El paro que lanzó el Cuerpo de Delegados del Subte el 12 de diciembre pasado, contra las elecciones truchas convocadas por la burocracia de la UTA, tuvo un acatamiento del 90% de los 4.000 trabajadores.
A pesar de que a media mañana salieran formaciones para cubrir un diagrama de emergencia con personal jerárquico, los trabajadores consideran este paro como uno de los más importantes realizados en la historia del Subte.
El ministro de Transporte, Ricardo Jaime, llevó a la Infantería y Macri y Kirchner a la policía. El Ministerio de Trabajo avaló una elección impugnada en tiempo y forma, que viola toda la normativa de la Ley de Asociaciones Sindicales. Moyano apoyó a la burocracia de la UTA. La UTA apostó 300 matones del aparato del gremio y de Budge a los que, de paso, hizo votar a su lista única. Pero acabó votando menos gente en la truchada de la UTA de lo que sus candidatos habrían sacado en una elección normal.
Los trabajadores del subte están defendiendo al Cuerpo de Delegados que ellos mismos eligieron, y que fue la herramienta de numerosas conquistas en años de lucha: el freno a los despidos sistemáticos, la jornada de 6 horas por insalubridad, el aumento de salarios, el pase a la empresa y al convenio de los contratados de las tercerizadas, los 1.500 nuevos puestos de trabajo. Son reclamos a los que aspiran millones de trabajadores en la Argentina.
Estamos en un momento decisivo
Hay un antes y un después del paro del 12. La burocracia pretenderá imponer su elección trucha (votaron un promedio de 3 a 6 por cada 100 trabajadores).
La inmensa mayoría de los trabajadores espera una respuesta a esta inmensa patoteada de la burocracia, la policía, la patronal y el Estado en forma conjunta.
La respuesta es hacer valer la organización lograda en años para convocar, de cara a toda la clase obrera argentina que mira con atención la lucha del Subte, a una Asamblea General urgente para aprobar: 1) la impugnación de la elección trucha; 2) reclamar 800 pesos de adicional hasta las próximas paritarias y el cumplimiento correcto de los ascensos; 3) crear un comité de autodefensa contra el accionar de la patota; 4) ponerle fecha a una elección democrática de delegados de todas las líneas.
Necesitamos más que nunca defender la tradición histórica del Cuerpo de Delegados del Subte, la ratificación de todas sus conquistas, el repudio a la burocracia sindical y a la injerencia del Estado en las organizaciones obreras. Si ganan los luchadores del Subte gana toda la clase obrera.
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