Un reciente plenario de delegados del subte trató como tema central la ofensiva macrista y cómo enfrentarla. Macri “se hizo cargo del subte”, que le entregó Cristina, con la decisión de derrotar a la organización de lucha de sus trabajadores. Este objetivo apunta más lejos que al subte mismo, y tiene sus antecedentes en los golpes macristas a los docentes y los estatales de la Ciudad. Un quiebre de los luchadores del subte tendría como consecuencia un debilitamiento de la resistencia de la clase obrera a los proyectos privatistas del gobierno del PRO y una promoción del ingeniero como candidato garante del gran capital. Es con esa perspectiva que el gobierno puso en marcha un plan de guerra contra los trabajadores subterráneos. La arremetida contra conquistas obreras, por medio de cambios de turnos, tercerización de tareas, acortamiento de descansos y aumentos de la jornada e intensidad del trabajo, se acompaña de ataques directos a la organización gremial y al cuerpo de delegados. Entre ellos, una campaña perversa responsabilizando a los trabajadores de las falencias del servicio, causadas por falta de mantenimiento y ausencia de inversiones. Esto, con la finalidad de volcar a los pasajeros contra el personal, sin excluir la violencia física contra conductores, guardas y boleteros. Agentes pagos soliviantan a los usuarios o reparten volantes insultantes contra delegados y directivos de la AGTSyP. Una supuesta “encuesta” al pasajero, promueve, en estos días, el repudio público a los “metrodelegados” y busca el apoyo de los usuarios a sanciones del gobierno ante medidas gremiales, incluyendo despidos.
Despidos
Es más que una amenaza porque han comenzado a producirse despidos, como en el caso de un par de ingresantes que se afiliaron a la AGTSyP, colocando en la agenda el recurso al despido-castigo, un tema erradicado del subte desde hace quince años.
En el plenario, la conducción del sindicato y un sector de los delegados, expuso la teoría de que en el subte ya no se pueden hacer paros por el grado de enfrentamiento con los pasajeros y los ataques de los medios. A partir de allí, la orientación de limitar la reacción obrera a volanteos, apertura de molinetes y apoyo de otros sectores, como estudiantes y organizaciones sociales. Incluso algunas intervenciones intentaron demostrar la imposibilidad de defender a estos despedidos, porque estaban en período de prueba y por lo tanto eran despidos “legales”; algo totalmente extraño a la tradición del subte. Estamos, entonces, ante todo un planteo distraccionista, que pretende sustituir la herramienta obrera histórica de la acción directa por medidas marquetineras y “multisectoriales”. Por supuesto cualquier medida de agitación puede servir para calentar motores como previa a un plan de lucha que debe contemplar, siempre, el desenlace de la huelga. Pero por si solas -y en contra de la huelga- son un desvío inconducente, como lo demostró la apertura de molinetes con multisectorial, en oportunidad del primer aumento macrista del pasaje, que terminó en puro humo. Esta misma conducta fue la que adoptó la dirección kirchnerista del sindicato frente a la crisis en la Línea B, encargándose de dejar aislada la lucha que libraban sus trabajadores frente a la ofensiva macrista. Otro tanto ocurrió con otros conflictos como los del Taller San José, la Línea H o de los boleteros. Por eso es criminal que algún par de delegados que se reivindican clasistas y de izquierda, hayan hecho suya la posición de la directiva contraria a la huelga, cuando lo que corresponde es denunciar la agachada de ésta frente al macrismo y reclamar un plan de lucha de todo el sindicato.
La Agrupación Trabajadores de Metrovías ha propuesto una gran campaña pública de denuncia de la ofensiva macrista, incluyendo una marcha al Ministerio de Trabajo y a la Gobernación porteña, para preparar un plan de acción huelguístico. Y que el reclamo central sea la apertura de una paritaria de Metrovías y Subterráneos de Buenos Aires con la AGTSyP para resolver reclamos urgentes en materia de reincorporación de los despedidos, mantenimiento, incorporación del personal necesario por bolsa de trabajo, respeto de turnos y condiciones de trabajo.
Extraído de Prensa Obrera Nº1290
Jueves 17 de Octubre
Sergio Villamil