El pase a la planta de Metrovías de los trabajadores de la empresa CAF, la tercerizada de mantenimiento de trenes, entró en la cuenta regresiva. Lo evidencia, primero, la incorporación a talleres del subte de un grupo de mecánicos que se opusieron al vaciamiento del taller Barracas y su traslado a los depósitos de Quilmes, a quienes no se les daba trabajo. Luego, el hecho de que Metrovías haya iniciado, a marcha forzada, el relevamiento de datos para el ingreso de la totalidad del personal de la CAF. En contra, incluso, de la resistencia de la multinacional CAF, que tiene un costoso contrato por mantenimiento de trenes.
Lo que explicaría el súbito accionar de Metrovías sería la intención de Benito Roggio de hacerse cargo de todo el mantenimiento en una empresa propia y así terminar con la contratación de terceros en ese rubro. Esto sería parte de un proyecto más amplio para pasar a competir en el mercado de la fabricación y el mantenimiento del material ferroviario.
Claro que podría deshacerse, hipotéticamente, también del personal que revista en la tercerizada, incluyendo a sus delegados -son delegados del sindicato del subte (AGTSyP). Pero ha preferido, seguramente de común acuerdo con autoridades oficiales, evitar un conflicto que incendiaría el subte, nada menos que en delicadas etapas electorales. Y lo incendiaría, sin lugar a dudas, porque la campaña de los tercerizados de CAF por el pase a Metrovías ha calado hasta en el último rincón de las líneas y los talleres, concitando una masiva solidaridad obrera. En todos los talleres y también, crecientemente, en todas las líneas.
La lucha de los tercerizados ferroviarios, incluyendo el asesinato de Mariano Ferreyra y el encarcelamiento de Pedraza, convergieron con la inquietud provocada por el cierre del taller Barracas y el retiro de líneas de trabajo -ejes y ruedas, entre ellos- que se están derivando a Córdoba. El resto lo hizo la tenacidad de la campaña de un duro activismo de los talleres junto a sus delegados, tanto de CAF como de Metrovías, que conmovieron a la base del subte con asambleas, paros, afiches y volantes. Por kilómetros, el elemento dinámico de esta lucha de AGTSyP fueron los delegados y los obreros, puesto que, aunque no homogéneamente, la dirección del nuevo sindicato prefería esperar, en función de trámites judiciales para lograr el carácter de actividad de AGTSyP -posición no compartida por el propio cuerpo letrado de la asociación.
Ahora está planteado vigilar de cerca la culminación de este proceso que, según todos opinan, no tiene marcha atrás. Hay que tener en cuenta la fuerte interna de Metrovías con CAF. Esta última reclama resarcimientos por interrupción de contratos, que Roggio pretende que gatille la Secretaría de Transporte y no Metrovías. Sin excluir, entre sus maniobras patronales, la agitación del fantasma de un paro total del subte. A lo que se agrega la burocracia de la UTA, la cual pretende una penetración propia en el nuevo encuadramiento de los talleres.
Por otra parte, hay evitar que una reorganización del mantenimiento por Roggio-Metrovías afecte la cantidad de puestos o condiciones de trabajo. La Agrupación Trabajadores de Metrovías, que ha desempeñado un papel fundamental en esta lucha, reclama que el traspaso no se limite a una recontratación individual. Que colectivamente, AGTSyP mediante, se firme un acta de traspaso donde todas las condiciones laborales -antigüedad, categorías, turnos, ubicación, representación gremial y cualquier otra- queden absolutamente resguardadas. Para consolidar así un gran triunfo de los trabajadores del subte y de todo el movimiento de los tercerizados.
Cristian Paletti, Ariel Rocchetti, Matías Cisneros, delegados y trabajadores de CAF
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