El
pacto sellado en diciembre del año pasado entre el macrismo y el kirchnerismo
sobre el destino del subterráneo le faltaba sólo un anuncio para ser completo.
Según muchos trascendidos, el jefe de gobierno ya habría decidido renovarle la
concesión del subte a la empresa Metrovías (Grupo Roggio). Para ello haría uso
de las facultades que le dio la ley votada por los bloques del PRO y del
kirchnerismo, que faculta al Ejecutivo porteño a contratar el servicio en forma
directa por dos años, sin necesidad de pasar por la Legislatura. Estos
“superpoderes”, conviene recordar, no se limitan a la concesión del servicio
sino que incluyen potestad en materia tarifaria y de contratación de personal.
Es
posible que la continuidad de Roggio a cargo del negocio haya formado parte de
la letra no escrita del pacto Macri-K. De otro modo no se explica el cambio de
actitud del macrismo, que durante el año 2012 atacaba fuertemente al
concesionario y denunciaba que el servicio que prestaba era muy inseguro. Los
dirigentes del PRO repetían una y otra vez que el subte corría el riesgo de
tener su propia masacre de Once, y acusaban a los kirchneristas de beneficiar a
Roggio con nuevas concesiones ferroviarias -refiriéndose a la entrada de este
grupo, junto con el capitaneado por Romero, en los ferrocarriles Sarmiento y
Mitre, luego de la salida de Cirigliano. Con la concesión renovada en el subte,
Roggio se ha transformado, por arte y magia de macristas y kirchneristas, en un
monopolio que maneja la casi totalidad del transporte que anda sobre rieles.
Mientras
el macrismo renueva la concesión y se apresta a incrementar la tarifa del subte
a 3,50 pesos (¡un incremento del 218% de enero del 2012 a la fecha!) en la
Legislatura la oposición, que le otorgó poderes especiales a Macri, montó una
puesta en escena para ocultar su entregada. En una sesión especial, y con la
presencia de 32 diputados, hicieron discursos contra el aumento para luego
disolverse por no tener el quórum especial requerido de 40 votos. Una mezcla de
impotencia e hipocresía difícil de superar. El papel más triste le tocó al
centroizquierda, incluso a los diputados de Proyecto Sur, que se prestaron al
juego del kirchnerismo que votó, junto con Macri, la ley en diciembre pasado
para que “Macri se haga cargo”. Pero Proyecto Sur tiene sus propios motivos
para actuar de esta forma: su acuerdo con Carrió, quien en la Legislatura tiene
un legislador que ha votado con Macri de manera sistemática, y obliga a la
fuerza de Pino Solanas a dar muestras de gobernabilidad. Esto los llevó en
diciembre del año pasado a votar junto con Macri el incremento del ABL y otros
impuestos, con el argumento curioso que ellos “no son anarquistas que quieren
desfinanciar al Estado”. No explicaron, sin embargo, por qué no quieren
financiar al Estado con impuestos a los capitalistas y no al pueblo.
En sus discursos, los diputados dijeron que “Macri quiere un subte para pocos”,
pues el aumento de la tarifa llevará a que disminuya la cantidad de pasajeros
en favor del colectivo. Este argumento, sostenido por los kirhneristas y
avalado por el centroizquierda, es falso por el simple motivo que al aumento
del subte le seguirá el del boleto de colectivos. Es lo que ya ocurrió en
diciembre, cuando, inmediatamente después de votada la ley en la Legislatura,
Randazzo ordenó el aumento del colectivo. El pacto Macri-K apunta un tarifazo
conjunto en el transporte público.
El
aumento a 3,50 pesos podría ser, de todos modos, sólo la primera parte del
tarifazo que Macri tiene pensado para este año. Ocurre que la paritaria de los
trabajadores del subte ya está vencida y debe resolverse en breve. Pero, según
la ley PRO-K, si la variación de los costos supera el 7%, automáticamente SBASE
puede determinar un nuevo aumento de tarifas. Se trata de una gran perfidia que
busca oponer a los usuarios contra los trabajadores. Ahora se ve lo criminal de
la política de la dirección kirchnerista de la AGTSYP, que apoyó la ley sin
lograr, siquiera, el reconocimiento para el sindicato. La paritaria hoy, como
ocurriera cuando el subte lo manejaba el gobierno nacional, la discute y la
firma la burocracia de UTA.
Nuestro
planteo es: abajo el tarifazo, apertura de los libros de la empresa y
evaluación de los costos reales por parte de los trabajadores. Fuera Metrovías.
Por el reconocimiento de la AGTSYP como único representante de los
trabajadores. Por un plan de desarrollo del subte financiado por los gobiernos
de la Nación y la Ciudad mediante impuestos progresivos al gran capital.
Gabriel Solano
Nota extraída de Prensa Obrera N°1259
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