Habla Carlos Taborda, delegado de la Línea B
- ¿Cómo organizaron el paro en la Línea B?
- Los trabajadores nos reunimos para ver cómo parábamos la línea. Nos distribuimos en forma estratégica en las formaciones y cuando llegó el momento indicado, los delegados informamos a través del handy que la línea quedaba detenida, haciéndonos cargo de una formación en la estación Federico Lacroze. Ahí dimos la señal a todos los trabajadores.
Al anunciarse el comienzo del paro, bajan al momento 200 matones de UTA, junto con la Guardia de Infantería. Montaron una agresión brutal contra los compañeros reunidos alrededor de la formación detenida. Nos pegaron y llegaron a amenazarnos de muerte a punta de pistola. Estaban los medios de prensa, que documentaron todo este escándalo. A pesar de la provocación de la burocracia y de la Infantería, la decisión de los trabajadores fue firme, manteniendo el paro en las propias narices de la patota, la policía y de los representantes de la empresa y del Estado que se encontraban ahí. Durante una hora logramos mantener detenida la formación.
- ¿Cuál fue la reacción de los compañeros en la línea?
- El paro fue total, incluso los nuevos boleteros que ingresaron a Metrovías en los últimos tiempos (muchos familiares de jefes y gerentes), no vendieron pasajes, lo que obligó a la empresa a abrir los molinetes. Estos compañeros ingresaron a Metrovías como resultado de la reducción de la jornada de trabajo lograda por nosotros, que trajo 500 nuevos puestos. Incluso se sumó el personal de limpieza del turno noche, que decidió mantener un quite de colaboración durante el fin de semana.
En esa hora en que mantuvimos el tren detenido, con la patota y la Infantería encima, atrincherados en la formación, fue decisiva la presencia y el aguante de más de 70 compañeros boleteros, guardas, auxiliares de estación y limpieza y un grupo de compañeros del taller Rancagua, defendiendo las posiciones del cuerpo de delegados. Defendimos también a los periodistas, a quienes la infantería intentó desalojar para garantizar una zona liberada. El paro, que se incrementó a la tarde, terminó siendo masivo.
- ¿Cuántos votaron en las elecciones truchas?
- La votación fue mínima. En Rancagua, de 80 trabajadores votaron los 13 miembros de la burocracia, ni uno más. En boleterías, con toda esta gente nueva, 10 sobre 160. En Tráfico, en donde somos un poco más de 200, fueron a votar 25.
- ¿Cómo reaccionaron los trabajadores con los candidatos truchos de la burocracia?
- Precisamente, al frente de la la segunda formación del día se puso el "candidato" de la patota, motorman en la B. Los medios de prensa estaban en vivo y aproveché para denunciarlo por carnero. En otra formación, que le tocó arrancar horas después, el conductor tiene una actitud carnera y el guarda no, ya que al subirse al tren decide adherir al paro negándose a cerrar las puertas de los vagones, obligando a que la formación quede detenida en la estación. El carnero denunciando al guarda por los parlantes y, acompañado por el policía custodio del tren, fue hacia el final de la formación para echar al compañero huelguista, cerrar las puertas y arrancar. A los compañeros presentes, este hecho les produjo gran conmoción y un odio profundo. Le hicieron la cruz al carnero, reventándole el casillero en donde este sujeto guarda la ropa. Al día siguiente tuvo que cumplir tarea con ropa de calle ya que le hicieron pelota el uniforme.
Los compañeros estaban muy indignados por el apoyo abierto de todo el gobierno a la burocracia. Lo que nosotros veníamos denunciando se confirmó. La burocracia quiere un cuerpo de delegados afín a la empresa. Un compañero nos dijo que nuestra agrupación tenía razón cuando denunciaba este frente único contra nuestra organización gremial, porque vio claramente la posición del gobierno que sin maquillaje accionó con la empresa y con la burocracia.
- ¿Cómo sigue la lucha?
La asamblea de la B era partidaria de continuar con las medidas de lucha, llamando a una asamblea general de todo el subte con un paro de 24 horas y a partir de aquí decidir los pasos a seguir. El surgimiento de un sindicato combativo sólo puede darse sobre la base de la lucha y no sobre la creencia o la fe de que este gobierno nos vaya a conceder la personería. El gobierno se jugó a fondo para reventarnos.
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