jueves, 24 de octubre de 2002

"A la Banelco la vamos a quebrar"


Los partidos patronales quieren "cajonear" la lucha por las seis horas
La lucha de los trabajadores del subte por la jornada de seis horas es, a esta altura, una batalla en regla contra la "flexibilidad laboral" impuesta al conjunto de la clase obrera. El desconocimiento de las seis horas integró, en definitiva, el "paquete" de los contratos basura y de la liquidación de los convenios colectivos, para favorecer a los monopolios privatizadores como Roggio, Macri o Techint. Hoy, ese mismo régimen social se cae a pedazos y la lucha del subte le revela que la clase obrera saldrá a luchar por todas y cada una de las conquistas despojadas.
Es este alcance estratégico el que explica la oposición mortal a la "ley de las seis horas" por parte de los bloques que representan a la burguesía en la Legislatura de la Ciudad.
La expectativa de que el veto de Ibarra pondría un punto final a este episodio fue brutalmente desmentida por la acción de los trabajadores de Metrovías. Ibarra tuvo que valerse de todos los recursos de la extorsión para impedir que los diputados oficialistas "insistieran" en la sanción definitiva de la ley.
Si aquel episodio mostró al Ejecutivo de la Ciudad operando sin escrúpulos a favor de Roggio, la sesión realizada el pasado martes 22 sacó a la luz el esfuerzo desesperado de todos los bloques patronales por "enterrar" la ley de subtes. En esta oportunidad, mientras la Ucr y el Frente Grande prestaron quórum, para proponer que el despacho se archivara ("a comisión"), el bloque del PJ reclamaba "votar de una vez por todas", con plena conciencia de que no se reunirían los votos necesarios por el rechazo al veto. "No podemos tener a la Legislatura en vilo, sesión tras sesión, por este tema", sostenían los diputados del PJ. Pero es esto, justamente, lo que reclamaban los delegados del subte: es decir, mantener en la agenda legislativa a la ley de subtes, hasta quebrar - movilización mediante - la resistencia de los bloques oficialistas. El PJ demostró, así, su compromiso con la "gobernabilidad" reclamada por Ibarra y con la "patria contratista". La misma que le dio de comer a los Grosso y Domínguez en la Ciudad.
Sin embargo, el "cajoneo" fue desbaratado una vez más por los compañeros del subte. Cuando percibieron las intenciones de oficialistas y justicialistas, los obreros presentes hicieron tronar el "que se vayan todos", obligando a la interrupción de la sesión, frustrando la votación antiobrera y forzando a un nuevo cuarto intermedio. Fracasó así el intento por ponerle un "punto final" a esta batalla.
Es evidente, a esta altura, que la Legislatura buscará sesionar en secreto, impidiendo el ingreso de trabajadores, o hacerlo en otro lugar físico, al estilo del viejo Concejo Deliberante que debió ser disuelto. La crisis del subte desenmascaró, así, el carácter conspirativo de la supuesta "cámara de representantes del pueblo".
La lucha del subte ingresará en una nueva etapa, que exigirá del paro, de la unidad con el movimiento piquetero y de una movilización política integral hasta arrancar las seis horas y la insalubridad para todos los trabajadores.


M. R.

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