jueves, 17 de septiembre de 2009

Dos parazos en el Subte

Con dos parazos de dos y tres horas respectivamente, precedidos por jornadas de apertura de molinetes, los trabajadores del subte han retomado lo mejor de su tradición. La patronal se jugó a impedir la apertura de molinetes y fracasó por la determinación de delegados y activistas, que la defendieron con el cuerpo; en la segunda ocasión, los compañeros cortaron hasta la electricidad de los molinetes. Pero lo más importante ocurrió en torno de los paros. Fueron absolutamente masivos e interrumpieron los trenes, con cortes de vías en las líneas C, D y H, y “clavando” los trenes en los andenes en el resto. Con estos métodos obreros se cayó el operativo de Metrovías para el “cronograma de emergencia” con trenes manejados por supervisores.

Otros que pasaron al archivo fueron la Infantería, que hace un par de años reprimió los piquetes de las vías, y la más reciente patota de la UTA, que guardó distancia convenientemente ante el carácter masivo del paro y de la movilización interior de obreros de todas las especialidades. De hecho, los paros han sido un salto de la organización sindical como tal, porque no se asentaron sólo en los conductores que paralizaban el subte, de manera que los boleteros, por ejemplo, no vendían porque nadie compraba boletos. El nuevo Cuerpo de Delegados del nuevo sindicato expresa a todos los sectores que hoy se pliegan consciente y organizadamente a los paros.

El antecedente de esta situación fue la marcha por el salario y el reconocimiento, que nucleó a casi mil compañeros en pleno horario de trabajo.

Las medidas fueron votadas luego de que trascendiera un acuerdo salarial entre la patronal y la burocracia de la UTA, urdido a espaldas de los trabajadores, cuyas actas firmadas no han aparecido hasta el día de hoy.

Como ya analizamos en estas páginas, el acuerdo no contempló el 25% reclamado, tiene importes en negro, no aumenta la antigüedad al 2% reclamado por los compañeros y, estrictamente, no se sabe qué más puede contener porque jamás se publicó el acta, lo que hace presumir cláusulas que merecerían el repudio general. Este cuadro, junto a despidos de compañeros con licencia médica vencida, el no reconocimiento de accidentes de trabajo (ver nota aparte), los ascensos a dedo, entre otros atropellos, han reforzado la lucha por el reconocimiento del nuevo sindicato, considerado por los trabajadores de Metrovías como la cuestión crucial para abrir paso a todas las reivindicaciones pendientes.

Difícilmente haya en el país una organización sindical con las raíces, con el nivel de activismo, con la amplitud del Cuerpo de Delegados que hoy tiene el subte. Estos paros desde abajo, de pies a cabeza, sin amparo alguno de la organización sindical legal, concentran toda la historia de este Cuerpo de Delegados en su lucha por las seis horas, por la reincorporación de activistas, por el salario, entre otras. Incluso el aumento “trascendido” de la UTA está marcando el potencial de lucha que ha debido ser tenido en cuenta por la patota de UTA y la patronal de Metrovías, que se juntan a conspirar en los despachos de Tomada.

Ahora, esos mismos despachos de Tomada tienen un problema mayúsculo. El reclamo de personería al nuevo sindicato (empezando por la inscripción) tiene ya la simpatía de amplios sectores del movimiento obrero. Y eso ocurre en el momento del reviente del forúnculo de las mafias sindicales y oficiales alrededor de la falsificación de medicamentos.

El olfato obrero en las líneas marca que es el momento de profundizar el plan de lucha y hay razones para ello. Los paros han fortalecido las filas obreras, el gobierno está golpeado y la necesidad de un sindicato actuante ante los problemas reivindicativos acuciantes impulsa la cosa. Claro está, todo esto no tiene nada que ver con la adscripción de este sindicato al aparato muerto y conservador (además de kirchnerista) de la CTA. Varios delegados, entre ellos Carlos Taborda y Néstor Segovia, preguntados por los medios, definieron que el sindicato es independiente de las dos centrales y así será hasta que un debate de toda la base decida otra cosa. Muy bien. Oportunamente tendrá que entrar en debate el tema de la perspectiva sindical y política del nuevo sindicato, que se parece mucho más al Sitrac-Sitram de los años ’70 que a los aparatos sindicales del centroizquierda.

Hoy está en debate la continuidad del plan de lucha. Se ha empezado a discutir la eventualidad de un paro de 24 horas por el reconocimiento, ante la patronal y ante el gobierno. Adelante, compañeros.

N.P.

No hay comentarios: