Nunca estuvo en duda que la Unión Ferroviaria levantaría el
paro general que había anunciado para el miércoles 3 de mayo, pues la
burocracia del sindicato le estaba suplicando a Tomada que dictara la
conciliación obligatoria. Lo que no se pudo impedir, sin embargo, es que la
huelga general quedara instalada en la agenda de la clase obrera. Ocurre que
CFK le dio la orden a Tomada de no homologar ningún convenio que supere el 18%
promedio anual. La paritaria ferroviaria está totalmente bloqueada y la conciliación
ofrece casi otro mes para congelar el conflicto. Pero el gobierno está
acorralado, porque no tiene la caja para subsidiar un aumento de salarios en
los ferrocarriles -de acuerdo con la inflación- ni tampoco en las privatizadas:
el dueño de Edenor ofrece un aumento salarial del cero por ciento. Además, el
impuesto al salario opera aquí como una poda de los aumentos salariales, ya que
cuando superan el mínimo no imponible van a engrosar las arcas del Estado.
Moyano se quejó varias veces contra el mantenimiento de este piso que no paga
impuestos, pero nunca hizo nada para quebrar esta confiscación que afecta, por
la inflación, a un número cada vez mayor de trabajadores. A la luz de esto, se
entiende todavía mejor el propósito del gobierno con YPF: poder meter la mano
en un giro de 60 mil millones de pesos al año y convocar a los trabajadores a
resignar reivindicaciones con el argumento de la unidad nacional. En el
discurso que pronunció en Vélez, CFK defendió la flexibilidad laboral y saludó
el apoyo de la oposición al nuevo saqueo petrolero como una expresión de esa
unidad.
Abandonan el barco
Los tapones del ‘modelo’ saltan por doquier. La última
noticia es que la fuga de capitales en abril superó los mil millones de dólares
-a pesar de los controles de Moreno. La plata empezó a entrar con la nueva
exportación de soja y volvió a salir mediante el triángulo de ganancias en
pesos, compras de títulos en acciones y reventa de esas acciones en Nueva York.
Los forajidos están obligados a pagar 5,40 pesos por dólar, lo que hace la
delicia de los especuladores dentro de Argentina, quienes compran divisas en el
mercado oficial y lo venden en el negro. Es el negocio del momento en la
‘city’. El gobierno no quiere autorizar aumentos superiores al 18% anual,
porque quiere que los salarios se conviertan en el ancla de una estabilidad que
naufraga en todos los campos.
Rescatando al capital
Si la tragedia de Once desnudó el derrumbe de las
privatizaciones ferroviarias, el reciente temporal hizo saltar los tapones del
vaciamiento de la generación y distribución de energía eléctrica. El
kirchnerismo toleró la desinversión de los monopolios eléctricos y facilitó el
ingreso de los capitalistas amigos a sus directorios. Pero Edenor y Edesur
están en quiebra, al borde de otra ‘recuperación de soberanía’. Según Política
Online (9/3), “para este 2012, el sector energético habrá perdido
sustentabilidad”, ya que “las empresas no tienen proyección de fondos para
pagar los sueldos, inversión y el costo de mantenimiento”. Las distribuidoras
condicionan cualquier gasto -incluso los aumentos de sueldos- a la suba
inmediata y generalizada de las tarifas. El gobierno se ‘enteró’ de que Midlin
(Edenor) compró subsidiarias y luego fabricó deudas con ellas “como una
maniobra para que las ganancias no fueran a inversiones” (BAE, 27/4). La
compañía mayorista de energía (Cammesa) carga, a su turno, con su propio
quebranto, pues vende a precios subsidiados el combustible que importa para las
centrales eléctricas. Por ese motivo, el Tesoro deberá entregarle 30.000
millones de pesos en 2012 -el 40% de todos los subsidios previstos. Ha comenzado
a rodar el rumor de nuevas expropiaciones parciales- en este caso, de las
distribuidoras o generadoras de energía.
Default del Estado…
El colapso de la gestión del transporte, del petróleo y la
energía marca el derrumbe integral del régimen de rescate de privatizadas y
concesionarias instaurado en 2002/2003. Pero la estación terminal es la quiebra
del rescatista: el propio Estado. Desde fines de 2009, el déficit fiscal no
cesa de crecer y estará llegando a los 50.000 millones de pesos en 2012 (ver cuadro).
La deuda acumulada del Tesoro con el Banco Central representa la totalidad de
sus activos. Pero al ‘rojo’ del Estado nacional se suma el de las provincias,
por otros 25.000 millones de pesos.
…Default político
Kicillof juró que YPF era ‘la última expropiación’. ¿Y las
eléctricas? El Estado podría ‘bicicletear’ la millonaria hipoteca de deudas de
los vaciadores, alargando los juicios internacionales que le hagan, pero no la
atención de la infraestructura en ruinas. El gobierno ya emprendió el camino del
tarifazo con los frigoríficos, molinos yerbateros y monopolios alimentarios, lo
que hizo subir la canasta básica entre un 10 a un 15% sólo en el primer
cuatrimestre del año. En este mismo momento hay una ola de aumentos de las
tarifas del transporte en las principales ciudades.
No es casual que los diarios hayan recogido, después del 1°
de Mayo, el tema de la huelga general. La crisis en la cúpula de la CGT se
desarrolla en este cuadro: la burocracia está paralizada frente a la crisis y
el agrietamiento del ‘modelo’. Los activistas, en cambio, se encuentran cada
vez más motivados: los resultados de las elecciones en gráficos -cerca de un
40% de los votos para el clasismo y aún más en los talleres- habrán de
replicarse en otros sindicatos (dentro de poco, se vota en la Alimentación).
Después del 1° de Mayo, entonces, llamamos a debatir planes de lucha contra el
tope salarial en las paritarias y contra el impuesto al salario. La
deliberación obrera en reuniones, plenarios y asambleas es el método adecuado para
preparar una huelga general.
M.R.
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