El paro de los subterráneos que se produjo el lunes 3 a partir del mediodía y se fue extendiendo por todas las líneas, se originó en la reacción de los trabajadores contra el despido del conductor que, hace pocos días, fue una víctima más del choque de trenes en la línea D. Víctima, igual que los pasajeros, de la improvisación criminal de la patronal y la falta de condiciones de seguridad reinante en la empresa.
Los delegados se habían movilizado en esa oportunidad para sacar al conductor de la comisaría, donde estuvo detenido, al tiempo que denunciaban públicamente la responsabilidad empresaria del accidente. Se trataba de una prueba de trenes en horario pico y con pasajeros, sin los elementos de seguridad imprescindibles (reductor de velocidad, frenado automático). Tanta era la evidencia que Metrovías se vio obligada a retractarse de sus primeras declaraciones sobre la existencia de "errores humanos" en el choque.
Todo esto en una empresa monopólica, a la que el gobierno acaba de extenderle el contrato, incluyendo un aumento inmediato del 20% del cospel.
El cuerpo de delegados votó el paro por tiempo indeterminado hasta la reincorporación del compañero. A medida que se iban paralizando las tareas en la tarde del lunes, la patronal enviaba decenas de telegramas de despidos de huelguistas. Al cierre de esta edición, el Ministerio de Trabajo decretaba una conciliación obligatoria con los despedidos trabajando, a excepción del conductor que percibirá sus haberes, sin tomar servicio. Se abre un período de preparación de la lucha para reintegrar al despedido. Es fundamental la agitación pública sobre las condiciones de inseguridad, consecuencia de la improvisación patronal y la "tercerización" de trabajos que se practican desde la privatización.
Los delegados se habían movilizado en esa oportunidad para sacar al conductor de la comisaría, donde estuvo detenido, al tiempo que denunciaban públicamente la responsabilidad empresaria del accidente. Se trataba de una prueba de trenes en horario pico y con pasajeros, sin los elementos de seguridad imprescindibles (reductor de velocidad, frenado automático). Tanta era la evidencia que Metrovías se vio obligada a retractarse de sus primeras declaraciones sobre la existencia de "errores humanos" en el choque.
Todo esto en una empresa monopólica, a la que el gobierno acaba de extenderle el contrato, incluyendo un aumento inmediato del 20% del cospel.
El cuerpo de delegados votó el paro por tiempo indeterminado hasta la reincorporación del compañero. A medida que se iban paralizando las tareas en la tarde del lunes, la patronal enviaba decenas de telegramas de despidos de huelguistas. Al cierre de esta edición, el Ministerio de Trabajo decretaba una conciliación obligatoria con los despedidos trabajando, a excepción del conductor que percibirá sus haberes, sin tomar servicio. Se abre un período de preparación de la lucha para reintegrar al despedido. Es fundamental la agitación pública sobre las condiciones de inseguridad, consecuencia de la improvisación patronal y la "tercerización" de trabajos que se practican desde la privatización.
Corresponsal
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