viernes, 20 de enero de 2012

Disparan sobre las paritarias

En vísperas de las paritarias, los ‘números' de la clase obrera son tan claros como graves. De acuerdo con cualquier estimación, la inflación real de 2011 no fue inferior al 25%, aunque la suba de la canasta alimentaria (la cual afecta fuertemente a los trabajadores) superó el 30%. Pero esa realidad no toma en cuenta el impacto de los impuestazos y tarifazos que comenzaron a aplicarse desde fines de año. De los subtes a los colectivos en el interior, del ABL a los impuestos de los municipios, esa ‘primera oleada' del ajuste sumará -de acuerdo con algunas estimaciones sindicales- otros diez puntos a la inflación acumulada de 2011. Frente a ese 35-40% de deterioro salarial, está claro que el 18% que la UIA y el gobierno están tramitando como ‘techo' es una clara confiscación.

El gobierno y las patronales baten el parche de bajar "las expectativas inflacionarias", justo en el momento en que la política oficial es más inflacionaria que nunca. Lo prueban los aumentos de tarifas e impuestos, así como la suba exorbitante de los intereses bancarios -todas variantes de rescate de sectores capitalistas. El único blanco de la mentirosa "guerra a la inflación" son los salarios. El gobierno quiere postergar los reclamos capitalistas en favor de una devaluación de la moneda a través de la desvalorización del "costo nacional" -o sea, los salarios.

De cara a las paritarias, las patronales metalúrgicas y mecánicas levantan el fantasma de las suspensiones y los despidos. Ambas, sin embargo, han acumulado ganancias inéditas en los últimos años y están siendo fuertemente beneficiadas por el proteccionismo oficial. Mal que le pese a las burocracias de Caló y Pignanelli, estas empresas tienen espaldas para responder a reclamos que, como mínimo, deben partir de la inflación real del año que pasó y de los tarifazos de ahora.

Naipes marcados

La primera señal de la política oficial apareció en la paritaria de los aceiteros, donde el sindicato reclamó un 26% y las patronales ofrecieron un 17%. En seguida, Tomada se apresuró a dictar la conciliación obligatoria -hecho que desmiente la supuesta "libertad de negociación" en las paritarias. Allí donde los trabajadores se arriman a recuperar el poder de compra del salario, el Estado actúa despóticamente contra ellos. Es cierto que el gobierno tiene avanzado un acuerdo con las burocracias del Smata, de la UOM y del "agente" Martínez (Uocra) en relación con su "techo" del 18%. Pero la carestía galopante está colocando en crisis la posibilidad de un arreglo similar para los docentes y otros gremios. La CTA de Yasky ha reclamado en estos días "no menos del 25% para los maestros". Sin embargo, Wasiejko -y el propio Yasky- han abierto la posibilidad de partir ese aumento en varias cuotas anuales. En ese caso, el gobierno y las patronales se saldrían con la suya de otorgar ahora un porcentaje muy inferior a la inflación registrada en 2011 y así patear para adelante otros reajustes que, si se producen, tendrán como contrapeso los tarifazos en ciernes.

Los sindicatos más comprometidos con el "modelo" oficial -como UPCN, el Suterh u Obras Sanitarias- ya "compraron" la propuesta del aumento en cuotas, pero partiendo de un mísero 7% (Ambito, 18/1). El gobierno está operando activamente en favor de esta licuación de los aumentos. Para afrontar una negociación en cuotas, quieren armar un índice de precios "especial" -o sea, tan trucho como el del Indec, pero que tenga la bendición de las burocracias sindicales.

Moyano, Micheli

Las operaciones oficiales contra las paritarias parecen haber dejado a un lado a Moyano. Pero, antes de eso, hay que decir que Moyano se corrió solo del escenario. Ningún moyanista ha salido a cuestionar los ajustes en curso -tarifazos, cesantías de contratados- y su líder sólo mantiene la amenaza de discutir "sin techos" su propia paritaria. Pero esa negociación tendrá lugar a mediados de año. Le dejan el camino libre al gobierno y a la UIA para avanzar en arreglos fraccionados, que convaliden un despojo del salario. De más está decir que esta política entierra en la miseria salarial a los precarizados y contratados, quienes representan el 40% de la clase obrera.

Micheli se apresuró a apoyar a Moyano en sus choques verbales con el gobierno. Pero, mientras tanto, la CTA "opositora" no articuló ninguna respuesta de conjunto frente a la oleada de cesantías de estatales contratados, que está diezmando a ATE en el interior del país.

Una política para defender el salario

Es claro que, en cualquier circunstancia, la emergencia de las paritarias debería ser objeto de una deliberación y una acción de conjunto de los trabajadores, que agrupe a todas sus fracciones y sindicatos. Pero esa necesidad se redobla en el cuadro del ajuste, el cual tiene al Estado y a las patronales conspirando férreamente en la tarea de trasladarle a los trabajadores la factura de la crisis. El objetivo último de la estrategia oficial es la liquidación de las paritarias como proceso colectivo de discusión del salario y de las condiciones laborales. La burocracia sindical, con sus negociaciones por separado y en el tiempo, está haciendo una contribución preciosa a esa política.

La defensa de las paritarias exige, en primer lugar, un programa: 1) reconocimiento inmediato de la inflación acumulada de 2011 y de los tarifazos en curso, algo que en ningún caso es inferior al 30%; 2) ajuste automático de los salarios de acuerdo con la inflación; 3) ninguna suspensión ni despido -ni en el sector público, ni en el privado. Que las patronales banquen la ocupación con los beneficios acumulados. Pase a planta de los contratados; 4) no a los tarifazos e impuestazos. Que se abran los libros y costos de las privatizadas; 5) abajo las cláusulas flexibilizadoras. Incorporación al básico de los plus condicionados a la "productividad".

Impulsemos reuniones de delegados y plenarios en todos los sindicatos para discutir este programa. Que las centrales obreras rompan con el gobierno y su política de liquidación de las paritarias, y resuelvan un plan de lucha común para defender el salario, las condiciones laborales y los puestos de trabajo.

MR

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