Que se paguen los días caídos a todos los compañeros
A quince días de la huelga, la situación es absolutamente
inestable. El tan meneado traspaso de jurisdicción del servicio está congelado.
La cuestión del destino de la concesión, de los subsidios y de la tarifa lejos
de zanjarse, sigue siendo motivo de guerra entre el gobierno nacional y el de
la ciudad. A tal punto que la reunión tripartita por la regulación del
trasporte metropolitano pasó a cuarto intermedio empantanada por este tema. En
este cuadro, el desbloqueo de un depósito bancario de subsidios de Nación
respondió a una orden de una jueza del fuero porteño, al sólo efecto de que se
pagaran los sueldos para evitar reabrir la huelga. La jueza declaró que no
tenía potestad para opinar en el tema de fondo -esto es sobre el traspaso. Y el
gobierno macrista aclaró que acataba la gestión, pero que no modificaba su
postura sobre el subte.
Como consecuencia de todo esto, el “acta complementaria”
firmada el 29 de agosto por Metrovías y la UTA (que pretende ordenar las
cláusulas de los acuerdos logrados -por vías separadas- por ese gremio y la
AGTSyP durante la huelga) tiene un carácter provisorio y precario. Allí se dice
que se pagarán los sueldos con un aumento de 23%, se aumentarán los días de
algunas licencias y se pagará una suma extraordinaria no remunerativa, por
única vez, que irá entre 2.100 y 3.200 pesos según las categorías. La
precariedad del acuerdo tiene varios componentes. No es un acuerdo paritario,
ya que la negociación paritaria ha quedado postergada, en principio, hasta
diciembre. Además, estas actas no han sido homologadas por autoridad laboral
alguna, por lo cual tampoco se paga el retroactivo correspondiente al
vencimiento del convenio el pasado febrero. Fuera de la cuenta de subsidios que
fue liberada, nadie sabe de dónde saldrá en el futuro el financiamiento de
sueldos y mantenimiento. Metrovías ha declarado que el servicio es deficitario
por la caída del número de pasajeros. El subsidio de Nación se corta en
diciembre, lo que conduce a un hipotético nuevo aumento del pasaje, que es a su
vez impracticable sin un acuerdo más general sobre el valor del trasporte
ferroviario y automotor metropolitano. Y esa vía está hoy bloqueada por la puja
Cristina -Scioli- Macri acerca de quién aplica la sintonía fina.
En este cuadro, se ha montado por parte de Metrovías y la
UTA una provocación contra los trabajadores huelguistas. A los carneros de ese
gremio no se le descontaron los días caídos, por lo que cobran este mes de
2.000 a 3.000 pesos más que los huelguistas. Ante semejante injusticia, la
directiva kirchnerista de la AGTSyP ha lanzado una campaña planteando “Yo no
quiero un plus carnero”, revelando una profunda impotencia ante el golpe de la
patronal y la patota contra los luchadores del subte, así como una total falta
de voluntad política para defender la AGTSyP.
La base tiene otro sentimiento, no pusimos el cuerpo diez
días en los túneles para que los carneros se lleven el premio. Es que la
directiva de Pianelli y Segovia -yaskista uno y más cerca de Moyano el otro-
coinciden en la campaña “que Macri se haga cargo” y, en la misma medida,
renuncian a enfrentar al gobierno nacional, que coloca las fichas del subte en
el casillero de Fernández -CGT Balcarce. La lucha para que los trabajadores del
subte sean protagonistas de una salida a esta crisis es integral: que se pague
a todos el mismo sueldo, que se reinicie la paritaria ahora y no en diciembre,
no al tarifazo, apertura e investigación de las cuentas de Metrovías,
reconocimiento ya para la AGTSyP, que demostró sobradamente que es la única representación
genuina en el subte.
Impulsamos el debate en asambleas de sectores, entre
delegados y activistas, retomar la bandera del 28% y el 2% por antigüedad, no
olvidemos que estuvimos cinco meses con un 15% y ahora un 23% que nadie aprobó
-el que, además, vence en diciembre. Basta de parches, queremos paritarias.
Christian Paletti
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