No caminan las maniobras del kirchnerismo sindical
Un nuevo paro, esta vez en hora pico, conmocionó de nuevo a la Capital y al movimiento obrero. Se ha retomado el plan de lucha.
La semana pasada se levantó un paro votado, en función de una reunión del Cuerpo de Delegados con el Ministerio de Trabajo. La novedad generó un debate: un sector opinó que era un error levantar la medida dada la experiencia de las reuniones previas, que sólo pretendieron diluir el plan de lucha. En este caso, todo olía a una intención del gobierno de patear el conflicto del subte para adelante, para distanciarlo del de Kraft y descomprimir así el momento de tensión social y política por las luchas obreras.
Así fue. El funcionario del Ministerio aclaró que no había convocado nada, sino que le habían pedido a él una reunión y no sabía de qué se trataba. Aparentemente, esa cita fue arreglada por un burócrata de Foetra Buenos Aires, de la CTA, que incluso se comunicó con el funcionario durante la propia reunión. O sea una maniobra del sindicalismo transversal kirchnerista para postergar el paro.
El otro dato saliente de la semana fue la movilización de la CTA, a la que asistieron unos 150 trabajadores del Subte. La plana mayor de la CTA evitó anunciar cualquier medida de solidaridad con la lucha del Subte y con Terrabusi.
Resulta notable que una central que se reivindica alternativa y que pretende aglutinar a los nuevos sindicatos que surgen en la Argentina no intervenga en los grandes procesos de luchas obreras que pugnan por su propio reconocimiento. Los elogios de las agrupaciones pro-CTA que militan en el Subte resultan forzados, no expresan el proceso político de los obreros del sector.
En este cuadro, la resolución de un concurrido y debatido plenario de delegados del sábado 3 de octubre cayó de maduro: retomar el plan de lucha. El plenario fue unitario y dominó el espíritu combativo que hay en las líneas; por escaso margen perdió la moción de invitar a la mesa de la conferencia de prensa previa a los delegados de Kraft, pero se votó la solidaridad que se hará expresa durante el paro.
Está pendiente, cada vez con más fuerza, el reconocimiento del sindicato, la reincorporación de los cesanteados, la promoción a nuevas categorías, la manipulación patronal de las licencias médicas y los accidentes de trabajo.
Y un dato para echar leña al fuego. Se cobró el sueldo con lo pactado entre UTA y Metrovías, y ha resultado un fiasco para la gran mayoría de los compañeros por su monto. Además, no pagaron el retroactivo y descontaron compulsivamente un aporte a la UTA.
Este aumento fue conocido estrictamente por el recibo de sueldo, puesto que la UTA ocultó, seguramente por impresentable, el acta correspondiente.
De esa manera, la UTA se fisonomiza cada día un poco más como un anti-sindicato y el Nuevo Sindicato como la fuerza obrera legítima de los trabajadores.
La semana pasada se levantó un paro votado, en función de una reunión del Cuerpo de Delegados con el Ministerio de Trabajo. La novedad generó un debate: un sector opinó que era un error levantar la medida dada la experiencia de las reuniones previas, que sólo pretendieron diluir el plan de lucha. En este caso, todo olía a una intención del gobierno de patear el conflicto del subte para adelante, para distanciarlo del de Kraft y descomprimir así el momento de tensión social y política por las luchas obreras.
Así fue. El funcionario del Ministerio aclaró que no había convocado nada, sino que le habían pedido a él una reunión y no sabía de qué se trataba. Aparentemente, esa cita fue arreglada por un burócrata de Foetra Buenos Aires, de la CTA, que incluso se comunicó con el funcionario durante la propia reunión. O sea una maniobra del sindicalismo transversal kirchnerista para postergar el paro.
El otro dato saliente de la semana fue la movilización de la CTA, a la que asistieron unos 150 trabajadores del Subte. La plana mayor de la CTA evitó anunciar cualquier medida de solidaridad con la lucha del Subte y con Terrabusi.
Resulta notable que una central que se reivindica alternativa y que pretende aglutinar a los nuevos sindicatos que surgen en la Argentina no intervenga en los grandes procesos de luchas obreras que pugnan por su propio reconocimiento. Los elogios de las agrupaciones pro-CTA que militan en el Subte resultan forzados, no expresan el proceso político de los obreros del sector.
En este cuadro, la resolución de un concurrido y debatido plenario de delegados del sábado 3 de octubre cayó de maduro: retomar el plan de lucha. El plenario fue unitario y dominó el espíritu combativo que hay en las líneas; por escaso margen perdió la moción de invitar a la mesa de la conferencia de prensa previa a los delegados de Kraft, pero se votó la solidaridad que se hará expresa durante el paro.
Está pendiente, cada vez con más fuerza, el reconocimiento del sindicato, la reincorporación de los cesanteados, la promoción a nuevas categorías, la manipulación patronal de las licencias médicas y los accidentes de trabajo.
Y un dato para echar leña al fuego. Se cobró el sueldo con lo pactado entre UTA y Metrovías, y ha resultado un fiasco para la gran mayoría de los compañeros por su monto. Además, no pagaron el retroactivo y descontaron compulsivamente un aporte a la UTA.
Este aumento fue conocido estrictamente por el recibo de sueldo, puesto que la UTA ocultó, seguramente por impresentable, el acta correspondiente.
De esa manera, la UTA se fisonomiza cada día un poco más como un anti-sindicato y el Nuevo Sindicato como la fuerza obrera legítima de los trabajadores.
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