Los trabajadores del Subte y su Cuerpo de Delegados están defendiendo la seguridad propia y de los usuarios al denunciar la situación de peligro a la que los expone la negligencia patronal. La dirección gremial de la UTA se ha sumado a la campaña patronal contra el Cuerpo de Delegados y ha armado un grupo de rompehuelgas que recorren en patota los lugares de trabajo pretendiendo intimidar a los trabajadores.
Los trabajadores alertan a la población sobre la posibilidad de que el subterráneo se transforme en un futuro Lapa. Ya hemos visto el trágico “accidente” en Valencia (España) el año pasado y hace sólo semanas el choque de formaciones en Río de Janeiro con siete muertos y más de 30 heridos. En Buenos Aires hubo graves descarrilamientos. La patronal presiona a los trabajadores a utilizar formaciones con fallas o que están largamente excedidas en el kilometraje que indican los manuales de los fabricantes; las vías no están en condiciones y la empresa ha inutilizado cambios. Quien haya visto las películas-denuncia de Piñeiro sobre el transporte aéreo en nuestro país enseguida notara las coincidencias.
La patronal de Metrovías (Benito Roggio) intenta desprestigiar el reclamo, acusando de “sabotaje” a los delegados. Incitan a los pasajeros a enfrentarse con quienes los están protegiendo. De este modo, tratan de encubrir el enorme desfalco que implica la falta de mantenimiento adecuado de un servicio por el que cobra (fuera del resto de ingresos) 314 millones de pesos anuales de subsidios.
Fuera la patota de la UTA
Lejos de apoyar el reclamo obrero, el consejo nacional de la UTA se ha sumado a la campaña patronal. Mientras la empresa pretende el desafuero de los delegados, la burocracia amenaza con la “expulsión” del gremio. En un reciente comunicado dicen que se “terminó la nafta de la tolerancia” y que si los delegados “están afuera mucho mejor”.
Simultáneamente, han armado un grupo pago por la patronal que en el propio horario de trabajo pasea de la mano de la UTA por los cuartos de tráfico y los lugares de trabajo de los compañeros del subte. Les dan una especie de “permiso gremial” a estos elementos que no cuentan con mandato alguno más que el de la patronal y la burocracia.
Compañeros de base y delegados han recibido amenazas por parte de estos matones. En este contexto se acaba de perpetrar una cobarde agresión en la casa y contra la familia del delegado del Taller Constitución, Néstor Segovia, en la que golpearon a su compañera y a su hijo.
Se pone en evidencia cómo la burocracia es parte esencial del “plan estratégico de la empresa”. Hablamos de un documento gerencial interno de Metrovías que hace poco salió a luz, en el cual se caracteriza a los trabajadores como “terroristas”, “mercenarios” o “apóstoles”, según el mayor o menor grado de participación en las luchas. Plantea que con el actual Cuerpo de Delegados, los trabajadores han sacado la conclusión de que “se puede ganar” y plantea un trabajo a mediano y largo plazo en el que propone entre otras medidas... “ocupar los lugares de trabajo”.
En la defensa del Cuerpo de Delegados que recientemente fue votado por más del 80% de los trabajadores, están en juego las conquistas y las condiciones laborales del subte, están en juego más de diez años de lucha que costó recuperar este organismo a mano de los trabajadores. Y está en juego, por último, la defensa de todas las comisiones internas y delegados independientes de la burocracia. En esta lucha es central la defensa de la asamblea obrera y del espacio físico en los lugares de trabajo. Por ello llamamos a repudiar en cada sector y de conjunto a la patota de la UTA y a cada uno de sus miembros y a defender la organización interna del subte.
Pablo Melta
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