciones, adonde no llega, se comprobó, la mano del sindicato y donde se recogieron reivindicaciones básicas y reclamos de atención gremial.
Un antecedente inmediato para esta campaña fue la otra, muy intensa que se realizó en noviembre en ocasión de las elecciones de la CTA, donde la Lista 3 (precursora de la Naranja) salió al cruce del pianelismo y la conducción Yaskista, obteniendo el 35% de los votos emitidos, ante la abstención del resto de la oposición. Esa campaña fue un envión y dejó una base de trabajo en todo el subte, que la Naranja supo aprovechar.
La incorporación de 3 miembros de oposición, sólo de la Bordó – Violeta, como vocales de la próxima Directiva, se corresponde con el carácter proscriptivo del estatuto que impuso la conducción pianellista, que no contempla la proporcionalidad. Si la tuviera, para los 34 cargos en juego, unos 9 corresponderían a la Bordó – Violeta y otros 5 a la Naranja. Justamente en la lucha contra el estatuto proscriptivo se sentaron las bases políticas de este nuevo panorama político en el subte. ATM (PO), impulsó, en la ocasión, la confrontación con el pianelismo, oponiéndole un estatuto democrático y clasista. EL Pts y Mastandrea, hoy Bordó – Violeta, fueron partidarios de hacer “enmiendas” al estatuto oficialista con el que, en general, coincidían y atacaron fuertemente a ATM por no compartirlo. Al comprobar que esa variante iba al muere, se pasaron a la de un estatuto alternativo, sólo que presentando un tercero, en lugar de unificar posiciones con ATM. En ese momento plantaron la semilla de la ruptura de la “Tricolor”. Para evitarlo, ATM retiró su proyecto, como tributo a la unidad. Infructuosamente, el faccionalismo estaba ya avanzado. Reconoce Mastandrea “… el PO presento su estatuto y la directiva dijo bingo, estatuto contra estatuto, no se pueden discutir puntitos, eso nos llevó a nosotros a que tengamos que presentar un estatuto que era el mismo que el de la directiva porque eran puntos consensuados y la diferencia eran estos cuatro o cinco puntos…” (Reportaje en ‘La actualidad político sindical en el subte y Premetro’ – Jornadas de Historia – Comodoro Rivadavia, 2015)
Como perspectiva se abre un cuadro más que interesante. Una conducción continuista, a la cabeza de un gremio muy combativo, carece de toda actitud clasista, para conducir una lucha que se presentará fuerte y compleja. Una minoría, Bordó Violeta, con 3 puestos entre 34, podría ser un factor de progreso, si contara con una homogeneidad política y un programa del que carecen absolutamente, por su naturaleza de combinación electoral, basada en el mero reparto de cargos. Y con fuertes contradicciones que ponen en tela de juicio su continuidad. Totalmente opuesto, como política, a la Naranja, cuya consistencia política le permitió conquistar un buen pliego paritario en el cuerpo de delegados y la elección como paritario de su referente Charly Perez. El desafío para la Naranja consiste en convertirse en una gran agrupación de combate, que se postule como dirección efectiva de las próximas luchas. La paritaria y la lucha salarial, la elección de delegados en mayo, la lucha por la personería de la AGTSyP, serán jalones fundamentales de su agenda.
Estos conceptos fueron debatidos en el primer balance de los protagonistas de la gran campaña de la lista Naranja. En esa reunión también se refutó la posición de que el programa de la Naranja era muy elevado para los trabajadores, como se probó en el hecho de que el propio cuerpo de delegados decidió tomar nuestro pliego paritario. La gran pelea de clarificación política es mostrar que la conquista de ese programa requiere una transformación a fondo del sindicato y una nueva dirección. Frente a esta tarea las deformaciones oportunistas de un sector de la oposición son un factor de bloqueo y retraso. A partir de la campaña realizada la Naranja centrará sus próximos pasos en la intervención en la paritaria, con la conquista de Charly Pérez como paritario electo, y la próxima elección de cuerpo de delegados que se avecina.
AGRUPACIÓN TRABAJADORES DE METROVÍAS