POR UNA ASAMBLEA GENERAL PARA PREPARAR LOS NUEVOS PAROS
Los trabajadores del Subte culminaron un paro de 24 horas en reclamo del medio aguinaldo, los ascensos de categoría y la bolsa de trabajo.
La empresa ha militarizado el Subte y colocado cámaras para controlar los movimientos de los trabajadores, ha procedido a suspensiones injustificadas y pedido del desafuero de los delegados.
La comisión de diálogo que armó el gobierno con el Ministerio de Trabajo y el defensor del Pueblo terminó en la nada después de 40 días de infructuosas reuniones. La burocracia de UTA, por su lado, está arreglando con las patronales una presión conjunta sobre el gobierno, para que éste extienda los subsidios a las empresas de donde saldría un "plus salarial" para fin de año. “El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, afirmó que "el gremio no está en conflicto y, por lo tanto, rechaza y repudia la huelga convocada para este martes en los subterráneos (...) El sindicato no avala la medida de fuerza, declarada por un minúsculo grupo impulsado por colores políticos, al que nada le importa los 3.000 trabajadores que cumplen tareas en las cinco líneas de subterráneos y el Premetro (El Diario Gremial, 18/12).
La decisión de parar 24 horas disparó un brutal ataque de la burocracia que vio en la huelga una tentativa de los trabajadores para recuperar plenamente el control de sus lugares de trabajo.
Una patota perfectamente identificada había entrado por la fuerza al Hotel Bauen, rompió sus instalaciones y agredió a los compañeros que anunciaban el paro en una conferencia de prensa; una hora más tarde, con la connivencia de la empresa, la patota de la UTA entró a la estación Primera Junta moliendo a palos, trompadas y patadas a varios compañeros del Cuerpo de Delegados. A las 18 horas, otra vez en medio de la más absoluta impunidad, cuatro micros con 100 matones bajó a la línea E y luego a la B para reventar a los huelguistas que previamente habían decidido en asamblea dejar el lugar para no poner en peligro la vida de los compañeros y las compañeras.
La metodología del paro
La discusión del paro venía condicionada por dos factores que no estaban presentes en las huelgas pasadas: la militarización del Subte y el accionar de la patota de la UTA. La huelga planteaba objetivamente recuperar el control de los lugares de trabajo, entre otras cosas para impedir la acción de carneros o que la empresa pudiera neutralizar parcialmente el paro. Los delegados de la Agrupación de Trabajadores de Metrovías habían planteado la necesidad de un plan de acción que preparara las condiciones para echar a las patotas de adentro del subte. Para eso habían propuesto una campaña de denuncia pública de la situación y de la patota, su identificación a través de afiches y una denuncia abierta. La mayoría en el Cuerpo de Delegados pareció entender, sin embargo, que el copamiento de las patotas no comprometía la capacidad de acción y lucha de los trabajadores. Pero cuando se vota el paro queda claro que la posición que negaba la importancia de la presencia de las patotas y la militarización no tenía otra respuesta que abandonar la política de impedir la salida de las formaciones. Se impuso no obstaculizar al personal de dirección de la empresa, carneros y la patota de la UTA que sacara los trenes a las vías. Después de muchos años se vieron correr los subtes en un día de paro lo que constituye un retroceso objetivo. Aunque hubo un gran acatamiento a la medida, la huelga salió debilitada. Los trabajadores con mucha bronca vieron durante todo el día como la empresa y la patota conseguía operar con menos de diez minutos de demora entre formación y formación.
El llamado cambio de “modalidad” no es tal, se trata de una adaptación al copamiento del subte por fuerzas del estado y de la burocracia. ..
Hoy, en las cabeceras y talleres se está discutiendo la posibilidad de un nuevo paro, pues no hay aun respuesta a los reclamos, además del inmenso repudio al accionar de la patota de la UTA: .Hay que producir un giro en la política del cuerpo de delegados, que cuenta para hacerlo con el apoyo de los trabajadores y de las organizaciones obreras y piqueteros que consideran al cuerpo de delegados una conquista de todo el movimiento obrero de Argentina. Los próximos paros deberán ser fruto de una preparación, para organizar piquetes, rodearse de la solidaridad de las organizaciones de lucha y hacer una huelga en regla sin que se mueva un tren de las cabeceras.
El gobierno quiere desmantelar, cooptar o liquidar al cuerpo de delegados siguiendo las metodologías que tuvo en las últimas grandes luchas del movimiento obrero. Todas llevan el signo de la pelea física contra la patronal, la policía y las patotas: en Fate, el pescado de Mar del Plata, los compañeros de Mafissa, de Textil Pagoda, de la Línea 102, el Casino y ahora el Subte.
Más que nunca es necesario la realización de una gran asamblea general que unifique una acción sindical, social, física y penal contra las patotas perfectamente identificadas hasta expulsarlos del Subte, como expulsaron de sus asamblea los compañeros del taller Rancagua al tristemente conocido “Manchita”, a quien, además, le sacaron una foto y un afiche cuando llegaba al Hotel Bauen al mando de la patota.
Cuando comienza una lucha física contra la patota hay que cerrar filas. Son ellos o nosotros. Hay que expulsarlos del Subte. No existen maniobras ni términos medios. Esta en juego que los trabajadores del Subte tengan sus propios representantes o vuelva una burocracia sindical absolutamente corrompida al servicio de las patronales y el gobierno.
Impulsamos una gran marcha contra las patotas sindicales y por el castigo a sus responsables físicos e intelectuales. Confiamos plenamente en la tradición de lucha de los compañeros.
Los trabajadores del Subte culminaron un paro de 24 horas en reclamo del medio aguinaldo, los ascensos de categoría y la bolsa de trabajo.
La empresa ha militarizado el Subte y colocado cámaras para controlar los movimientos de los trabajadores, ha procedido a suspensiones injustificadas y pedido del desafuero de los delegados.
La comisión de diálogo que armó el gobierno con el Ministerio de Trabajo y el defensor del Pueblo terminó en la nada después de 40 días de infructuosas reuniones. La burocracia de UTA, por su lado, está arreglando con las patronales una presión conjunta sobre el gobierno, para que éste extienda los subsidios a las empresas de donde saldría un "plus salarial" para fin de año. “El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, afirmó que "el gremio no está en conflicto y, por lo tanto, rechaza y repudia la huelga convocada para este martes en los subterráneos (...) El sindicato no avala la medida de fuerza, declarada por un minúsculo grupo impulsado por colores políticos, al que nada le importa los 3.000 trabajadores que cumplen tareas en las cinco líneas de subterráneos y el Premetro (El Diario Gremial, 18/12).
La decisión de parar 24 horas disparó un brutal ataque de la burocracia que vio en la huelga una tentativa de los trabajadores para recuperar plenamente el control de sus lugares de trabajo.
Una patota perfectamente identificada había entrado por la fuerza al Hotel Bauen, rompió sus instalaciones y agredió a los compañeros que anunciaban el paro en una conferencia de prensa; una hora más tarde, con la connivencia de la empresa, la patota de la UTA entró a la estación Primera Junta moliendo a palos, trompadas y patadas a varios compañeros del Cuerpo de Delegados. A las 18 horas, otra vez en medio de la más absoluta impunidad, cuatro micros con 100 matones bajó a la línea E y luego a la B para reventar a los huelguistas que previamente habían decidido en asamblea dejar el lugar para no poner en peligro la vida de los compañeros y las compañeras.
La metodología del paro
La discusión del paro venía condicionada por dos factores que no estaban presentes en las huelgas pasadas: la militarización del Subte y el accionar de la patota de la UTA. La huelga planteaba objetivamente recuperar el control de los lugares de trabajo, entre otras cosas para impedir la acción de carneros o que la empresa pudiera neutralizar parcialmente el paro. Los delegados de la Agrupación de Trabajadores de Metrovías habían planteado la necesidad de un plan de acción que preparara las condiciones para echar a las patotas de adentro del subte. Para eso habían propuesto una campaña de denuncia pública de la situación y de la patota, su identificación a través de afiches y una denuncia abierta. La mayoría en el Cuerpo de Delegados pareció entender, sin embargo, que el copamiento de las patotas no comprometía la capacidad de acción y lucha de los trabajadores. Pero cuando se vota el paro queda claro que la posición que negaba la importancia de la presencia de las patotas y la militarización no tenía otra respuesta que abandonar la política de impedir la salida de las formaciones. Se impuso no obstaculizar al personal de dirección de la empresa, carneros y la patota de la UTA que sacara los trenes a las vías. Después de muchos años se vieron correr los subtes en un día de paro lo que constituye un retroceso objetivo. Aunque hubo un gran acatamiento a la medida, la huelga salió debilitada. Los trabajadores con mucha bronca vieron durante todo el día como la empresa y la patota conseguía operar con menos de diez minutos de demora entre formación y formación.
El llamado cambio de “modalidad” no es tal, se trata de una adaptación al copamiento del subte por fuerzas del estado y de la burocracia. ..
Hoy, en las cabeceras y talleres se está discutiendo la posibilidad de un nuevo paro, pues no hay aun respuesta a los reclamos, además del inmenso repudio al accionar de la patota de la UTA: .Hay que producir un giro en la política del cuerpo de delegados, que cuenta para hacerlo con el apoyo de los trabajadores y de las organizaciones obreras y piqueteros que consideran al cuerpo de delegados una conquista de todo el movimiento obrero de Argentina. Los próximos paros deberán ser fruto de una preparación, para organizar piquetes, rodearse de la solidaridad de las organizaciones de lucha y hacer una huelga en regla sin que se mueva un tren de las cabeceras.
El gobierno quiere desmantelar, cooptar o liquidar al cuerpo de delegados siguiendo las metodologías que tuvo en las últimas grandes luchas del movimiento obrero. Todas llevan el signo de la pelea física contra la patronal, la policía y las patotas: en Fate, el pescado de Mar del Plata, los compañeros de Mafissa, de Textil Pagoda, de la Línea 102, el Casino y ahora el Subte.
Más que nunca es necesario la realización de una gran asamblea general que unifique una acción sindical, social, física y penal contra las patotas perfectamente identificadas hasta expulsarlos del Subte, como expulsaron de sus asamblea los compañeros del taller Rancagua al tristemente conocido “Manchita”, a quien, además, le sacaron una foto y un afiche cuando llegaba al Hotel Bauen al mando de la patota.
Cuando comienza una lucha física contra la patota hay que cerrar filas. Son ellos o nosotros. Hay que expulsarlos del Subte. No existen maniobras ni términos medios. Esta en juego que los trabajadores del Subte tengan sus propios representantes o vuelva una burocracia sindical absolutamente corrompida al servicio de las patronales y el gobierno.
Impulsamos una gran marcha contra las patotas sindicales y por el castigo a sus responsables físicos e intelectuales. Confiamos plenamente en la tradición de lucha de los compañeros.
J.F.
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