jueves, 15 de mayo de 2008

“Fue un paro formidable”

ENTREVISTA CON CHARLY PÉREZ, DELEGADO DE METROVÍAS

Un paro masivo en las cinco líneas del subterráneo (todas, salvo la H) impidió una maniobra de la burocracia de la UTA y de la empresa Metrovías, que intentaron imponer una elección fraudulenta de delegados entre el personal de limpieza y los auxiliares de estación. La dirección de la UTA, la empresa y el Ministerio de Trabajo tuvieron que retroceder. Charly Pérez, delegado del taller Rancagua y dirigente de la Agrupación de Trabajadores de Metrovías (ATM) dice: "Fue una enorme victoria, y también un llamado de atención al Cuerpo de Delegados".

El viernes 9 de mayo los trabajadores del subte recibieron la noticia: el lunes 12 el personal de limpieza y los auxiliares de estación elegirían delegados. A pesar de la ilegalidad de la convocatoria, hecha en un plazo absurdo, varios compañeros fueron al edificio de la UTA para anotar sus candidaturas. Recibieron una respuesta sorprendente: "Los plazos para postular candidatos ya vencieron".

El fraude fue impugnado por los trabajadores en el Ministerio de Trabajo, y esa misma noche empezaron las reuniones y las asambleas. El lunes, a las 6 de la mañana, el paro se votaba masivamente y las cinco líneas quedaban paralizadas, mientras "piquetes de convencimiento" se dirigían hacia donde la burocracia había instalado urnas, para impedir que se votara: "No queríamos quedar sometidos a un hecho consumado", explica Charly.

-¿Ustedes esperaban una maniobra como esta?

-Sí que la esperábamos. La veíamos venir casi con precisión, debido a una cantidad de factores.

-¿Cuáles?

-Los trabajadores del subte conseguimos victorias enormes: la jornada de seis horas, los aumentos salariales, la incorporación de los "tercerizados". Partimos en mil pedazos la flexibilización laboral. Pero, en medio de todos esos triunfos, sufrimos una derrota estratégica: no pudimos imponer la bolsa de trabajo. Las seis horas y la incorporación de los "tercerizados" llevaron el plantel de la empresa de 1.500 a 4.000 trabajadores. Esa ampliación le dio a la burocracia la oportunidad de conformar una base social que había perdido: metieron punteros, metieron matones, hicieron pie donde antes no tenían nada. Y si bien muchos compañeros nuevos rápidamente apoyaron al Cuerpo de Delegados, sobre esa base empezaron a avanzar. A eso se añadieron las vacilaciones del Cuerpo de Delegados, propias de un organismo heterogéneo.

-¿Cómo se manifestó eso?

-El Cuerpo de Delegados de Metrovías tiene entre los trabajadores una legitimidad que nadie puede discutir, hay un ida y vuelta permanente con las bases. Lógicamente, tiene la heterogeneidad que le dan las distintas corrientes que viven en él. Así fue que un sector empezó a sostener que el gobierno de Kirchner concitaba esperanzas en el movimiento obrero, que no se podía ir al choque igual que en el pasado. Al principio fue un debate puramente político, pero, claro está, esas diferencias se expresaron en el momento de la acción con distintas propuestas de funcionamiento, incidieron en cualquier plan de lucha. En el último periodo todo eso se agudizó, sobre todo a partir del lock-out agrario, cuando el gobierno quiso embretar al Cuerpo de Delegados para que tomara partido por uno de los sectores capitalistas en pugna. En esas fisuras la burocracia empezó a meter sus cuñas, por eso sabíamos que una cosa así iba a ocurrir.

-¿Se podía ganar a esa base social que acompañó a la burocracia?

-Claro que sí. Como en todas partes, en el subte hay un 20 por ciento de compañeros decididos a luchar a fondo, mientras otro 20 por ciento teme perder el trabajo, se refugia en la burocracia y acepta las arbitrariedades de la patronal. El asunto es darse una política para el 60 por ciento que queda en el medio. Eso fue lo que hicimos nosotros desde 1994, y la burocracia intentó hacer lo mismo a partir de la ampliación de la planta. Ellos lo hicieron a su modo, con ofrecimientos de viajes gratis a Mar del Plata o puestos de trabajo para la familia. Ésa era la zanahoria, y junto con la zanahoria venía el palo, la patota.

-¿Qué dificultades hubo para organizar a esos sectores?

-Desde el primer momento, con la ATM propusimos que esos trabajadores recién incorporados eligieran sus representantes y se incorporaran al Cuerpo de Delegados. Y no sólo lo propusimos, empezamos a hacerlo con algunos sectores. Los reunimos e impulsamos comisiones para que eligieran delegados, les dijimos que mandaran sus representantes al Cuerpo de Delegados, que el reconocimiento, la legalidad, vendrían después. Entonces sucedió que un sector del Cuerpo de Delegados se dio la tarea de impedir sistemáticamente esa integración. Claro, en medio de ese despelote, los burócratas dijeron: "Ésta es la nuestra", y empezaron una política de cooptación.

-Pero el paro resultó masivo.

-Absolutamente, fue un paro formidable. En ese punto, ellos calcularon mal, tan mal que alguna gente de base que la burocracia quería ganar ahora votó el paro, se le dio vuelta. Eso fue posible porque la larga experiencia de los compañeros que vienen de las luchas de todos estos años aceleró la experiencia de los nuevos. En poco tiempo, la burocracia hizo acuerdos con la empresa a espaldas de los trabajadores, precarizaron la categoría de conductor y volvieron así a alguna forma de flexibilización, y ya se veía que venían también por la jornada, para revisar las seis horas. Así fue que los compañeros se dijeron: "Éstos del Cuerpo de Delegados tendrán dificultades y se pelearán entre ellos, pero cuando vienen los otros nos sacuden apenas consiguen armar algo". Y cuando organizaron esa elección fraudulenta, tan grosera, se encontraron con que la gente les dijo no, hasta aquí llegamos, esto no lo vamos a permitir. Por eso, aun con las vacilaciones del Cuerpo de Delegados, del continuo "muchachos, pónganse de acuerdo", que es el reclamo permanente de los compañeros, cuando estuvieron en juego nuestras conquistas los trabajadores y el Cuerpo de Delegados respondieron con la fuerza que este organismo no había mostrado en el último periodo. Por eso, esta enorme victoria es también un llamado de atención al Cuerpo de Delegados y un fuerte punto de recomposición de la organización y la unidad de los trabajadores del subte.

-¿Qué perspectiva ves ahora respecto del gremio?

-En las líneas y en los talleres sigue la vieja discusión entre luchar por recuperar la UTA u organizar otro sindicato. Nosotros vemos la perspectiva política que nos da el hecho de ser un punto de referencia del gremio y del movimiento obrero. La burocracia está muy preocupada por esa posibilidad, ésa es una de las razones por las que pone tanto empeño en destruirnos. Perdieron Ecotrans, perdieron la 60, perdieron algunas líneas chicas. Algunos compañeros del Cuerpo de Delegados me dicen: "Hablamos cuando me traigas cinco líneas de colectivos". Les contesto que no es cuestión de que yo las traiga, hay que ir por ellas. Si nunca sacamos un volante del Cuerpo de Delegados dirigido a las líneas, no se puede dar por liquidado un proceso que ni siquiera empezó. Recuperar la UTA es nuestro gran objetivo.

Alejandro Guerrero

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