Un paro contundente y total del sector tráfico y taller Rancagua de la Línea B del subte paralizó el servicio durante doce horas. La medida se suspendió al abrirse una negociación con la empresa en el Ministerio de Trabajo. Los reclamos: la incorporación de más trenes al tráfico; el nombramiento del personal necesario parar cubrir esos servicios con sus relevos y francos, y el respeto de la antigüedad en los ascensos que corresponden a la implementación del nuevo diagrama.
La asamblea de los huelguistas votó suspender la medida recién cuando los delegados trajeron del Ministerio el siguiente compromiso de la patronal: 1) se someterán a consideración de los representantes gremiales los puntajes otorgados a los postulantes a los nuevos puestos en los concursos realizados para cubrirlos; 2) se solicitará a la Secretaría de Transporte la autorización para incorporar las nuevas formaciones; 3) se cubrirán los puestos de trabajo correspondientes.
La apertura de una negociación en estos términos, con los representantes del sindicato del subte (AGTSyP) es un paso adelante muy serio en más de un sentido. En primer lugar, porque la presencia de la plana mayor de Metrovías en la reunión indica el grado de preocupación patronal cuando la lucha va en serio. Esto a pesar de que no firmen el acta para mantener la ficción, impuesta por los acuerdos de paz social, de que con el sindicato "no reconocido" no se puede mantener una negociación paritaria. En segundo lugar, porque el tema del conflicto involucra a todo el subte; los servicios se mantienen sobre la base de la fatiga del personal y los equipos, la sobreexigencia y flexibilización de los trabajadores y la condiciones inhumanas de transporte de los pasajeros. Entonces, el paro de la Línea B implica una reorganización del medio, en términos de material rodante, personal, instalaciones y mantenimiento. Y, en esa medida, de inversiones que la gerenciadora Metrovías pretende que se financien con aumentos de los subsidios que entrega el gobierno.
Hay que subrayar la conquista que significaría el control gremial sobre el resultado de los concursos antes de su promulgación, tema de constante conflicto, ya que la empresa -y la UTA- se vienen reservando el derecho a digitar los ingresos y las promociones de personal.
No se lo plantea en estos términos, sin embargo, el sector del cuerpo de delegados que integró la lista de Yasky, quienes realizaron esfuerzos denodados para evitar la medida, con la promesa de unas reuniones en el Ministerio, donde no se garantizaba la presencia de la empresa: la clásica bicicleta para desactivar reclamos y medidas de acción. Objetivamente, actúan como garantes de la paz social de una sola mano, la que no permite luchar por las reivindicaciones frente a una patronal que actúa a su arbitrio. Como fue señalado en nuestra nota anterior, este sector de delegados se negó en un reciente plenario a movilizar a los trabajadores por el reconocimiento de la AGTSyP en oportunidad de una resolución favorable de la Justicia en ese sentido. También dio la espalda a la lucha por el aumento de la jubilación. Juegan la carta de la buena conducta con el régimen K.
Interpretaciones interesadas de algunos medios hicieron aparecer el conflicto como un ajuste de cuentas entre sectores de la AGTSyP. Nada más falso. Se trata de una fuerte acción de la masa de trabajadores, que por genuinos reclamos del conjunto se ven obligados a sacudirse de encima el tutelaje propatronal del Ministerio K y sus aliados.
¡Ojo! El emprendimiento es fuerte: las resistencias de la patronal y del gobierno, reticentes a poner la plata y a ceder ante la lucha, se van a hacer sentir. La clave del triunfo está en la firmeza de los trabajadores de la B para retomar la medida ante cualquier maniobra, y en el resto de los delegados y activistas independientes para preparar la lucha en las demás líneas.
Corresponsal
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