En un plenario de delegados del sindicato del subte (AGTSyP), llamativamente minoritario, los compañeros que integraron la Lista 10 de Yasky se negaron a que el plenario abordara un balance de la bochornosa elección de la CTA , como mocionó la Agrupación Trabajadores de Metrovías (ATM) y apoyó un grupo de delegados independientes y agrupaciones. Igual destino tuvo otra moción: que el subte se movilice en favor de la aprobación del proyecto por el 82% móvil ya aprobado por diputados. Al final, hasta dilataron una iniciativa de acción por el reconocimiento ministerial de la AGTSyP , aunque no pudieron impedir, sin embargo, que se votara la preparación de una medida todavía sin fecha fija.
Traducido políticamente, los derrotados yaskistas, que se metieron en la CTA por la ventana, sin un aval del conjunto de los compañeros, parecen dispuestos a enrolar al sindicato del subte en proceso de la descomposición de la CTA e, incluso, paralizar cualquier iniciativa por el desarrollo y el triunfo del nuevo sindicato antiburocrático.
Y no faltan motivos para tomar iniciativas de acción. El tema de los ascensos de trabajadores a puestos vacantes de mayor jerarquía o la distribución de los francos está originando fuertes conflictos en las líneas: paro en la Línea H , quite de colaboración y paro en la B , conflicto por los francos en la E. Todos reclamos elementales y urgentes, vinculados, en todos los casos, al ingreso de nuevo personal. Un terreno de resistencia de la patronal y de manipulación de cargos para favoritos de la empresa y de la UTA. Por otra parte, el dictamen de la Cámara de Apelaciones del Trabajo, para que el ministerio de Tomada inscriba el nuevo sindicato, reaviva el tema que había sido congelado por las actas de paz social de noviembre pasado, en aquel operativo mordaza montado por el ministerio K y el sector yaskista de la CTA.
Como parte del fortalecimiento de la AGTSyP se debe abrir el debate sobre el estatuto de la nueva organización. ATM ha adelantado el planteo de la representación proporcional en los cargos electivos -tanto de directiva como de cuerpo de delegados-, un aspecto elemental de la democracia sindical, ausente en los estatutos de los gremios burocratizados, incluyendo el de la CTA.
CdM
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