El lunes, los trabajadores del Subte se vieron obligados a realizar un paro fulminante ante una provocación conjunta de la patronal de Roggio y la dirección de la UTA.
Sin previo aviso, la empresa puso en marcha unilateralmente los cursos para los ascensos en casi todas las líneas, violando los requisitos establecidos para ocupar una vacante. Digitó los candidatos sin notificar al Cuerpo de Delegados ni respetar los criterios de antigüedad. La calificación de sus tareas laborales constituye una de las mayores aspiraciones de los trabajadores de Metrovías. Los compañeros del Subte vieron vulneradas sus posibilidades de ascensos
La indignación desató el paro en todas las líneas, incluida la H, dirigida por la burocracia de la UTA, impusieron la huelga en solidaridad con sus compañeros de las otras líneas (una acción que las honra y que refleja la justicia del paro).
Luego de 11 horas y del fracaso de varios intentos de la burocracia de la UTA para levantar la medida, el Ministerio de Trabajo dictó una "conciliación obligatoria" que obliga a levantar las medidas de fuerza de los trabajadores pero no hace lo mismo con la decisión arbitraria de la patronal: los cursos para los ascensos. Estos fueron suspendidos de hecho, pero queda abierta la posibilidad de que la empresa retome su provocación sin "violar" la letra conciliación.
Romper las maniobras
Hace un mes y medio, el 12 de mayo, otra provocación de la UTA - convocar a elecciones de sector sin habilitar otra lista que la suya y esquivando la formalidad de una convocatoria- también había desatado un gran paro. Estamos, por lo tanto, ante una segunda tentativa de desconocer al Cuerpo de Delegados y planear su destrucción, siempre con el apoyo activo de la burocracia de la UTA. Esta se encuentra empeñada en una campaña generalizada para liquidar los cuerpos de delegados que no le responden a lo largo y ancho del sindicato. Cuenta en todos los casos con la complicidad de las patronales del transporte y del gobierno, con los cuales se encuentra además asociada en numerosos negocios.
Con el paro del 12, los trabajadores frenaron la maniobra de la UTA amparada por la empresa, pero todavía hay una enorme lucha por delante para quebrarla.
El acuerdo "no escrito" entre la UTA y la empresa queda al descubierto en las palabras del burócrata Fernández, un "nuevo gordo" luego de su alejamiento de Moyano: "La empresa Metrovías está totalmente de acuerdo en rever algunos posibles errores, si es que los hubo, en el sistema de concursos y promociones de personal (...) Lo que en realidad está ocurriendo es que algunos muchachos del Cuerpo de Delegados continúan jugando a la política porque, tras el llamado a concurso que efectuó la empresa en las líneas C y D, quieren colocar a sus hombres (...) El gremio, como los usuarios, fueron nuevamente convertidos en rehenes de este juego político" (Diario Gremial, 1/7). Fernández se coloca de nuevo del lado de los patrones y reitera la política de la burocracia de meter a sus ‘punteros' o allegados en los lugares de trabajo con la única finalidad de acosar a los delegados combativos y electos en forma democrática.
No estamos ante ‘paros salvajes' contra los usuarios, como insisten en presentar a la lucha del Subte los medios de comunicación, que en este punto hacen yunta con el gobierno del ‘doble comando', sino ante una acción vital para el conjunto de los derechos democráticos del pueblo, porque se trata de una defensa de conquistas laborales que apuntan al progreso material e intelectual de los trabajadores y un combate contra una de las mafias que más han apuntalado a lo largo de la historia a los aparatos de coerción y represión del Estado.
El "ascenso" real de los trabajadores del Subte se manifiesta en su lucha consecuente contra todas estas provocaciones, que seguramente van a ser una constante en los meses que faltan para la elección de delegados, prevista para noviembre. Es imprescindible reforzar la organización gremial, y para esto consolidar el funcionamiento colectivo del Cuerpo de Delegados. En la misma línea sería muy oportuno preparar un gran plenario de bases de todas las líneas del Subte, convocado por el Cuerpo de Delegados, que serviría para una mayor concientización y organización de las secciones y talleres, y para una mejor asimilación de los numerosos trabajadores que se incorporaron a Metrovías en los últimos tiempos.
Sin previo aviso, la empresa puso en marcha unilateralmente los cursos para los ascensos en casi todas las líneas, violando los requisitos establecidos para ocupar una vacante. Digitó los candidatos sin notificar al Cuerpo de Delegados ni respetar los criterios de antigüedad. La calificación de sus tareas laborales constituye una de las mayores aspiraciones de los trabajadores de Metrovías. Los compañeros del Subte vieron vulneradas sus posibilidades de ascensos
La indignación desató el paro en todas las líneas, incluida la H, dirigida por la burocracia de la UTA, impusieron la huelga en solidaridad con sus compañeros de las otras líneas (una acción que las honra y que refleja la justicia del paro).
Luego de 11 horas y del fracaso de varios intentos de la burocracia de la UTA para levantar la medida, el Ministerio de Trabajo dictó una "conciliación obligatoria" que obliga a levantar las medidas de fuerza de los trabajadores pero no hace lo mismo con la decisión arbitraria de la patronal: los cursos para los ascensos. Estos fueron suspendidos de hecho, pero queda abierta la posibilidad de que la empresa retome su provocación sin "violar" la letra conciliación.
Romper las maniobras
Hace un mes y medio, el 12 de mayo, otra provocación de la UTA - convocar a elecciones de sector sin habilitar otra lista que la suya y esquivando la formalidad de una convocatoria- también había desatado un gran paro. Estamos, por lo tanto, ante una segunda tentativa de desconocer al Cuerpo de Delegados y planear su destrucción, siempre con el apoyo activo de la burocracia de la UTA. Esta se encuentra empeñada en una campaña generalizada para liquidar los cuerpos de delegados que no le responden a lo largo y ancho del sindicato. Cuenta en todos los casos con la complicidad de las patronales del transporte y del gobierno, con los cuales se encuentra además asociada en numerosos negocios.
Con el paro del 12, los trabajadores frenaron la maniobra de la UTA amparada por la empresa, pero todavía hay una enorme lucha por delante para quebrarla.
El acuerdo "no escrito" entre la UTA y la empresa queda al descubierto en las palabras del burócrata Fernández, un "nuevo gordo" luego de su alejamiento de Moyano: "La empresa Metrovías está totalmente de acuerdo en rever algunos posibles errores, si es que los hubo, en el sistema de concursos y promociones de personal (...) Lo que en realidad está ocurriendo es que algunos muchachos del Cuerpo de Delegados continúan jugando a la política porque, tras el llamado a concurso que efectuó la empresa en las líneas C y D, quieren colocar a sus hombres (...) El gremio, como los usuarios, fueron nuevamente convertidos en rehenes de este juego político" (Diario Gremial, 1/7). Fernández se coloca de nuevo del lado de los patrones y reitera la política de la burocracia de meter a sus ‘punteros' o allegados en los lugares de trabajo con la única finalidad de acosar a los delegados combativos y electos en forma democrática.
No estamos ante ‘paros salvajes' contra los usuarios, como insisten en presentar a la lucha del Subte los medios de comunicación, que en este punto hacen yunta con el gobierno del ‘doble comando', sino ante una acción vital para el conjunto de los derechos democráticos del pueblo, porque se trata de una defensa de conquistas laborales que apuntan al progreso material e intelectual de los trabajadores y un combate contra una de las mafias que más han apuntalado a lo largo de la historia a los aparatos de coerción y represión del Estado.
El "ascenso" real de los trabajadores del Subte se manifiesta en su lucha consecuente contra todas estas provocaciones, que seguramente van a ser una constante en los meses que faltan para la elección de delegados, prevista para noviembre. Es imprescindible reforzar la organización gremial, y para esto consolidar el funcionamiento colectivo del Cuerpo de Delegados. En la misma línea sería muy oportuno preparar un gran plenario de bases de todas las líneas del Subte, convocado por el Cuerpo de Delegados, que serviría para una mayor concientización y organización de las secciones y talleres, y para una mejor asimilación de los numerosos trabajadores que se incorporaron a Metrovías en los últimos tiempos.
Juan Ferro
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