Ahora, votemos los estatutos y la dirección de la AGTSyP
En la reciente conferencia de la Unión Industrial, uno de los principales patrones de Argentina se lamentaba de que la tercerización laboral hubiera alejado a los trabajadores del sindicalismo controlado por la burocracia peronista y, como consecuencia de ello, abierto las puertas a la izquierda en una amplísima franja de trabajadores. El hombre se quedaba corto de todos modos, porque esa influencia se encuentra en crecimiento en cuerpos de delegados y comisiones internas de sindicatos controlados, precisamente, por esa burocracia. La preocupación de la patronal, sin embargo, es seguramente compartida por el ministro Tomada, quien luego de impedir en forma ilegal durante dos años la "simple inscripción" de la AGTSyP, para mantener a los trabajadores del subte encuadrados bajo la batuta de la burocracia de UTA, decidió dar marcha atrás en su obstinada resistencia. La invocación, por parte del ministro, de la necesidad de mantener la ‘paz social' delata la intención del gobierno de proseguir, por otros medios, con su política de neutralizar los reclamos y la lucha de los trabajadores del subte. No obstante esto, la conquista de la "simple inscripción" es un colosal recule del gobierno y ofrece la posibilidad de un mayor desarrollo de la AGTSyP, en la medida en que el nuevo sindicato profundice una política de independencia y combata las tentativas oficiales de cooptación del oficialismo y sus secuaces. La organización construida durante más de diez años por los trabajadores del subte, con su corazón en el cuerpo de delegados y en un activismo extendido en todas las líneas, se ha impuesto al bloqueo de los Moyano, los Fernández y toda la burocracia sindical -y a las cargas de la infantería de la policía y de la patota de la burocracia de UTA. El alcance de la lucha clasista en el subte, desde el primer paro en años contra el despido de un trabajador, en 1997, pasando por la conquista de la jornada de seis horas por medio de movilizaciones y huelgas, llegó incluso a la Corte Suprema, que se apresta a dictar un fallo favorable a la inscripción gremial. El gobierno K ha debido echar lastre para salir del acorralamiento. Creemos no equivocarnos, de todos modos, si decimos que el golpe de gracia al Ministerio (si esto aún era necesario) lo produjo el triunfo de los tercerizados ferroviarios, que consiguieron el pase a planta de dos mil trabajadores, así como la investigación de la conspiración criminal de la burocracia ferroviaria que culminó con el asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra.
La burocracia de la UTA no ha demorado en reaccionar con una declaración que afirma que no abandona el monopolio de la representación sindical y la negociación del convenio. En el marco de la legislación vigente, completamente reaccionaria, la organización combativa del subte aún tendría que demostrar su mayoría en los túneles para quitarle esa representación a la burocracia. Esto significa que el Ministerio sigue en su condición de árbitro, pues depende de él que se proceda a una elección que verifique cuál es el sindicato más representativo -esto a pesar de todas las evidencias de que el asunto ya fue zanjado en elecciones y en la lucha. El oficialismo estatal quiere ganar tiempo hasta las elecciones de octubre del año que viene -después verá. No engaña a nadie. Es cierto que una fracción del gremialismo oficial apoya, al menos de palabra, a la AGTSyP -a la que la encabeza-, pero se trata de la misma fracción que se ha hecho cómplice de la quiebra de la CTA, en función del apoyo al gobierno nacional. O sea que este apoyo es más una hipoteca que un as de triunfo.
La AGTSyP ha conquistado una gran herramienta para avanzar, pero -repetimos- a condición de que enfrente en forma cabal o consecuente todas estas trampas y engaños -o sea, de que no se deje seducir por los cantos de sirena de la cooptación, ni por el cuento de la ‘paz social'. Según entendemos, la vía para avanzar es que los estatutos provisionales y la dirección nominada -que se estableció en forma inconsulta para reclamar "la simple inscripción"- dé paso a la determinación de las normas y métodos de la democracia sindical, por medio de una decisión de las bases -o sea de asambleas y elecciones. Necesitamos estar armados de la democracia sindical para enfrentar el camino más espinoso que nos toca recorrer ahora. Lo mismo ocurre con la decisión administrativa de incorporar a la AGTSyP a la CTA, que para colmo ha dejado de existir en función de una división que arriesga penetrar en nuestras filas. Jamás podríamos permitir que se toque la unidad de la AGTSyP, como ha ocurrido en la CTA. Avanzar hacia la conquista de la personería gremial plena, sobre la base de su aplastante mayoría en la cantidad de afiliados en el subte, plantea discutir los estatutos y proceder a una nueva elección de delegados y de una comisión directiva, que es, por otra parte, uno de los requisitos legales para el pleno reconocimiento legal. De paso, observemos que la burocracia de la CTA no ha logrado este reconocimiento a pesar del apoyo de una de sus fracciones al gobierno, pero sí ha conseguido que, reducida como es, encima se divida.
La Agrupación Trabajadores de Metrovías (ATM) propone largar una campaña para realizar una inmediata asamblea general que decida sobre los estatutos (democracia sindical, independencia política) del sindicato. Reivindicación de la asamblea regular y soberana; proporcionalidad por sistema D'Hont en los cargos directivos, esto en oposición al verticalismo de plancha única de la UTA y de todo el pseudo sindicalismo de la burocracia. La conformación de un cuerpo de delegados legalizado de no menos de un delegado por cada cincuenta compañeros, elegido por línea, por sectores y por tachas al más votado. La revocabilidad de los cargos y la independencia política respecto de la patronal, sus partidos, sus gobiernos y de toda burocracia sindical.
Un debate remanido en el subte es la dificultad de hacer una asamblea general. Pero los tercerizados telefónicos acaban de fundar su nuevo sindicato en una asamblea de 300 compañeros, que sin embargo pertenecen a decenas de empresas de lugares esparcidos por todo el gran Buenos Aires. Lo mismo puede hacer la AGTSyP. Para conseguirlo, tenemos que salir a explicar entre todos, a cada compañero, el momento histórico que vivimos y las conclusiones que se desprenden. En este marco, queda planteado impulsar, como prioridad, un plan de acción por las reivindicaciones pendientes: los ascensos y nombramientos correspondientes a la mejora de las condiciones de trabajo, el paso a Metrovías de los trabajadores de las tercerizadas y el tema salarial, que comenzó a instalarse entre las preocupaciones de los compañeros, especialmente en lo referido ya mismo a antigüedad y viáticos.
El subte no está solo en esta patriada. Desde condiciones dramáticas de trabajo y explotación, el movimiento de los tercerizados crece en todo el país, con delegados de abajo como los que en el subte impusieron las 6 horas y, justamente, el pase a planta de la gran masa de los tercerizados. Manos a la obra, tras la conquista de la inscripción.
MC - NP