Al cerrar esta edición, los trabajadores del subte han resuelto
comenzar, el día 29, un plan de paros que arrancará con tres horas rotativas
por línea. La medida
es consecuencia de una verdadera provocación surgida en las negociaciones que,
en la Subsecretaría de Trabajo porteña, se mantenían entre la AGTSyP y
Metrovías. Allí la patronal presentó un acta, previamente acordada con la
burocracia de la UTA, que “cerraría” la paritaria, la cual ya lleva nueve meses
postergada. Junto a un 23% de aumento, se establece el pago del retroactivo
correspondiente en tres cuotas a pagar en enero, febrero y marzo próximos,
sobre el propio cierre -en marzo- de este convenio. La novedad es que se descontará
una suma fija -que promedia los 3.000 pesos por los días caídos de la huelga de
diez días- y se fija un “aporte obligatorio solidario” de 1% para la UTA sobre
la totalidad de las remuneraciones mensuales hasta el fin del acuerdo. Este
arrebato burocrático apareció en convenios previos, pero la reacción obrera
obligó a que la patronal lo compensara en la liquidación del sueldo. Esta vez,
la compensación no figura.
La
reacción de los trabajadores es furibunda. La tendencia al paro surgió desde
las líneas. Nótese que en vísperas del debate sobre el traspaso del subte al
control de Macri (ver nota), se produciría un espaldarazo sin precedentes a la
burocracia de Fernández, contra la AGTSyP -el gremio que representa a los
trabajadores del subte, el cual pugna por la personería gremial. El consenso en
el cuerpo de delegados es llevar el reclamo paritario a su punto de partida,
28% de aumento al básico y a los viáticos, aumento de la antigüedad y de
licencias.
Corresponsal
Extraído de Prensa Obrera N°1250
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