La conducción kirchnerista del sindicato del Subte se ha propuesto imponer un estatuto altamente proscriptivo.
Su proyecto establece una Comisión Directiva de 27 miembros, de los que "concede" los tres últimos vocales a la lista que, entrando segunda, obtenga un mínimo de 30 por ciento de los votos. Así, una lista que obtuviera un 49 por ciento ocupará 3 cargos menores, y una con el 29 por ciento ninguno.
En el sindicato que surgió de una ruptura con la UTA por su carácter burocrático y en defensa de la "libertad sindical", intenta perpetuarse una camarilla que ha sometido a la AGTSyP a la patronal y al kirchnerismo, suprimiendo, en la medida que pudo, el carácter combativo que caracterizó a los luchadores del Subte.
Este proyecto de "unicato" es un primer paso de toda una agenda de la conducción para perpetuarse. Sigue con las elecciones de la CTA-Yasky, de la que es devota, en noviembre, donde intentará reforzar lazos con el oficialismo. Y adelantará -según ha trascendido- para diciembre la elección de la comisión directiva.
Se parapetan para retener el timón del subte por cuatro años más, en medio de un proceso de desgaste fuerte ante la base.
Es que la subordinación política al Estado los paraliza ante los golpes sistemáticos del macrismo: sanciones a troche y moche contra medidas gremiales, procesos judiciales a delegados, incorporación a dedo de personal de la Uta que hostiliza al activismo de la AGTSyP y se presta a la flexibilización.
Ni hablar del carnereaje de los paros nacionales, la defensa abierta del impuesto a los sueldos y la acusación a los huelguistas de ser funcionales a Griesa y a los buitres (comunicado de la directiva, 28/8). Esto, al costo de la reprobación de amplios sectores de la base y disidencias dentro de la propia conducción.
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