Hemos ingresado a la Legislatura porteña un proyecto de ley de Jorge Altamira que dispone la insalubridad en Subterráneos de Buenos Aires. El proyecto establece 6 horas diarias y 36 semanales para los trabajadores en toda la red en el total de sus instalaciones, talleres, puestos de ventas y demás dependencias.
El texto prohíbe las horas extras, fija un descanso mínimo de 16 horas entre turno y turno y determina que el personal deberá tener siempre descanso hebdomadario (fin de semana) dentro de cada ciclo de 7 días. Garantiza, además, jubilación a los 55 años por insalubridad. Rescatamos así la mejor legislación de insalubridad impuesta en la rica historia de lucha de la clase obrera.
Los fundamentos son abrumadores porque los propios trabajadores de subtes lograron, desde 1946 hasta 1994, jornadas reducidas, la mayor parte de los años de 6 horas y en otros períodos de 7 horas. La consistencia técnica es total, porque incluso nos hemos apoyado en estudios científicos de ruidos cuyos decibeles son altísimos, y en diez ítems más que contemplan la alteración del reloj biológico, el aire enrarecido, vapores y grasas contaminantes, aislamiento, carga térmica, etc. apoyados en estudios de las organizaciones obreras a lo largo de la historia del subterráneo.
Pero el mayor filo del proyecto está en su articulación con la lucha actual de los trabajadores. Hoy, una disposición aislada puede ser desnaturalizada y hasta ser transformada en su contrario con facilidad por los inmensos recursos de superexplotación que tienen las patronales y el Estado.
El proyecto establece taxativamente que la reducción de jornada "no afectará el salario y el precio de la hora se incrementará en la proporción correspondiente". Dispone además que la aplicación del régimen de insalubridad no podrá alterar la tripulación mínima, defendiendo la conquista del guarda por la que se luchó este año; "ni podrá ser compensada por ninguna forma de flexibilidad laboral que aumente el ritmo de trabajo y por lo tanto agrave las condiciones de salubridad propias de la tarea".
El artículo sexto del proyecto determina la conformación de una Comisión Obrera de Seguridad, Higiene y Salubridad elegida por voto directo, con fuero gremial y con un representante del cuerpo de delegados. Su misión es el control obrero de las condiciones de trabajo y del cumplimiento de la propia ley, arrancando esa responsabilidad de manos del Estado flexibilizador, que garantiza sólo los derechos patronales sobre los trabajadores.
El control obrero podrá actuar en común con las asociaciones vecinales que defienden la salubridad para los usuarios y que han realizado fundadas presentaciones ante la Defensoría del Pueblo y ante la Justicia. La seguridad y salubridad de los subtes trasciende a los propios trabajadores, es una reivindicación popular y está reñida con la voracidad del lucro capitalista, flexibilizador y superexplotador de los privatizadores.
Se trata de una verdadera plataforma de lucha para los compañeros de subtes; es una palanca de movilización y refuerza la lucha por las seis horas y la defensa integral de sus conquistas en todos los terrenos. Se abre una etapa de discusión de su texto con el activismo, que podrá incluso enriquecerlo, en las secciones; una tarea que preparará la movilización para lograr el tratamiento y la aprobación. Manos a la obra.
N.P.
jueves, 15 de noviembre de 2001
Altamira por las 6 horas en subtes
jueves, 1 de noviembre de 2001
Tercerizaciones en Metrovías
Desde el año ’97, los trabajadores de Metrovías venimos exigiendo que la patronal de las empresas terceras como Caf, Alstom y Siemens, respeten el acuerdo firmado en el Ministerio de Trabajo de la fecha mencionada, donde se plantea el encuadramiento gremial de acuerdo al convenio vigente de los trabajadores de estas empresas. Ya en su momento, cuando Metrovías informó a los trabajadores sobre su política de tercerizaciones, los trabajadores nos opusimos, porque entendíamos que esta política no producía un adelanto en los métodos tecnológicos de mantenimiento; por el contrario, fueron los operarios de los talleres quienes les enseñamos sobre el mantenimiento a los "técnicos extranjeros" de las empresas mencionadas. Creemos que dichas tercerizaciones tienen dos objetivos: uno, establecer una cabecera de playa para ventas de trenes para la flota de subtes y el ferrocarril Urquiza, como ya sucedió con los trenes fabricados por la Alsthon en Brasil; y segundo, precarizar las condiciones de trabajo, tanto de los trabajadores de Metrovías como de los trabajadores de las otras empresas, aplicando la polivalencia a los que están fuera de convenio e introduciendo una rebaja salarial, porque no se respeta la escala de categorías vigentes en el convenio colectivo de trabajo (CCT). El cuerpo de delegados junto a la dirección de la UTA ha iniciado las denuncias pertinentes al Ministerio de Trabajo, donde se reclaman las diferentes violaciones al convenio colectivo de trabajo y en primer lugar que se respeten las categorías vigentes. En una de las reuniones ministeriales la empresa Caf, que se ocupa del mantenimiento de los trenes de la línea B y D con personal mixto de Metrovías y la empresa mencionada, propuso un convenio por empresa a lo cual tanto la dirección sindical como los delegados le respondieron que se tendrían que ajustar al convenio único.
Para enfrentar éstas y otras arbitrariedades los trabajadores de las empresas mencionadas y delegados resolvieron reunirse todos los primeros viernes de cada mes a fin de evaluar y resolver. Esta asamblea mensual es un instrumento muy importante ya que estamos por empezar a discutir el CCT.
Charly
Trabajadores de Metrovías por la reducción de la jornada
El cuerpo de delegados y los trabajadores de Metrovías se aprestan a dar la lucha por la renovación del convenio colectivo de trabajo que venció el 1/10/2001, poniéndose como objetivo en primer término la reducción de la jornada laboral que pasó de 6 a 8 horas durante el gobierno de Menem.
Los trabajadores lograron recientemente, con paros sorpresivos y jornadas de movilización, quebrar el intento de la empresa de eliminar el puesto y función de los guardas. El conflicto del guarda tuvo la particularidad de mostrar a la sociedad porteña que no podía ser indiferente a las condiciones laborales de los trabajadores de Metrovías, ya que de ellos depende la seguridad de los pasajeros. El cuerpo de delegados, conciente de esta necesidad, larga una campaña buscando profesionales especializados para lograr que se reconozca la insalubridad del transporte subterráneo.
Las condiciones insalubres de trabajo (luz artificial, saturación de ruidos, aire enrarecido, altas temperaturas, etc.) más los ritmos, con jornadas de hasta 12 horas, exigidos por la patronal generan stress laboral aumentando progresivamente la posibilidad del error humano, que en diferentes partes del mundo se ha probado como la causa de grandes catástrofes en los medios de transporte.
Dos proyectos de ley presentados en la Legislatura de Buenos Aires por los diputados Puy (Ari) y Jorge Altamira (PO) serán debatidos en las próximas sesiones. Ambos plantean la necesidad de la reducción de la jornada diaria de 6 horas de trabajo insalubre y Altamira incorpora la prohibición de la rebaja salarial y la necesidad de la jubilación a los 55 años. Crece entre los trabajadores de las líneas y los talleres la convicción de que nuevas jornadas de lucha serán decisivas para torcer la voluntad de los Roggio y Cía, y que la UTA tendrá que mover todas sus fuerzas, porque una victoria en subterráneos es posible. Esto permitirá rearmar a los choferes en su conjunto, más cuando las patronales aducen dificultades económicas para imponer condiciones más negreras en corta, mediana y larga distancia.
Ana y Charly
miércoles, 21 de marzo de 2001
VICTORIA OBRERA EN LA LEGISLATURA
El pasado miércoles 7, la Legislatura votó por unanimidad el proyecto de declaración de Jorge Altamira cuyo texto rechaza los 218 despidos y la supresión de guardas en la línea B de subterráneos.
Los delegados y activistas intervinieron en la elaboración y redacción del proyecto, cuyos fundamentos constituyen un verdadero alegato contra el régimen patronal y cada una de sus manifestaciones.
El texto impugna la eliminación de los guardas denunciando las limitaciones de las ‘mejoras técnicas’ introducidas.
El proyecto alerta contra las consecuencias imprevisibles que tendría la medida sobre la integridad física de usuarios y trabajadores, al recargar en el conductor tareas esenciales vinculadas a la seguridad del servicio. "El conductor se vería sobrecargado de tareas y obligado a responsabilizarse de los pasajeros durante su ascenso y descenso del tren." Los dispositivos técnicos incorporados, por otro lado, no garantizan que, cuando los mismos indiquen "puertas cerradas, éstas no se encuentren atrapando correas de bolso, prendas de vestir o miembros humanos". Asimismo, accionada la señal sonora automática, las puertas demoran apenas tres segundos en cerrarse. "Si el pasajero efectuara su ascenso o descenso a destiempo quedaría atrapado entre las puertas. El guarda en la actualidad, en cambio, permite el libre ascenso y descenso de pasajeros hasta que advierte que ningún pasajero tiene intenciones de ascender o descender del tren".
Altamira desenvolvió todos estos aspectos de la denuncia, en el marco especial de una nutrida delegación de trabajadores de Metrovías, que se hizo sentir en la aprobación. Altamira se encargó de destacar este hecho y destacó que en ese protagonismo de los trabajadores, en su fuerza y capacidad de movilización independiente residía la suerte y el desenlace final del conflicto.
P.H.
LA LUCHA QUIEBRA LA PROVOCACION PATRONAL
Finalmente la patronal de Metrovías tuvo que dar un paso atrás. En la tercer reunión de conciliación en el Ministerio de Trabajo, resolvió reincorporar a los 218 trabajadores despedidos en los inicios del conflicto *hasta el momento sólo había ‘suspendido’ el despido- y que los trenes de la B salgan con guarda. Los trabajadores plantearon que no aceptaban ninguna discusión si la patronal no daba marcha atrás reincorporando a los trabajadores y garantizando la presencia del guarda en todas las formaciones.
La patronal y el Ministerio también tomaron en cuenta el clima de combatividad existente en los túneles. En pocos días se juntó una importante cifra para un fondo de huelga; se formaron comisiones de lucha en las líneas que desarrollaron distintas actividades (petitorios, etc.) y comisiones de apoyo para denunciar el peligro para la seguridad de los pasajeros; una importante delegación obrera llenó las gradas de la Legislatura de Buenos Aires para mafiestar su apoyo al proyecto de Altamira, que finalmente fue aprobado (ver nota).
El Ministerio ha alargado la conciliación obligatoria otros 30 días hábiles.
Los trabajadores debemos estar atentos y organizados. La patronal mantiene aún dos formaciones con el "dispositivo-sin guarda". Hay que incrementar el fondo de huelga, formar comisiones de lucha en todas las líneas y talleres y preparar una Asamblea General para votar nuevamente medidas de lucha en caso de que la patronal quiera llevar adelante en forma unilateral sus medidas antiobreras.
Se trata también de imponer una agenda propia de los trabajadores: un aumento salarial para todos los trabajadores de Metrovías y volver a la jornada de 6 horas, que fue arrebatada con la privatización menemista.
Charly Pérez
viernes, 9 de marzo de 2001
AL ATAQUE SORPRESIVO RESPONDIMOS CON UN PARO GENERAL
Primer round para los trabajadores
El jueves 22 de febrero Metrovías informó a través de un comunicado publicado en la revista interna de la empresa (Comunicándonos, edición especial) que a partir del sábado 24 ponía en funcionamiento un nuevo reglamento operativo en la línea B, prescindiendo de los guardas en los trenes. El mismo día comienza a sacar a esos compañeros de sus funciones y pone en funcionamiento un sistema de apertura y cierre de puertas de los trenes operado desde la cabina del conductor (con la consecuente sobrecarga de tareas para ésta). Pese a que este "experimento" fue realizado en la primera jornada con personal jerárquico, el ataque sorpresivo de Metrovías tuvo una inmediata respuesta de los trabajadores, que rápidamente convocaron a una Asamblea en la Línea B, en el mismo momento en que la dirección de la UTA convocaba a un plenario de delegados en el sindicato. El plenario de delegados no pudo sesionar porque los trabajadores le exigieron a la dirección gremial que se realizara en la línea con los trabajadores presentes.
En ese plenario se votó:
1) Parar el viernes 23.
2) Una comisión integrada por delegados y trabajadores para que participe en las negociaciones con la empresa, rechazando la reubicación de los guardas en otras áreas y exigiendo que conserven sus puestos de trabajo.
3) Un comunicado de prensa informando al público usuario del posible conflicto.
4) Un volante dirigido a los pasajeros.
5) Una Asamblea General para el lunes 26.
La medida votada se implementó con un fuerte y preciso acatamiento de los trabajadores desde las 8 hasta las 9 horas del viernes 23. La empresa respondió con 220 despidos de todas las líneas y de los talleres Rancagua y Constitución. A las 15 horas, el Ministerio de Trabajo decretó la conciliación obligatoria, previendo la continuidad del paro por la furia que desataron los telegramas. La conciliación *tiene un alcance de 15 días- prohíbe las medidas de acción directa, pero obliga a la empresa a dejar sin efecto los despidos y a reincorporar en sus tareas normales a los guardas.
Los trabajadores debemos tener presente que esta decisión de la empresa de liquidar los puestos de trabajo de los guardas contó con la complicidad de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (autoridad de aplicación) y los gobiernos nacional y de la Ciudad de Buenos Aires.
La patronal se apresta, durante el período de conciliación obligatoria, a quebrar la resistencia de los trabajadores de la Línea B a fin de desarticular el conflicto, presionando a los guardas para que acepten la reubicación y a los conductores para que se recarguen de tareas y responsabilidades.
Debemos responderle poniendo en pie:
1) Comisiones de lucha en todas las líneas y talleres.
2) Fondo de huelga.
3) Asamblea General para votar el paro a la finalización de la conciliación obligatoria, si todos los compañeros no estan reincorporados y los guardas realizando su tarea habitual.
La patronal y la Bulrich violan la conciliación
La notificación a los trabajadores en sus lugares de trabajo de que la empresa deja en suspenso los despidos (no el levantamiento de los mismos); la salida de trenes con el guarda, pero sin que éste desempeñe sus tareas habituales (abrir y cerrar puertas, etc.), y los telegramas de despido posteriores a la conciliación (aunque luego suspendidos): todo esto configura una ruptura de la conciliación obligatoria por parte de la patronal de Metrovías.
Ante esta situación y faltando pocos días para la primera audiencia de conciliación, un grupo de delegados solicitó por escrito al sindicato la convocatoria a un Plenario para el miércoles 28/2. A pesar de la oposición de UTA, los delegados y trabajadores se autoconvocaron en la sede gremial el día solicitado, exigiendo el debate con la dirigencia gremial de problemas.
Los trabajadores de las diferentes líneas piden que se ponga fecha a la Asamblea General y que se denuncie en el Ministerio la violación patronal de la conciliación.
El Ministerio de Trabajo tomó parte por Metrovías al no exigirle la restitución del guarda a su puesto de trabajo con sus plenas funciones. Desoye incluso a Subterráneos de Buenos Aires (dueña estatal de la empresa concesionada), que en un comunicado desaprueba el funcionamiento de trenes sin guardas, porque atenta contra la seguridad de los pasajeros. La complicidad entre la Bullrich y Roggio quedó en evidencia desde el momento del paro, cuando la ministra hizo declaraciones a los medios atacando a los trabajadores por impedir el funcionamiento de los trenes, sin dar importancia a que el sistema "propuesto" (mejor dicho, impuesto) por Roggio no sólo amenaza la fuente de trabajo de 40 guardas, sino que pone en riesgo la seguridad de los pasajeros.
Victoria obrera en la Legislatura
Al cierre de esta edición, la Legislatura votaba por unanimidad un proyecto de declaración de Jorge Altamira, cuyo texto rechaza los 218 despidos y la supresión de guardas en la línea B.
Numerosos trabajadores del subte estuvieron presentes en la sesión y con su presencia garantizaron esta votación favorable.
Charly Pérez
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