Fuera la Triple A de UTA-Roggio
La patota de la UTA acaba de protagonizar gravísimos hechos mafiosos en el Subte. El martes 21, nueve patoteros fueron a la estación Inclán, donde secuestraron al delegado Hugo Giménez. Lo encañonaron con un arma de fuego y lo condujeron al sindicato, mientras dos lúmpenes armados se quedaron con su pareja embarazada (también del subte) como rehén en la boletería.
Una vez en la oficina del secretario gremial, lo amenazaron: "Mirá que llamamos a los muchachos que se quedaron con tu mujer", y le pegaron culatazos en la nuca para obligarlo a firmar la renuncia al cargo de delegado en el cual ellos mismos lo habían colocado. Todo esto ha sido denunciado penalmente.
Con estos hechos, la patota ha dado un salto en el nivel de su accionar fascista.
No es novedad
Desde hace meses, los trabajadores del Subte vienen denunciando el accionar de esta patota. En los últimos conflictos, la patota se ha paseado -al canto de "zurdos de mierda, los vamos a matar"- para amedrentar a los trabajadores.
A pesar de las denuncias reiteradas y de la filmación de las agresiones, que fueron reproducidas en todos los canales, ningún fiscal actuó "de oficio" como sí lo hacen contra los luchadores. Los agresores siguen en libertad y la situación no ha merecido la más mínima intervención del gobierno.
Metrovías fue denunciada porque su jefe de seguridad, Miguel Angel Rovira, es un represor de la Triple A. Ahora Roggio paga salarios y "horas extras" a los lúmpenes de UTA.
Elección de delegados
La H es un ramal nuevo; su personal fue tomado mediante el reparto de favores entre Metrovías, la burocracia y el gobierno.
En esta línea, las arbitrariedades se multiplican. Los patoteros pagos no asisten a sus labores y recargan el trabajo del personal restante; se producen ingresos de personal por la ventana, que bloquean los correspondientes ascensos; se han reducido los tiempos de descanso. En la H, la burocracia impuso en enero a los llamados "deletruchos" -con una "elección" sin presentación de listas, ni el voto de trabajadores. Estos ‘deletruchos' firmaron acuerdos de flexibilidad laboral en una paritaria a la baja.
Pero la patota no se tolera ni a sí misma. Según versiones, la violenta "renuncia" tiene que ver con una disputa interna entre fracciones de la burocracia; los compañeros de la H se habían plegado al último paro votado por el Cuerpo de Delegados.
Los trabajadores de la H realizaron asambleas en las que han repudiado la agresión y donde rechazaron la participación de la patota. Plantearon la necesidad de nuevas elecciones. Estamos totalmente de acuerdo.
Llamamos a la solidaridad con los trabajadores del Subte y reclamamos elecciones de delegados ya, en la H y en todo el Subte.
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