El traspaso
kirchnerista a Macri terceriza la ofensiva antisindical
El proyecto de ley del PRO -que declara al subte como “un servicio
esencial” y prohíbe, en la práctica, el derecho de huelga- se ha puesto un
objetivo que le queda grande: doblegar al sindicalismo combativo del
subterráneo.
Prueba esa intención también el propósito de avanzar sobre las 6 horas
por insalubridad. La acción del macrismo sólo puede ser explicada, entonces, en
un marco más general: el traspaso del subte al gobierno de la Ciudad representa
una tentativa del kirchnerismo de tercerizar el ajuste a través de Macri, lo
cual implica también el ataque al sindicato. No es casual que el Ministerio de
Trabajo K se niegue en forma empecinada a reconocer a la AGTSyP la personería
sindical y la capacidad para refrendar acuerdos paritarios en lugar de la UTA.
No se puede pasar por alto que Roberto Pianelli, el secretario general
del sindicato, haya aceptado establecer una suerte de ‘autoregulación’ con el
anuncio de que las huelgas serán advertidas con 48 horas de anticipación.
Ningún sindicato combativo puede admitir tal cosa, porque esto supone ignorar
las condiciones que imponen la necesidad de una huelga inmediata -como ocurre
precisamente ahora, frente al descuento del 1% de los salarios en favor de UTA.
Desde enero de este año, el kirchnerismo viene realizando una campaña
para que “Macri se haga cargo”del subte. Así, los nacionales y populares le
entregan un servicio estratégico a la derecha privatizadora. La entrega del
subte puede tener un solo objetivo: que Macri haga macrismo, lo cual muestra
que la acción antisindical es parte de la asunción de responsabilidades que le
impuso el kirchnerismo.
El traspaso terceriza el ajuste: un nuevo incremento de tarifas (al ya
realizado del 127%), impuestazos (a las naftas, a las patentes y autopistas) y
el ataque a los derechos sindicales. De esta forma, el kirchnerismo involucra
en el ajuste a la oposición.
La complicidad del kirchnerismo con el macrismo se revela, también, en
que el Ministerio de Trabajo se niega a reconocer al sindicato formado por los
trabajadores del subte, mientras sigue reconociendo la jurisdicción de la
burocracia de UTA. El gobierno de la Ciudad le refriega a la dirección
kirchnerista de los Metrodelegados que el gobierno que ellos defienden es el
que lo obliga a acordar con UTA. ¿Para qué quieren Pianelli y Segovia un
gobierno nacional y popular, si éste se hace representar ante ellos por medio
de la derecha? ¿Los K en el gobierno, los Macri en el poder?
En la Legislatura, la oposición al macrismo también exige “que Macri se
haga cargo” -o sea que desarrolle su política. Por eso negocia el proyecto de
ley antisindical, cuando tiene número para evitar su tratamiento. Teme que el
retiro del proyecto ponga fin al traspaso. Así, las negociaciones en la
Legislatura son una trampa para los trabajadores. Ya ocurrió el año pasado,
cuando Macri impuso la derogación de las Juntas de Clasificación de los
docentes. Hay que tener en cuenta que el proyecto del subte forma parte de una
negociación más amplia, la cual incluye la entrega inmobiliaria de las mejores
tierras de la Ciudad. La semana pasada, la Policía Federal K reprimió la
movilización de repudio al pacto Macri-K a favor del grupo Irsa.
Macri no firmó el pago del 1% a UTA porque ésta sea la representación
legal reconocida. Lo hizo para asociar a la CGT del gobierno a la ofensiva
contra el sindicato independiente. Es una provocación para marcar el terreno.
Pero el sindicato no debería limitar la huelga a este objetivo, que los
usuarios ven como “pelea sindical”. Debe incorporar el reclamo del
reconocimiento del sindicato por parte de CFK-Tomada y el retiro del proyecto
macrista.
Con esta posición, la huelga debe ser indefinida.
La dirección del sindicato del subte se somete al kirchnerismo, a pesar
de que éste no le da la personería. Es un seguidismo derrotista. Debería
denunciar la tercerización del ajuste que implica el traspaso y reclamar el
retiro de los proyectos de la Legislatura.
Macri está embalado: anunció que estatizaría la concesión. Rechazamos
una estatización macrista, porque su fin es que Roggio se vaya con la guita
saqueada, para traer a socios nuevos y re-tercerizar servicios conexos al
transporte. Roggio debe devolver lo saqueado; la estatización debe ser bajo
control obrero; los derechos sindicales, intangibles; la personaría gremial
para el sindicato del subte.
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